El gobierno decide que la fuerza y la violencia es el camino para imponer su proyecto político, llevando al país a la fractura y la guerra civil, o abre el camino para el reencuentro entre bolivianos.
x Zoe
Una nueva jornada de violencia en el país con el saldo lamentable de 8 muertos confirmados en Pando.
El presidente Evo no dio la cara, delegó al vicepresidente que habló anoche y algunos canales privados le hicieron el favor de transmitir parte de su mensaje, pues, los trabajadores del canal gubernamental, en un hecho insólito, suspendieron temporalmente las emisiones en protesta por los abusos del todopoderoso ministro Quintana.
Pese a los muertos, los heridos, y el aumento de la violencia en el país, el gobierno lejos de mostrar una mínima señal de apertura al dialogo, aumentó el tono amenazador contra los manifestantes de las regiones en conflicto.
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El vicepresidente, que se jacta de los 10 mil libros en su biblioteca, demostró su maestría en el vocabulario de insultos. En tono iracundo llamó «golpistas», «asaltantes», «ladrones» y «terroristas», seguramente recordando su pasado, a los ciudadanos de la media luna movilizados por la defensa de los recursos regionales, hoy arrebatados por el gobierno del MAS.
García Linera y el gobierno, suponen que el clima ideal para una negociación nacional, porque de eso se trata, ya no de dialogo, se creará con el siguiente mensaje:
«A la banda de golpistas de prefectos y cívicos, responderemos con la voluntad unitaria de los bolivianos»
«Exigimos el repliegue de los grupos de asaltantes, ladrones y terroristas» de las instalaciones energéticas e instituciones ocupadas
«Los prefectos pagaran con responsabilidad económica y penal por los crímenes cometidos»
Menos mal que en medio de tanto insulto, el vicepresidente se acordó de dar una condolencia por los muertos y anunciar duelo por 24 horas, lo cual confirma que los campesinos fallecidos fueron enviados por el gobierno y pertenecían a las filas del MAS, porque los muertos de la Calancha en Sucre y los más de 30 que se produjeron en los últimos dos años, jamás merecieron una mención de pesar por parte del Presidente ni del gobierno.
El momento es crítico y detrás del discurso oficial y la actitud encubierta del gobierno, la ciudadanía debe estar alerta a las señales.
Evo Morales dijo «la paciencia tiene un límite». García Linera anuncia desplazamiento de tropas para «proteger» las instalaciones petroleras y del Estado. Miles de militantes masistas agrupados en sindicatos y «organizaciones sociales» inician cercos para ahogar a las regiones de la media luna. Echan al embajador de EEUU. Chávez amenaza con enviar de inmediato tropas venezolanas para defender al gobierno de Evo. Todo un plan.
Un plan al que se ha sumado las Fuerzas Armadas, con el respaldo de una orden escrita que hasta ahora Evo había eludido firmar, pero que ya existe. Es así que la tarde de ayer jueves empezó el desplazamiento de contingentes militares y tanques bien equipados hacia Santa Cruz y la región del Chaco.
El gobierno hasta ahora no dio señales de querer el diálogo, pese a las decenas de exhortaciones de instituciones nacionales e internacionales para procurar la pacificación. No es el estilo del Presidente. Don Evo vive por y para el conflicto.
Sin embargo, se ha abierto una tenue luz de esperanza para el diálogo que partió, precisamente, de uno de los prefectos de la media luna, Mario Cossio de Tarija. El gobierno ha respondido citándolo a una reunión en La Paz.
Es lamentable que la sangre de bolivianos, pueden ser ya 15 muertos hasta el momento en Pando, haya tenido que correr para ablandar la conciencia de los mandatarios y abrir una posibilidad de encuentro. Ojala no sea un nuevo engaño.
La opción es clara: El gobierno decide que la fuerza y la violencia es el camino para imponer su proyecto político, llevando al país a la fractura y la guerra civil, o abre el camino para el reencuentro entre bolivianos.