Demandan limpieza del Padrón Electoral


«La más elemental racionalidad y prudencia nos aconseja no ir a ninguna consulta popular mientras no se disponga de un padrón nacional electoral absolutamente confiable y transparente«

El Deber

NECESIDAD DE UN NUEVO PADRÓN ELECTORAL



Mario Rueda Peña *

Si revisamos las ediciones de la prensa boliviana nos encontraremos con una serie de registros informativos sobre irregularidades en la extensión de cédulas de identidad personal. Abundan casos de ciudadanos extranjeros detenidos en aeropuertos o centros urbanos de hospedaje con documentos falsos de nacionalidad boliviana, obtenidos en el país para poder ingresar sin problemas a Estados Unidos o a ciertos países europeos.

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No son pocos también los casos de bolivianos que al tramitar en las respectivas oficinas la renovación del citado documento, se encontraron con la ingrata sorpresa de que su identidad personal había sido usurpada por otra persona. Muchos, sin duda alguna, estuvieron al borde del síncope cardiaco, cuando del otro lado de la ventanilla se les notificaba que eran personas inexistentes, porque sus nombres ya no aparecían en el sistema.

En consecuencia, cojea de las dos patas la repartición policial encargada de brindar seguridad al sistema. Errores mecánicos en la recepción y registro de datos, pero también actos de corrupción, constituyen la causa de tan penosa falencia. Contribuye con lo suyo un obsoleto sistema manual de registro. Provoca pena ver al personal encargado de esta labor tecleando todavía viejas máquinas de escribir, en locales repletos de gente, donde siempre hay personas dispuestas inclusive a afrentar la ética (‘coimas’) con tal de sacar sus papeles en tiempo récord.

Lo grave es que tales y otros tipos de irregularidades pasan a formar parte de la carga bactericida que emponzoña la confiabilidad, la seguridad y la transparencia que debe acreditar el padrón nacional electoral, cuya nómina de votantes proviene de fuente tan entenebrecida. El análisis de hemeroteca nos muestra otros componentes de la cuestionada gabela. En los diarios encontramos recurrentes titulares sobre acciones ilegales en el proceso de ‘carnetización’ gratuita. En la zona rural del país se distribuyeron cédulas de identidad personal sin la previa presentación de certificados de nacimiento, como manda la ley. Sin duda alguna que en esta omisión radica la clave del exagerado crecimiento cuantitativo del padrón nacional electoral.

Así las cosas, la más elemental racionalidad y prudencia nos aconseja no ir a ninguna consulta popular mientras no se disponga de un padrón nacional electoral absolutamente confiable y transparente. De cara a este objetivo surge ahora la propuesta de ‘blindar’ totalmente el registro ciudadano contra toda posibilidad de fraude electoral. Esto se conseguiría pasando del actual padrón a uno con fotografía y huella digital. Recordemos cómo esta modalidad acabó con el cobro fraudulento de rentas en el viejo sistema de reparto. Nadie se atreve ya a ir a una ventanilla bancaria a recibir pensión ajena falsificando la identidad personal del beneficiario o haciéndose pasar por un jubilado fallecido, porque corre el riesgo de que al descubrírsele inmediatamente su impostura, termine en la cárcel. La propuesta aludida sugiere inversión millonaria y tiempo, exigencias que obligarían a deshacer el ‘paquetazo’ gubernamental de referéndums. Juzgamos necesaria esta suspensión, puesto que lo único que harían las futuras consultas populares sería echarle más gasolina al fuego de la actual crisis política. El verdadero referéndum de insigne rango ‘decisional’ lo tendremos en 2010, cuando los bolivianos vayamos a las urnas para definir quiénes rigen en Bolivia y en qué dirección. Las consultas que quiere el Gobierno son tan innecesarias como riesgosas.

* Columnista

La Razón

Editorial

REGULARIZACIÓN DEL PADRON ELECTORAL

Puede haber margen suficiente para proceder a la modernización del Padrón Electoral sin perder el tiempo en auditorías, cuyos resultados únicamente quedarían para la historia y sólo estarían relacionados con el reciente referéndum revocatorio.

Existe el suficiente consenso público de que el actual Padrón Electoral no es garantía para ninguna consulta popular futura, especialmente luego de constatarse que se halla «contaminado», un eufemismo que ahora se usa para no decir que está plagado de irregularidades e insuficiencias.

De momento, se menciona la posibilidad de realizar una auditoría general, con el apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque el presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), José Luis Exeni, habla de una auditoría técnica, que implicaría efectuar sólo un trabajo por muestreo.

Sin embargo, la misma autoridad electoral ha ido más allá, señalando que se debe adoptar medidas modernas como la inclusión de la fotografía en los registros correspondientes y, mejor aún, instituir el sistema biométrico, que consiste en el control de las huellas digitales en el Registro Electoral.

Como se trata de contar con un padrón plenamente confiable, lo mejor será dar el salto y proceder, sin más pérdidas de tiempo, a poner en práctica el sistema biométrico, o sea, modernizar la base de datos al máximo.

Más adelante —si es que continúa la tendencia de llevar a la ciudadanía con mucha frecuencia a las urnas—, no estaría mal pensar en que los procesos electorales se concreten por medio de computadoras, como ocurre en Brasil con una admirable eficiencia pues en 48 horas, como máximo, se dan a conocer los cómputos nacionales.

En cuanto a la «contaminación» del padrón, se han conocido múltiples denuncias, hasta con demostraciones fotográficas y televisivas, de que en el pasado referéndum boliviano se ha incurrido en anomalías. La última de ellas salió de la Corte Departamental Electoral de Santa Cruz, tras haberse establecido que en su padrón había 160.000 electores inscritos irregularmente porque no tenían las fechas de nacimiento, dato fundamental para un registro de esta naturaleza. La constatación se hizo con el Registro Civil, donde simple y llanamente no están consignados los nombres de los referidos «electores», por tanto menos podían figurar las fechas de nacimiento.

Por otra parte, Exeni admitió la existencia de vacíos en las normas y en el propio Código Electoral y que, por lo tanto, es necesario subsanarlos «con el fin de darles mayor transparencia a las consultas populares». En el caso del Código, cualquier adición o reforma sólo puede hacerla el Congreso y, viniendo de éste, seguramente supondría algún retraso.

Puede haber margen suficiente para proceder a la modernización del Padrón Electoral sin perder el tiempo en auditorías, cuyos resultados únicamente quedarían para la historia y sólo estarían relacionados con el reciente referéndum revocatorio.

En vista de que se avecinan nuevas consultas populares, lo que ahora debe importar es el futuro. El Gobierno ha aprobado un decreto fijando el 7 de diciembre como fecha de dos referendos destinados a aprobar su proyecto de Constitución, conjuntamente con tres elecciones: de prefectos de La Paz y Cochabamba, de consejeros departamentales y de subprefectos.

Para no llegar con las mismas susceptibilidades del último proceso electoral, lo mejor será modernizar y purgar el Padrón Electoral, hasta dejarlo totalmente regularizado.


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