Son enemigos de la Justicia independiente


Y no disimulan sus inclinaciones autoritarias. Muy suelta de cuerpo, la ministra Torrico pidió la renuncia de los ministros de la Corte Suprema.

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La ministra de Justicia (centro) junto a los viceministros Ticona (izq.) y Chávez (der.) durante la conferencia de prensa donde pidieron la renuncia de los Magistrados de la Corte Suprema (foto La Prensa)



No se trata simplemente de un desliz atribuible al poco o ningún conocimiento de la ministra Celima Torrico del tema jurídico. En realidad el descabezamiento y posterior control total del sistema judicial es una vieja aspiración del gobierno del MAS, a quien, como es sabido, no le gustan los controles de ningún tipo.

Muy suelta de cuerpo, la ministra Torrico, que evidentemente lo hacía mejor de cantante en el Chapare, pidió la renuncia de los ministros de la Corte Suprema como si de pedir un par de cervezas en cualquier boliche chapareño se tratara.

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Queda claro que desde un principio el cargo le quedó grande, demasiado grande a Celima. Queda claro también que para ejercer el cargo de Ministra de Justicia se requiere un cierto perfil y cierto grado de formación que la ex cantora y comunicadora está lejos de tener, lo que la lleva a ser protagonista de imperdonables absurdos.

Pero no se trata únicamente de un criterio personal. El MAS ha descabezado ya al Tribunal Constitucional con lo que evita que muchas de sus inconstitucionales medidas sean recurridas y es evidente que le gustaría mucho hacer lo mismo con la Corte Suprema de Justicia.

La declaración de la ministra Torrico no es más que una expresión de la clara inclinación autoritaria del MAS y de Evo Morales, que quieren tener un manejo discrecional y absoluto del país y por tanto la división y equilibrio de poderes intrínseco al sistema democrático no entra dentro de su concepción.

Para Evo no debe existir otro poder al margen de su propia y omnímoda voluntad y cualquier intento de ponerle cortapisas sencillamente lo sacan de quicio.

Este nuevo intento trae a la memoria el experimento fujimorista que todos saben en que acabó. El avasallamiento del poder judicial en el Perú trajo consigo todo tipo de abusos y violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, nadie es eternamente poderoso y es sabido también donde se encuentra ahora Fujimori.

La historia juzga y rara veces perdona a despecho de efímeros triunfos que suelen hacer perder la cabeza a quienes no tienen por característica la racionalidad.

Por tanto Celima debiera ¿consultar a su patilludo viceministro? que se dice abogado y no hacer papelones producto de su nulo conocimiento del derecho. Equivocarse no es un delito, pero hacerlo con el énfasis con que ella lo hace, ya es grosero.

Es visible también que la ministra Torrico tiene muy buen concepto de si misma y el problema radica que no tiene motivos para ello. Queda también claro que entre una cantante de éxito en los “baldes rojos” chapareños a una ministra con criterios medianamente claros, existe mucho trecho.