El Nuevo Día. Bajo el Penoco. Bolivia es un país trucho y su presidente acaba de confirmarlo, él también es trucho o al menos le gustan las cosas truchas. Y que nadie se moleste con esta palabrita que ya tiene un lugar ganado en la Real Academia Española. Que no se preocupen los que venden discos y libros «piratas», el jefazo acaba de darles la bendición. Lo mismo con los contrabandistas, los cocaleros ilegales, los falsificadores y ramas anexas. «Ya se ocuparán los abogados de legalizarlos, para eso han estudiado». Y como este país, además de trucho, tiene el mayor índice de políticos per cápita, a partir de lo que mencionó el Evo Morales en Cochabamba, toda acción humana puede adquirir la jerarquía de «política». Un chico en el colegio podría decirle a su profesora que no copia por flojo, sino por «política», que cruzamos el semáforo en rojo o que pagamos coimas también por esa «honrosa» razón. La frase «Cuando un jurista me dice: ‘Evo te estás equivocando…’ yo le meto por más ilegal que sea. Después les digo a los abogados: ‘Si es ilegal, legalicen ustedes, para qué han estudiado». Evo Morales, presidente de Bolivia. El Nuevo Día – Editorial.