Carlos Federico Valverde Bravo
Se define Proporcionalidad como la: correspondencia de las partes con el todo o de una cosa con otra.
Vamos al tema:
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El todo: Bolivia: 3.372 contagiados (dato al jueves 14 de mayo)
Las partes: SCZ: 2163,
Beni 509
Entre los departamentos de: Santa Cruz (2.163) y el Beni (509) sumaron 2.672 contagiados de COVID, hasta el 14/05. Eso significa que el 79,24%, de los contagiados del país están en esos 2 Departamentos, sin embargo, de los 170 respiradores que llegaron, 30 se entregaron para Santa Cruz y 10 al Beni, eso significa que, entre los 2 departamentos se recibieron 40 respiradores o sea, el 23,53% de los mismos. Y no quiero llegar al extremo de sugerir que proporcionalmente tendría que disponerse de 109 respiradores para Santa Cruz y 26 para el Beni porque eso ya no sería equitativo para con los demás Departamentos pero, los respiradores entregados a esos 2 Departamentos no se acercan a lo proporcional ni a lo equitativo.
Evidentemente, estamos ante una desproporcionalidad, es decir, lo contrario de la “proporcionalidad” que debiera haber entre el número de respiradores entregados con el número de enfermos contagiados en cada Departamento, aunque, reitero, hay que ser equitativo y, acercándose a lo justo, ceder en los números totales.
Se consignan los números del jueves y no se los actualiza hasta el sábado por la noche porque se toma como referencia el día de la entrega de los respiradores.
Tengo la impresión de que el discurso que hizo la Presidenta el día jueves, cuando entregó los equipos fue, tal vez el más franco y sincero de sus discursos desde que comenzó la crisis de salud, lamentándose por la demora en entregarlos y reconociendo que los bonos “probablemente no sean mucho”… “estamos haciendo todos los esfuerzos”, dijo… y, aun cuando se crea en su sinceridad hay preguntas que hacer.
La primera es preguntarse, quién le saca las cuentas “distributivas” a la Presidenta Añez; quién fue la persona que definió y recomendó la distribución tan desproporcionada de los respiradores; eso es de procedimiento y creo que, evidentemente, no ha sido su excelencia la Presidenta quien se encargó de eso.
Y se concluye que la política o si se quiere el “electoralismo” metió la cola y, contra toda lógica o recomendación de equidad (cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones; en este caso hay que tachar, por supuesto, la palabra mérito) en función de los números de seres humanos complicados con el COVID-19, no se le dio “a cada quien lo que corresponde”.
La mente de quien distribuyó debe haber pensado que entregar “por departamento” en función de habitantes sanos tiene más sentido electoral, así, La Paz recibió el mismo número que Santa Cruz, 30 y, Cochabamba, 20 (10 más que el Beni) cuando tiene casi un tercio del número de contagiados de este Departamento, pero, al menos 4 veces más de población.
Y no se trata de que no se entreguen respiradores a todos los departamentos y municipios; se trata de aplicar equidad y proporcionalidad en la entrega de los primeros respiradores que llegaron, dado que, como dijo la Presidenta, llegarán más.
Maggy Talavera, periodista cruceña, en su sitio de Facebook escribió: “Que tragedia la nuestra”; reclamando porque “cambian los gobiernos, pero no las taras centralistas que continúan” y me suscribo al artículo en todo, probablemente de no haberlo escrito ella yo hubiera hecho algo parecido porque fue lo primero que me dije la noche del jueves y en mi programa del viernes, pero Maggy se encargó de ello y me deja espacio para asegurar, además, que hay una mirada muy electorera en la distribución; se invirtió la llamada equidad y se hizo cálculo político.
Quienes trabajan con la presidenta son políticos y buscan reproducir el poder y por ello no logran separar la campaña de la acción de gobierno; ahí es cuando el discurso, que para mí fue sincero, queda desmarcado porque, más allá del centralismo que existe con cualquier Presidente que le haya tocado estar, los operadores piensan en otra cosa; más allá del servicio, en las ánforas electorales.
En este caso, creo que al centralismo le gana lo electoral y no es buena señal, porque deja al descubierto una tremenda inequidad y desproporcionalidad, además de una carencia de justicia, porque esta se expresa como “darle a cada cual lo que le corresponde en derecho.
Tener más enfermos no es un mérito de Santa Cruz y el Beni, es una desgracia; ténganlo claro, cuando les toque entregar los “respiradores más complejos” a los que se refirió recién Oscar Urenda, esos que tienen que llegar. Cuando estén aquí, sabremos cuál es la verdadera intención del Poder: equidad o elección
Fuente: eju.tv