La involuntaria condescendencia con el MAS

Javier Aguilera WestermanEstamos liberados del yugo político, judicial, social, económico y sicológico del proyecto masista. En Bolivia se respira aire de libertad y armonía, más allá de que todavía algunos no lo pueden creer y otros, no lo quieran aceptar, pero, es cierto, el tirano y su cúpula ya no están.El legado masista después de casi 14 años de ejercicio del poder, es nefasto. Nadie puede negar que este proyecto fue un retroceso para la vida democrática del pueblo boliviano. El MAS demostró ser déspota e implacable contra quienes pensaban distinto; judicializó la política sin ningún tipo de escrúpulos; capturó todos los órganos del Estado y destruyó los equilibrios indispensables para vivir en democracia. Despilfarró los ingentes recursos económicos que ingresaron gracias a los altos precios de minerales e hidrocarburos; endeudó al país y descontroló el equilibrio fiscal. Subordinó y sobornó a las jerarquías militares y policiales; promovió y protegió la corrupción y el abuso de poder de su entorno. Mal utilizó las reivindicaciones de los pueblos indígenas, en especial de los de tierras bajas, para sus propios fines. Secuestro la libertad de expresión mediante la autocensura y la compra de periodistas y medios de comunicación y, finalmente, de la manera más descarada por su relación con al narcotráfico, consolidó a nuestro país como narcoestado.El desenlace y la huida de Evo, Álvaro y demás vía Chapare, así como la reacción criminal de sus huestes cocaleras “defendiendo” a sus líderes desde esa región, dejaron un mensaje muy claro. El Chapare era el área geopolítica y económica del narcoestado. El epicentro de sus operaciones, dotado de toda la infraestructura necesaria para desarrollar las actividades de producción y comercio de droga. Durante años se ha visto como la producción de coca y el narcotráfico se desenvolvían con absoluta impunidad pues, gozaban de la protección de su “presidente” y de todo el aparato político administrativo del Estado y entraron en pánico porque se les acabaría la impunidad.Pero, ¿qué pasa? pues, pese a todo lo constatado, el MAS aparece en primer lugar en las preferencias electorales de los bolivianos. ¿Cómo entendemos esto?Mas allá de la dispersión del voto que parece ser inevitable, no se puede negar que, el masismo era un proyecto con mucha vocación de poder. Gracias a la abundancia de dinero que ingresó al país, consolidó un esquema de prebendas muy eficiente. Los “acomodados” (funcionarios públicos, dirigentes de sus “movimientos sociales”, docentes universitarios, consultores, etc.) que usufructuaron del poder por 14 años, tienen un efecto multiplicador, por tanto, es normal una base electoral importante en torno del 30% del electorado, especialmente en el campo y en los sectores populares que adoctrinó y coimeó eficientemente por mucho tiempo.Es también evidente que, aún las condiciones y capacidades de la clase política democrática y las débiles estructuras institucionales del Estado post MAS, no han podido liberarse del todo de esa mafia disfrazada de partido político (control de la Asamblea Legislativa); por tanto, en esta coyuntura y, entre tanto se vuelve a fortalecer el estado de derecho, el masismo seguirá teniendo chances de influir en la política del país pues, tiene base social y mucho dinero para hacerlo.Que el masismo no se merece semejante nivel de tolerancia, es evidente, pero, así son las reglas de la democracia, algo que el masismo jamás hizo; de ahí que se genera una involuntaria “condescendencia” para con “semejante” partido que, desde todo punto de vista no lo merece.No podemos olvidar que, Evo y el MAS, le fallaron a Bolivia. Usaron nuestra patria para propósitos criminales y la pusieron al servicio de estructuras internacionales delictivas y enemigas de la democracia. Dividieron y enfrentaron a los bolivianos. El masismo, destruyó y sustituyó socialmente los valores universales como la libertad, por la tiranía; la educación por la ignorancia prepotente; el respeto por la humillación al prójimo; la honradez por la corrupción de la viveza criolla y; la ley y el derecho, por la manipulación mañosa para servirse del poder.Es por eso que, los buenos bolivianos, aquel 70% del electorado, debemos destruir democráticamente al masismo para siempre. Hoy, que tenemos una institución electoral proba, la mejor forma de hacerlo es, NO votando por sus candidatos.No hay dudas que, pese a las lavadas de manos y la supuesta conducta democrática de sus actuales dirigentes, que nos consideran estúpidos y, la puesta en marcha de la estrategia internacional del avestruz, concebida y ejecutada por el Grupo de Puebla (exForo de San Pablo), articulando a todos los populistas de la región para liberar a Evo y su vieja cúpula de todos los delitos y atrocidades cometidas, para Bolivia el MAS es una mancha negra de nuestra historia, una vergüenza nacional que no podemos aceptar.

Fuente: Esto También Sucede