El “enemigo” como aliado

image Puntos de vista. Los Tiempos.

Si existe un verdadero propósito en el gobierno del MAS para combatir la corrupción, los medios de comunicación, en lugar de ser el principal enemigo, en los hechos pueden ser un aliado importante en la consecución de ese objetivo. Así lo demuestra el último escándalo en YPFB que, sin la participación de la prensa, supliendo el trabajo investigativo y fiscalizador de otros entes creados para el efecto, es posible que nunca hubiese sido descubierto.



Las evidencias irrefutables presentadas por los medios independientes han permitido al presidente Morales tomar las acciones del caso. Es ese 90 por ciento de periodistas, a los que califica de “deshonestos” y “vendidos”, los que le han hecho caer en cuenta que hay corrupción en los niveles más altos de su entorno; el otro 10 por ciento, integrado por los que el Primer Mandatario considera “honestos”, por lo general oculta la realidad por un mal entendido compromiso con el régimen.

La conveniencia de inclinarse por una u otra opción debe ser motivo de un cuidadoso análisis por parte de quienes manejan los destinos del país; una prensa sumisa que refleja sólo los aspectos positivos pasando por alto los negativos, si bien llenará las expectativas de los gobernantes, en el fondo no hace más que pintarles un panorama falso que los conduce por un camino errático al momento de tomar las decisiones.

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Una prensa libre y sin compromisos y, por lo tanto, imparcial, causa malestar en las altas esferas del poder, cuando, por el contrario, debería ser tomada como un instrumento para, en su caso, reorientar políticas equivocadas o investigar denuncias sobre actos de corrupción. El papel fiscalizador de los medios de comunicación es reconocido en todos los países democráticos y no en vano se lo protege mediante preceptos constitucionales que defienden el derecho de la libre expresión.

Una cabal interpretación del rol de los medios sería muy beneficiosa para el partido gobernante; el “peor enemigo” puede convertirse en un aliado, si es que existe, claro, la convicción de trabajar de manera honesta y en función de los intereses del país.