Editorial. El Nuevo Dia. Evo Morales ya dividió al país, pero será imposible para él romper la unidad de las cinco regiones que fueron al paro cívico este martes 19 de agosto. La fuerza de las estadísticas que esgrime el MAS para intentar encaramarse sobre todo un país, difícilmente podrá imponerse sobre el deseo de millones de bolivianos de vivir libres de un Gobierno que busca destruir la democracia, los medios de producción y el Estado de Derecho.
Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca tienen muchas cosas en común. En conjunto, estos departamentos son dueños del mayor potencial productivo del país; son propietarios de casi el 90 por ciento de las reservas de gas y entre todos son responsables de más de la mitad del Producto Bruto Interno de Bolivia, hechos que no sólo han sido un bondadoso regalo de la naturaleza, sino el resultado de décadas de trabajo y la consolidación de una visión de su gente, que ha colocado a esta parte del país en mejores condiciones para integrarse con el mundo. Desde el punto de vista político aquí ha nacido el proyecto que puede salvar a Bolivia del fracaso histórico, al que Evo Morales le ha puesto un acelerador.
El fraude y el matonaje sindical le han regalado al MAS un 67 por ciento que ahora quiere utilizar para arremeter con una constitución política que sumirá a Bolivia en una eterna ingobernabilidad y que destruirá, tal vez para siempre la democracia representativa. Ese texto, que afianza la inseguridad jurídica, que fracciona el territorio en un sinnúmero de nacionalidades, que destruye la propiedad privada y aniquila el aparato productivo nacional, tiene una única bondad y es la de buscar la perpetuidad de un esquema político que ha dado muestras de una incapacidad, que está conduciendo a un desastre económico en el corto plazo.
La paralización de ayer es el testimonio vivo de que los resultados del 10 de agosto, le dan apenas un triunfo parcial al MAS que no le asegura más que un dominio feudal y caciquista sobre una parte del territorio. Más allá de que en estas cinco regiones se ha producido un enérgico rechazo al proyecto totalitario masista, lo más relevante ha sido el voto positivo hacia una forma de vida y de organización política acorde con el profundo derecho de los pueblos a su autodeterminación.
Es inútil para todos seguir haciendo pulseadas y midiendo fuerzas a cada paso. Ambos territorios han sido perfectamente demarcados y la voluntad de los pueblos que habitan en los dos lados de una línea (que ya no es imaginaria), se ha inclinado por la búsqueda de un destino claro y definitivo. El MAS no va a admitir esa derrota, pero las regiones sí son capaces de afianzar la unidad y buscar entre todas el rumbo que está marcando la historia. Si la gente tiene que elegir de nuevo, que sea por una pregunta trascendental, que termine de una vez por todas con los caricaturescos intentos que ha habido desde 1825, de construir un país que nació fallido.
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Las regiones son capaces de afianzar la unidad y buscar entre todas el rumbo que está marcando la historia. Si la gente tiene que elegir de nuevo, que sea por una pregunta trascendental, que termine con los caricaturescos intentos que ha habido desde 1825, de construir un país que nació fallido.