Epizana: a un año, la única respuesta es narcotráfico

Triple linchamiento. La población en la que tres policías fueron linchados el 26 de febrero de 2008 se devela cada vez más como ruta de tránsito de droga. Hasta ahora, las investigaciones apuntan a que el crimen se debió a un caso de “volteo”

imageUno de los policías linchado en la morgue. | Carlos López



Los Tiempos

Redacción central

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Epizana. Oscuridad. Calles vacías, tiendas cerradas y quietud. Es 25 de febrero de 2008 por la noche y una pelea rompe la calma. A pocos metros del retén, hay tres policías en una trifulca con Zenón Soria, transportista y hermano del corregidor. Así se comenzaba a escribir el triple linchamiento de policías que extorsionaban a presuntos traficantes de droga.

Las ejecuciones revelaron que Epizana es una veta del narcotráfico. Los cocales de Yungas de Vandiola, cercanos al lugar, son una fuente inagotable de materia prima. Varios traficantes han caído con grandes cargamentos. A fines de 2008 la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) se incautó de 74 kilos de droga. En 2009, se secuestraron más de 100 kilogramos.

Hay coca barata. La producción de Yungas de Vandiola se remata a la mitad del precio comercial. Un taque se cotiza hasta en 900 bolivianos, pero en la zona se vende en menos. Los tres policías tuvieron que morir para que Epizana sea reconocida como una de las principales rutas del narcotráfico.

Se barajaron varias hipótesis sobre las razones que empujaron a la turba a matar a los uniformados. Con el tiempo y las frecuentes incautaciones cobró fuerza la versión de que los policías dieron a elegir a traficantes sorprendidos entre el “volteo” de 15 kilos de droga o el pago de 1.300 dólares, según relatos de policías que conocían de las operaciones clandestinas de las víctimas y que aseguran que no era el único grupo o “patrulla” que ejecutaba estos golpes.

Un año después, ésa sigue siendo la única respuesta para la muerte de los policías, aunque la versión oficial se apega a la denuncia de extorsión. No habla de narcotráfico. El único testigo de la trifulca, el cabo Martín Mamani, de la Policía Caminera, contó: “a las 21:30 arribó al retén, un vehículo blanco 1294-RRU, conducido por el policía Eloy Yupanqui, acompañado por sus camaradas Willy Álvarez y Wálter Ávila, indicando que iban a trabajar, pero no portan orden o memorando de destino al retén”.

¿Qué motivó la extorsión? A eso de las 22:00 del 25 el cabo Mamani vio la pelea y al transportista tendido en el suelo. “Arribó a la tranca un vehículo de servicio público, cuando los policías procedieron con el control a los 30 metros de la tranca, mi persona vio a uno de los pasajeros en el suelo, me constituí, donde se agredieron ambas partes, donde quedaron heridos dos ocupantes (los presuntos extorsionados). Ambos fueron auxiliados en un vehículo particular al hospital de Totora, acompañados por Wálter Ávila y Willi Álvarez”, según el informe que el cabo envió al comandante de la Policía, José Copa.

El corregidor de central de Pocona, cercana a Epizana, Pedro Villarroel, señalado como uno de los instigadores, declaró a los pocos días en asamblea: “Estamos cansados de ser extorsionados por todo y nada. No hay justicia para nosotros cuando se trata de reclamar”.

La pelea selló la suerte de los policías. Al volver del hospital se encontraron con una turba, que irrumpió violentamente en las oficinas del retén y tomó como rehenes a los tres efectivos. El arribo de 18 policías antimotines no aplacó sus ánimos.

La turba, que ya tenía cautivos a los efectivos en la casa comunal, hostigó al grupo de rescate con un cerco de autos. Tras el repliegue del equipo antidisturbios, los más feroces de la turba sacaron a golpes a las víctimas, obligándolas a descender del segundo piso por un tubo de antena. Bastaron unos instantes y la barbarie dio fin a la vida de los policías.

21 IRÁN A JUICIO

Cuando faltan apenas unos días para que se cumpla un año del triple linchamiento de policías en Epizana, el juicio contra los implicados se estanca y está ensombrecido por denuncias de corrupción contra el fiscal, que dirige el proceso.

Se estima que 21 de los 57 sospechosos serán imputados y deberán comparecer en un juicio oral este año. Sin embargo, sólo 10 de los implicados están detenidos y corre la versión de que tres de quienes tienen medidas sustitutivas se han dado a la fuga.

Entre los implicados y señalados por varios testigos como instigadores de la golpiza, quemaduras y estrangulamiento están dirigentes de las comunidades próximas a Epizana. También fue identificado el presidente del Comité Cívico de Totora, Benigno Rodríguez.

LAS VÍCTIMAS: POLICÍAS CON CÚMULO DE PROCESOS

Willi A. Álvarez Cuevas

Tenía 33 años, más de 10 de ellos dentro de la Policía Nacional y llegó al grado de sargento segundo.

Era padre de siete niños. Uno de sus proyectos de vida era comprarse una casa.

Murió linchado en Epizana, víctima de una brutal golpiza en la que perdió parte de su dentadura.

Entre sus antecedentes, fue procesado en cinco ocasiones por amenazas, agresiones, faltas al servicio, familiaridad con antisociales y faltas a un superior.

Walter C. Ávila FernÁndez

Era cabo de la Policía, tenía 29 años, llevaba más de cinco años en la institución y contaba con una joven familia.

Uno de sus proyectos inmediatos era casarse el sábado siguiente al asunto de Epizana con la madre de su hija de cinco meses.

La pareja era una muchacha universitaria que se despidió de él antes de que partiese a Epizana.

El efectivo murió asfixiado. Fue dado de baja en 1999 por deserción, pero volvió a la Policía.

Eloy V. Yupanqui Flores

Nació en La Paz. Tenía 29 años, venía de una familia numerosa terminó su carrera policial y llevaba más de ocho años en la Policía.

A diferencia de sus cuatro hermanos se mantenía soltero para ayudar a su madre y, según ella, siempre se mostró como un hijo ejemplar.Murió asfixiado en el linchamiento de Epizana.

En sus antecedentes figuran dos procesos disciplinarios por faltas al reglamento y por beber en recintos policiales.

TRÁGEDIA EN EPIZANA

01:30 Auxilio

El retén reporta por la radio de Cono Sur a la tranca del kilómetro 10 que tres policías están secuestrados usando el Código 401, que significa “Policía en Peligro de Muerte y Auxilio”.

02:30 I Comisión

Parte un contingente de 18 policías en dos camionetas hacia Epizana, equipados con equipo antidisturbios.

05:00 Rehenes

Un grupo de comunarios traslada a los tres policías del retén a Epizana maniatados y a unos 20 metros los sigue la comisión de policías.

06:00 Instigan

El secretario de actas de la central agraria de Pocona, Pedro Villarroel, convoca a la gente para el linchamiento a través de la radio comunitaria de Totora anunciando en quechua que se han capturado a ladrones disfrazados de policías.

06:20 La turba

Comienza a llegar más gente a Epizana en camionetas y taxis de comunidades como Qewiña Pampa, Mojón y Pocona.

08:30 Repliegue

El contingente de 18 policías y el supervisor vuelven a Epizana para ver quiénes son los rehenes.

08:45 Sentencia

La turba decide linchar a los policías, después de que el contingente antidisturbios se marcha y al enterarse de que los pobladores que fueron a bloquear el camino fueron detenidos por la Policía.

09:00 Refuerzos

El contingente de policías se repliega por segunda vez hasta el Cruce de Tiraque, tras pasar por un bloqueo de troncos. El equipo de Bolivisión llega a Epizana.

09:15 Cámaras

El equipo de prensa llega a Epizana y ve que la gente empieza a bajar a los policías del segundo piso de la casa comunal. Logra registrar unos cinco minutos de la agresión.

09:30 II Comisión

Sale una segunda comisión de policías con el fiscal a Epizana al mando del subcomandante, Medina.

09:00 Linchados

10:00

La turba de unas 150 personas lincha a los policías, tras desalojarlos violentamente por la ventana del segundo piso de la casa comunal.

11:30 Epílogo

Las dos comisiones de la Policía hallan los cadáveres de los tres efectivos regados en la carretera. Una parte de la turba continúa en el lugar, apostada en un cerro.

un informe revela que el policÍa Ávila debía proteger a celima torrico en el carnaval

Uno de ellos resguardó a la Ministra

Walter Carlos Ávila Fernández, uno de los policías linchados, fue seguridad de la ministra de Justicia, Celima Torrico, y vivía desde 2007 en Chillijchi, una comunidad distante a cinco kilómetros de la cuna de la Ministra: Pocona, según informe de la dirección cantonal de Chillijchi, enviado al Comando Policial el 27 de febrero de 2008.

La víctima estaba destinada a la dirección cantonal de Chillijchi junto a otros dos policías: Fabián Camacho Rojas y Jhonny Sánchez. Ávila fue enviado por el comandante de la Policía en 2007, Wilge Obleas Espinoza.

Aunque Chillijchi es un pueblo tranquilo, su cercanía a Epizana también lo convierten en un sitio estratégico para los contrabandistas y traficantes, pero la dirección fue creada a pedido de la Ministra con el fin de atender los casos de los pobladores.

Por más de un año, los efectivos vivían en una casa precaria, sin luz y que se derrumbó con las lluvias. Ello obligó a los policías a trasladarse a la casa de un vecino “hasta que las bases construyan otra oficina”.

Sin embargo, el día del linchamiento tenía descanso. En la dirección cantonal debía estar Fabián Camacho, pero no se encontraba nadie. El linchado era conocido por la comunidad, el corregidor, Antonio Jamez, y por el dueño de la casa donde funcionaba la dirección, Víctor Vásquez Aquino.

El policía y sus camaradas custodiaron por última vez a la Ministra los días 9, 10, 11 y 12 de febrero de 2008, debido a que Torrico visitó su pueblo por el Carnaval.

Los efectivos eran un estorbo

Los tres policías eran un estorbo para los traficantes, pero también los 18 que fueron a su rescate, que fueron rechazados y expulsados. En un informe confidencial, el supervisor y jefe del grupo, Ricardo Pacheco, narra cronológicamente los hechos previos: “Llegamos al retén, donde el cabo Mamani de que los policías fueron llevados al pueblo, por la gente y que querían lincharlos. Los encerraron en el mercado y no me permitieron hablar”.

“Hablé con toda la gente que estaba reunida, para que me hagan entrega de los tres policías, pero se negaron. “Indicaron que a las 8 cuando lleguen sus bases, verán qué hacer”, prosiguió.

Su estancia se tornó tensa en una discusión con los dirigentes: “Hablaban de incendiar nuestros vehículos y matarnos a todos, arrojaban fósforos a la camioneta”. “La turba comenzó a gritar y uno se acercó y dijo: que nos fuéramos, que no tenían nada con nosotros. Pero que a los otros los matarían”. El grupo se repliega y al retornar con refuerzos se encuentran con “dos periodistas de Bolivisión, que fueron agredidos salvajemente”, quienes les cuentan: “que los policías fueron salvajemente asesinados y que todo lo tenían en la cámara”.