La postura de Evo Morales sobre la situación de Julian Assange es un monumento a la contradicción. Mientras el mandatario cocalero se solidariza con su aliado del ALBA, Rafael Correa, y condena la negativa de Londres a permitir la salida del fundador de WikiLeaks a Ecuador, la administración evista niega el salvoconducto al senador Roger Pinto, refugiado en la embajada del Brasil en La Paz, para que el legislador opositor pueda viajar a su lugar de asilo en Brasilia.Con su habitual grandilocuencia demagógica, el presidente Morales dijo en referencia a Inglaterra que “el tiempo de saqueo y de invasión ha terminado” y que “esta agresión no sólo es a Ecuador, es a Bolivia”.Afortunadamente, no volvió a repetir aquello de que los indígenas latinoamericanos lucharon contra el imperio británico y contra los romanos.Lo cierto es que el caso Assange le viene como anillo al dedo a los regímenes neo-autoritarios del bloque chavista para reposicionarse como “víctimas de las potencias occidentales” y para subir sus alicaídas imágenes democráticas.Es la opinión del politólogo colombiano Vicente Torrijos, para quien el asilo otorgado al “ciberespía” le proporciona a Correa “una gigantesca cortina de humo con la que pretende ocultar la forma en que trata a la prensa en su país”. Torrijos hace alusión a los múltiples procesos impulsados en Ecuador contra periodistas, por una justicia sospechosa de estar controlada por el gobierno.De igual forma, los gobiernos afines de Bolivia y Venezuela aprovechan la coyuntura para lo mismo, luego de que su posición sobre WikiLeaks diera varios bandazos.En efecto, la primera reacción de los “bolivarianos” fue aplaudir a Assange, cuando éste dio a conocer documentos clasificados de Estados Unidos, pero luego pasaron a la furia y la vociferación contra la “basura imperialista de WikiLeaks” cuando los archivos comenzaron a mostrar información crítica hacia sus regímenes (Ver: “Evo Morales dice cosas estúpidas todos los días”).Nada de esto existe ya en la corta memoria de las “democraduras” del ALBA, que reescriben la historia casi a diario según su conveniencia.¿Y qué hay de Assange, el personaje principal de esta opereta?El hombre más parece tener pasta de antihéroe, no obstante lo cual las normas del derecho internacional lo hacen merecedor del asilo político.Su “cruzada por la verdad” está fuertemente sesgada, concentrándose en el “imperio norteamericano” mientras presenta programas en la TV internacional del semi-dictador ruso Vladimir Putin, o mientras entrevista a terroristas de Hezbollah que defienden a la tiranía siria.Ya nos podemos imaginar el amplio uso en estrategias de desinformación que querrá hacer de Assange el eje chavista…[email protected]