Los chinos no solo inventan cuentos


David Foronda H.

“Es en una dictadura, donde callan a quien quieren, donde no hay libertad, que un virus que se pudo controlar a tiempo fue ocultado hasta que ya el mundo entero estaba en peligro. El que está matando gente en el mundo entero es un virus chino. La dictadura china tenía en sus manos la posibilidad de salvar a miles de personas, de los suyos y del mundo, pero lo que decidió hacer -cuando era el momento adecuado- fue destruir muestras, frenar las pruebas y, sobre todo, ocultar lo que estaba ocurriendo. Lo que la dictadura china ha hecho es un atentado contra la humanidad. Escondieron información y destruyeron muestras, frenaron pruebas, negaron durante semanas lo que ya sabían.

En diciembre de 2019 los laboratorios tenían identificado el nuevo virus altamente infeccioso que ya causaba estragos en China”, dice Vanessa Vallejo, en una columna que escribió en PanAm Post, hace algunas semanas. Luego, otra investigación de un medio de comunicación estadounidense que, dice, accedió a informes confidenciales, también así lo demuestra.



Volviendo a lo descrito en PanAm Post, se da cuenta que “fue casi un mes después cuando por fin reconocieron que lo que ocurría era una transmisión de persona a persona.Esas semanas en las que se ocultó todo eran la clave para evitar la pandemia que hoy mata a gente en el mundo. Durante enero se calló incluso a aquellos médicos y científicos héroes que, desafiando las órdenes empezaron a alertar al mundo de la gravedad del asunto.Hoy tal vez la historia más conocida es la del doctor Li Wenliang. Gracias a él la noticia se difundió inmediatamente, y fue arrestado. Días después fue  liberado, no sin antes obligarle a firmar un documento en el que debió aceptar que había cometido un acto ilegal al hacer “declaraciones falsas” en las redes sociales y en el mismo se comprometía a “reflexionar seriamente” sobre sus “errores”. Li volvió a atender en los hospitales de Wuhan llenos de enfermos de coronavirus, fue contagiado y murió a los 34 años dejando una esposa embarazada y un pequeño hijo. Será recordado como un héroe que fue perseguido y silenciado”, añade.

Se hace hincapié en que “la dictadura china incluso promovió el banquete chino del Año Nuevo Lunar que se celebra a finales de enero y donde millones de personas hacen tránsito por todo el país visitando a sus familiares. El 23 de enero, según denuncia Wall Street Journal, aproximadamente 5 millones de personas abandonaron Wuhan sin ser examinadas por la enfermedad. Incluso hoy, ciudadanos chinos prominentes que critican la respuesta del gobierno desaparecen repentinamente. Un estudio publicado en marzo concluyó que si se hubiera actuado tres semanas antes, previniendo y aislando a los infectados, la cantidad de casos de contagio podría haberse reducido en un 95% y su extensión geográfica se habría limitado. De China salió el coronavirus -igual que el SARS-; frenó las pruebas, destruyó las muestras, ocultó información durante semanas y, a sabiendas de  lo peligroso que era el virus no hizo nada para advertir sobre el contagio en otras naciones. Ahora nuestros países intentan como pueden sobrellevar esta tragedia. Las fuerzas y energías deben estar puestas en salvar vidas y en mirar cómo enfrentar la terrible crisis económica que viene”, enfatiza.

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Ahora bien, lo evidente es que el corona virus ha llegado para poner virtualmente “patas arriba” a la sociedad mundial, por lo que ahora ya se comienza a avizorar un horizonte negro para la humanidad toda en el campo económico, se dice, con despidos masivos de trabajadores, y una recesión que prevén como una especie de “agorera crónica” sobre las penurias que le aguardan al hombre en el orbe.  

De ahí que especialistas internacionales hablan de que será necesario aplicar la flexibilización económica para evitar ese colapso financiero mundial, aunque aún tienen que orientar concretamente a los gobiernos sobre el particular. Asimismo, otros señalan que las cuarentenas -que aunque se asegura son el recurso más eficaz para frenar el avance del coronavirus- traen consigo otra amenaza: la pérdida de libertades a manos de los Estados, porque se toman medidas que -agregan de manera polémica- impiden que la gente trabaje y produzca, pues no toman dimensión del descalabro que generan, y luego como paliativo prometen repartir dinero que no tienen. Ya son más nocivos que el virus, como en nuestra Argentina, opinan expertos, según escribió también en PanAm, Marcelo Duclos, hace un par de semanas.

Como fuere, se aguarda que en el país nuestro gobierno maneje con tiento todo lo relativo al tema a fin de evitar problemas sociales, el “freno seco” a la economía nuestra en general, los desbordes a cargo de alguna gente como el fruto de intereses políticos, y otros aspectos que deben estar orientados a brindarle certidumbre y seguridad a Bolivia y los bolivianos. ¡Dios ilumine a gobernantes y gobernados para transitar por los senderos de la paz y la concordia!