La Razón.
El viernes en la noche, el entonces comandante de la Policía de Santa Cruz, coronel Wilge Obleas, y su ayudante salieron de una reunión en el Comité Cívico y tuvieron que empezar a correr para evitar que jóvenes armados con palos los agredan.
Ninguno de los dos se salvó de los golpes ni llegó muy lejos, pues los hombres que les perseguían primero hicieron trastabillar al ayudante de Obleas, quien cayó a un charco e hizo volar un cuaderno que llevaba en la mano.
La segunda vez que cayó recibió varios golpes y patadas del grupo de personas que le perseguía. Ni bien se puso de pie corrió hacia donde se encontraba Obleas, a quien le pusieron zancadilla, le hicieron caer y en el piso le comenzaron a patear, pisar y golpear con palos de madera y ramas de árboles.
El ayudante se puso casi sobre Obleas para evitar que lo lastimen, pero los golpes llegaban por todo lado, en la cabeza, la espalda y las piernas. Los jóvenes que les propinaron esa golpiza esperaban en la puerta del Comité Cívico. Fueron otros hombres que llegaron al lugar para evitar que continúe la agresión contra la autoridad policial y su ayudante.
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«El coronel está bien, está restablecido», comentó ayer el subcomandante de la Policía, general Rolando Caballero, en comunicación telefónica con este medio.
En La Paz, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, dijo a los medios de comunicación que «quiero lamentar que a una reunión a la que fue invitado el Comandante Departamental (de Santa Cruz) y algunos generales de la Policía, en el Comité Cívico, donde les dieron plenas garantías, sin embargo, al salir fueron agredidos algunos oficiales y generales de la Policía».
Agregó que «creo que esto habla muy mal de estos dirigentes cívicos que persisten en su afán de generar violencia contra la Policía Nacional, poniendo en riesgo la seguridad ciudadana».
El viernes hubo un enfrentamiento entre policías, discapacitados y unionistas, en el segundo anillo y en las puertas del Comando Departamental.
Cruceños se mantienen en vigilia y la tensión no cesa
Las autoridades departamentales cruceñas llamaron ayer a mantenerse en vigilia pero sin causar excesos ni violencia, luego de que el viernes se produjera un duro enfrentamiento entre las personas con discapacidad, los jóvenes unionistas y la Policía.
Ni los fuertes vientos ni el sol que azotaban ayer a la ciudad de Santa Cruz detuvieron la concentración a la que convocó el prefecto Rubén Costas en las inmediaciones del Cristo Redentor, donde pidió a la población mantenerse en vigilia.
«Les voy a pedir que se mantengan en vigilia hasta que tengamos las cosas en orden y cumplidas, pero no generemos violencia, porque eso es lo que quieren (los del Gobierno)», dijo la primera autoridad cruceña
La asistencia de la gente a esta concentración no fue masiva en comparación con otras convocatorias de la Prefectura.
La susceptibilidad de la gente era notoria. Un incidente relacionado con ello se produjo al sentirse un ligero olor de gases químicos, que hizo que los unionistas se retiren en medio del discurso del presidente cívico, Branko Marinkovic, para constatar su procedencia.
A una cuadra de esta concentración se encontraban cuatro personas que más tarde fueron reconocidas como «agentes de inteligencia del Gobierno», que esparcían polvo químico picante en dirección a los manifestantes. Esto causó la ira de los jóvenes, que fueron tras ellos.
Tres lograron escapar y uno se refugió en un restaurante. Allí, ante los medios de prensa, admitió ser policía, pero no quiso dar su nombre. Al final, en medio de la presión de los miembros de la Unión Juvenil, el hombre fue trasladado, rodeado por periodistas, hasta el Comando Departamental policial, que se encuentra a dos cuadras del lugar de la concentración.
Al finalizar el acto, que se cerró con el discurso del prefecto Rubén Costas, la gente empezó a dirigirse hacia el Comando policial, pero fue detenida por Costas que pidió calma. «Vámonos todos juntos en paz, no permitamos que haya violencia».
Pese a este llamado, gran cantidad de los presentes se dirigió a las puertas del Comando para acompañar a los discapacitados, que dejaron sus pertenencias en estas instalaciones el viernes después del enfrentamiento.
Con los efectivos policiales atrincherados en la puerta de la entidad policial, la tensión crecía. Algunos miembros de la Unión Juvenil llegaron incluso a agredir y golpear al camarógrafo del canal gubernamental.
Entretanto, en la localidad de Pailas, a 43 kilómetros de la ciudad, un grupo de unionistas se apostó en el ingreso del puente ante el rumor de que un contingente de masistas llegaría. Al final no hubo mayores incidentes. Redacción Santa Cruz.