En camino hacia una nueva economía, postcoronavirus

Vivíamos con una gran sensación de seguridad, nos movíamos por todas partes, trabajando, haciendo negocios o por placer. Cuando descubrimos que a pesar de nuestra ciencia y cultura no podemos lidiar con una agresiva peste viral, entendimos la necesidad de cambiar el enfoque de nuestro trabajo y nuestra economía.

 

Sin embargo la dirigencia mundial y las nacionales, no se ponen de acuerdo en como actuar contra el coronavirus chino y su impacto en la vida de los países. Algunos los  paralizan totalmente, se aíslan y aíslan también a la población; se inmoviliza la economía y la población se esconde, pretendiendo que el virus no los va a encontrar.



Otros postulan que hay que seguir trabajando, aplicando los cuidados sanitarios adecuados, buscando las vacunas y manteniendo la actividad productiva; pues hagamos lo que hagamos tarde o temprano indefectiblemente nos vamos a contagiar y muchos morirán porque tienen enfermedades de base y por la edad, por lo que hay que seguir adelante.

Lo bueno, es que en el proceso una gran población generará anticuerpos y se sanara, por tanto la idea es avanzar y no escondernos, pues corremos el riesgo de entrar en una gran desesperación, anarquía y morir por causa de la violencia, hambre, miseria y otras enfermedades.
Como todos nos contagiaremos, la estrategia es aplicar medidas sanitarias hasta que se logre la vacuna, que es la solución y la idea es cuidarnos para enfermarnos de a poco y evitar un colapso en el sistema de salud hospitalario y la disposición de fallecidos.

Recordemos que en la época del descubrimiento de América, los conquistadores que habían tenido cientos de años de contacto con los virus de los resfriados, lo sufrían pero no morían, mientras por el contrario los indígenas americanos que estuvieron aislados, enfermaron y morían por millones.

Lo que está claro es que a consecuencia del desequilibrio del ecosistema y el cambio climático, los virus que antes no teníamos en nuestro entorno aparecen y para los mismos no tenemos anticuerpos. Por tanto tenemos tomar conciencia de que debemos de hacer algo al respecto y esto es respetar el ecosistema.

En general y en los últimos tiempos, la economía mundial ha funcionado siguiendo dos líneas básicas: la globalización y lo que luego se conoció como revolución tecnológica, la que se consolidó posteriormente como economía digital.

Durante los últimos veinte o treinta años se acelera la globalización, bastante diferente a la que existió en épocas anteriores, por la escala y la rapidez del intercambio internacional de bienes y de la información; que en las últimas décadas explotó a niveles sin precedentes. Las facilidades para viajar, el internet, los acuerdos comerciales y las economías se desarrollaron con rapidez y se combinaron para crear un sistema que es más interdependiente que nunca.

Con plata, seguridad y salud, el mundo se convirtió en un enjambre turístico y de negocios, el que se movía de aquí para allá impulsados por la interconexión digital y las promesas de paraísos remotos y excitantes.

Había un turismo de masas, alentado por los “viajes baratos y con todo incluido”, por lo que cientos de millones de personas se aventuraron a conocer el mundo para satisfacer su curiosidad, sus emociones y sensaciones. Con esa movilidad extrema crecieron la aviación comercial, los hoteles, las agencias de viajes y los guías turísticos, alimentando con una lluvia de dólares, euros y divisas varias, las economías locales. Ahora todo esto se ha frenado con el coronavirus.

 

Por la globalización y al caer las fronteras, los sistemas digitales posibilitaron la gestión global de las empresas y esto permitió y empujo el traslado de los centros fabriles de los países desarrollados hacia aquellos países más atractivos por el bajo nivel de salarios y la disciplina laboral. China, el país más poblado del planeta, se apoderó del negocio atrayendo las inversiones al ofrecer su mano de obra semiesclava, de bajos salarios y sin derechos sociales ni políticos y así vemos que producto de la globalización, el desfase tecnológico y el ansia de ganancias de los empresarios, en el mundo y especialmente en nuestros mercados latinoamericanos todo equipo y producto viene de China.

Sin embargo ahora con el coronavirus y el aislacionismo, las cadenas de suministro fueron interrumpidas y las personas empezaron a buscar fuentes alternativas en su entorno cercano, incluso si estas eran más caras. Frederick Kempe, Presidente del Atlantic Council, ha llamado la atención sobre la amenaza que representa esta dependencia excesiva de China para las cadenas de suministro cruciales, que van desde productos farmacéuticos hasta materiales de tierras raras utilizados en casi todos los equipos de alta tecnología.

La pandemia finalmente nos mostró el peligro de la extrema dependencia que tenemos con las fábricas chinas y orientales, en la que caímos por la globalización y nuestro desfase tecnológico; por esto se está planteando el imponer medidas proteccionistas para favorecer la producción doméstica, lo que por una parte encarecerá el producto, pero por otra permitirá el desarrollo de industrias y de medianas empresas locales, inviables por hoy.

Este nuevo escenario hará que la industria manufacturera occidental, empiece a traer a sus países gran parte de sus empresas y especialmente las de la China y la guerra comercial internacional combinada con la epidemia del coronavirus, hará que gran parte de las actividades productivas sean automatizadas. Veremos un cambio en los modos de producción y los modos de consumo, el  Internet es el sistema de organización en esta nueva economía y se multiplicaran los mecanismos como las impresoras 3D, las entregas rápidas (Pedidos Ya) y de paso el proteccionismo se expandirá.

La nueva economía post coronavirus se orientara también hacia la reorganización de la economía mundial, en busca de un comercio internacional donde la competencia se dé entre países libres y donde los regímenes que usan mano de obra semiesclava se vean obligados a la apertura política e institucional, el respeto al ser humano y al ecosistema en el que vivimos.

Fuente: ovidioroca.wordpress.com