Cochabamba tiene 45 camas de terapia intensiva y un déficit de 16% de intensivistas


Un informe elaborado por especialistas señala que la falta de profesionales se debe a la compleja y larga formación requerida, 13 años, y la falta de equipamiento e insumos es resultado de la falta de visión y previsión desde hace largos años.
Imagen referencial de equipos de terapia intensiva. EL PAÍS/TARIJA
Imagen referencial de equipos de terapia intensiva. EL PAÍS/TARIJA

Sandra Arias L.

Cochabamba tiene más de 2 millones de habitantes, según proyecciones para 2020 realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y solo cuenta con 45 camas de terapia intensiva necesarias para la atención de pacientes en estado crítico por coronavirus. El déficit de médicos especialistas en terapia intensiva es de 16% en el departamento, según un estudio realizado por los especialistas Patricio Gutiérrez y Wayra Paz de la Sociedad de Medicina Crítica y Terapia Intensiva.

Gutiérrez, presidente del comité de Medicina Critica y Terapia Intensiva, explicó que los resultados del estudio realizado en marzo (con datos al primer corte) señalan que, en el departamento, una unidad de cuidados intensivos (UCI) promedio cuenta con seis camas, dos de ellas están aisladas entre sí y del resto para atender a los pacientes y las otras cuatro están juntas. Un paciente de COVID-19 requiere aislamiento total para su atención.  Hay 45 camas, en total, sumando las del sector público, privado y de la seguridad social.



Es posible que se esté subestimando el número de camas en el sector privado, aclaró, debido a que muchas clínicas podrían haber evitado reportar sus UCI por temor a que el Gobierno ordene poner su uso al servicio público, pese a que se aclaró que el objetivo del estudio es otro.

La mitad de los hospitales con unidades de terapia intensiva no tiene terapia intermedia. La importancia de este dato se explica al entender que cuando un paciente enferma con cierta gravedad primero debe ir a terapia intermedia, si empeora debe ingresar a terapia intensiva y cuando mejora vuelve a piso (en la jerga médica). Si el paciente es atendido de esta manera, puede recuperar sin complicaciones. Además, una unidad de terapia intermedia puede convertirse en intensiva, eso significa que Cochabamba podría contar máximo con 68 camas.

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Una unidad es algo muy complejo, explicó Gutiérrez, ya que cuenta con una cama, un ventilador mecánico, un monitor multipropósito, entre otros equipos, y debe tener un médico intensivista y una enfermera con posgrado en terapia intensiva. Además necesita de una infraestructura específica, pues consta de varios tubos y necesita que sus cables estén conectados a un estabilizador de corriente, entre otros requerimientos.

Es por eso que cuando el Gobierno anuncia la compra de 500 ventiladores, surge el cuestionamiento sobre el resto del equipamiento y personal. Se conoce que destinará 60 para Cochabamba, pero la ciudad solo tiene 23 espacios (los de terapia intermedia). Entonces ¿dónde se enchufarán los ventiladores? cuestionó Gutiérrez.

DÉFICIT DE ESPECIALISTAS

Una unidad de terapia intensiva en Cochabamba tiene cinco médicos intensivistas, cuando debiera tener al menos seis, y eso supone un déficit del 16%. La ley señala que, a la semana, un médico debe trabajar 120 horas, lo que significaría cinco días de trabajo las 24 horas. Como se puede dejar al paciente sin atención, entonces los médicos deben aumentar las horas de trabajo reglamentario en la semana incluso al doble. Gutiérrez explicó que la carencia de intensivistas se debe a que su formación es muy compleja: necesitan seis años para estudiar medicina general, cuatro para especializarse en terapia intensiva, uno para hacer servicio social rural obligatorio y “devolver” dos años a la institución que los formó. Así, luego de 13 años, recién pueden ejercer en otra institución. “El trabajo de médicos no especializados en el área puede causar problemas porque la formación no es la misma, incluso en el manejo de los aparatos (…) Cochabamba tiene problemas porque esta especialidad fue relegada por años, el equipo y los insumos son muy costosos y no se invirtió porque no se advirtió la importancia y la necesidad”.

En el caso de las enfermeras, una unidad de terapia intensiva cuenta con 20 de las que 10 deben tener licenciatura para la atención de camas. El trabajo es de cuatro turnos, por lo que se requieren 12 profesionales y no solo 10, es por eso que ellas también trabajan horas extra. La situación es similar hasta con el personal de limpieza.

ESTADO DE SALUD

El informe también recogió datos sobre la situación de salud del personal médico. Así, los participantes reportaron que 12% de los médicos de terapia intensiva de Cochabamba tiene más de 60 años. Si se contagiaran con COVID-19 y se acogen a la norma biministerial emitida el 13 de marzo que insta a otorgar licencias excepcionales a trabajadores afectados o catalogados como sospechosos, el departamento perdería el 12% de sus médicos intensivistas. El 37% tiene enfermedades como presión alta, sobrepeso o diabetes que elevan las posibilidades de morir si se contrae coronavirus. Eso significa que cuatro de cada 10 intensivistas está en esa situación.

El estudio sobre el estado de situación de las unidades de terapia intensiva en el país continúa y se siguen recolectando datos. Gutiérrez explicó que se hizo un corte de datos debido a la necesidad de tener información útil para la toma de decisiones. En Bolivia hay 430 camas de terapia intensiva, el estudio incluye a 309, es decir que el tamaño de la muestra es del 70%.

Fuente: OPINIÓN