¿Anclados en…?


La Razón

Columnistas

Gary Antonio Rodríguez A.*



No fue un embajador —común o «extraordinario»— ni el Ministro de Relaciones Exteriores y Cultos quien dio la cara: fue S.E., Evo Morales, quien firmó una carta pública sentenciando que la Ronda de Doha de la OMC estaba anclada en el pasado al no enfrentar los verdaderos problemas mundiales, como la crisis alimentaria.

La nota reclamaba «anclar en el presente» la Ronda de Doha. ¿Cómo? Seguramente a la boliviana: imponiendo «precios justos» a los alimentos (precios políticos); prohibiendo su exportación y subsidiando lo importado; defenestrando a la agricultura moderna e incentivando a la agricultura familiar-campesina-comunitaria-no mercantilista, esa que recibe tractores «para la foto» y no tiene idea de cómo usarlos; una agricultura del trueque, sólo para los bolivianos, que deje ociosas más de 12 millones de hectáreas cultivables para no darle gusto a las transnacionales, aunque con ello millones se priven de comer lo que produciríamos en demasía.

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La carta reclamaba también «más protagonismo» para los países en desarrollo —viniendo el pedido desde Bolivia, donde las ONG pululan— entiéndase: «más viajecitos a Ginebra para oponerse a todo» como ocurre hoy en la Comunidad Andina donde obstaculizan los TLC entre Colombia, Perú y EEUU; debilitan al bloque con sus controversiales acciones (buscando la destitución del secretario Freddy Ehlers); bloquean la negociación con la UE; y crean anticuerpos, como el rechazo del Ecuador a que un boliviano —que obnubila a S.E.— cumpla su deseo de ser Secretario de Unasur, lo que viniendo de un «gobierno de cambio» como el ecuatoriano ¡por algo será!

Este tipo de posicionamientos; las imperdibles cátedras de economía por TV y radio; los fallidos pronósticos de inflación; las inversiones que no llegan; el caprichoso manejo de las cifras oficiales y otras prácticas derivadas del ejercicio del poder en el país, sirven ya como sabrosos «casos de estudio» para analizar en las universidades lo que debió hacerse bien y no se hizo. Estando todo registrado, servirá también a futuro para mostrar la impericia —cuando no la impostura— de sus protagonistas. Sólo es cuestión de tiempo.

Pero, la nota también hablaba de «…limitar el consumismo, el derroche de recursos naturales, la eliminación de gases de efecto invernadero y la generación de basura que daña a la Madre Tierra»… ¡Su madre será! La «tierra» no es mi madre; yo no soy fetichista, pagano, ni idólatra. Pero, respetando su sincretismo: ¿Es sincero lo que dicen? De ser así: ¿Por qué visten costosos trajes occidentaloides con remiendos originarios? ¿Por qué volvieron a las «corbatitas neoliberales»? ¿Por qué no ponen coto a quienes derriban árboles, para sembrar coca? ¿Por qué contaminan el aire con sus lujosos autos? ¿Por qué no acaban con la droga que tanto daña al mundo? ¿Por qué?

*Gary A. Rodríguez A.

Es economista y gerente general del IBCE.

 

 

 

 

 

 


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