Los extravíos de la oposición

Mientras el gobierno ya avanza a paso firme hacia su próximo objetivo, la oposición no sale de su extravío.

Editorial de Los Tiempos

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Mientras los principales “líderes” de la oposición continúan dedicando sus escasas energías a buscar y rebuscar argumentos con los que minimizar los efectos de las sucesivas derrotas que sufre en todos los campos; mientras se dedican a enumerar los “errores” que comete el Presidente de la República y a darle con todo motivo sabiondos consejos sobre cómo debería actuar, el Gobierno, impertérrito, continúa avanzando en el plan que lo conduce a la consolidación a largo plazo del nuevo régimen.

Distraída como está en sus cada vez más mezquinas pugnas internas y en hacer insustancial bulla alrededor de los traspiés gubernamentales, la oposición parlamentaria no sale de su aturdimiento y la oposición cívico regional del oriente, arrinconada y sin iniciativas, no aspira más que a defenderse de la nueva ofensiva desencadenada contra algunos terratenientes.

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Por su parte, muy seguro de que de semejante oposición no tiene nada que temer; dando elocuentes muestras de que tiene muy clara su escala de prioridades y que sabe bien lo que es fundamental de lo accesorio, el Gobierno ha dado un muy firme paso más en pos de su próximo objetivo: hacerse en las elecciones de diciembre del pleno control de la futura Asamblea Legislativa Plurinacional.

Con ese propósito, ha enviado al Congreso Nacional el proyecto de ley del nuevo régimen electoral acompañándolo de una amenaza: si la norma no es aprobada en el término de 60 días, el Legislativo «perderá competencia» en esta materia y la norma será aprobada por decreto.

Según el proyecto, el nuevo régimen electoral consta de 49 artículos y contempla la asignación de 15 circunscripciones indígenas, campesinas y originarias como lo establece la nueva Constitución Política del Estado. Se trata, una vez más, de una muy bien elaborada obra de ingeniería política que sobre los cimientos y los pilares ya sólidamente construidos mediante la CPE, se propone llegar a diciembre con una nueva cartografía electoral ante la que la oposición, al paso que vamos, no tendrá ni la más remota posibilidad de disputar algún espacio de poder digno de ese nombre.

Ante tal iniciativa, como ya es habitual, la oposición parlamentaria sólo atina a balbucear anodinas frases defensivas que sólo ponen en evidencia lo lejos que está de ponerse a la altura de los retos que tiene al frente.

Mientras el gobierno ya avanza a paso firme hacia diciembre, la oposición, en todas sus fracciones, sigue paralizada y consolándose con la idea de que el MAS no tiene un proyecto político serio. Así, no es difícil prever quien ganará y quién perderá la batalla; quién impondrá las nuevas reglas de juego y quién pasará los próximos meses quejándose por los resultados de su falta de visión política.