Un Presidente paranoico

Evo y el gobierno necesitan un exorcismo para librarse de los «diablos» de la CIA de los gringos.

image Estos diablitos (foto) son los buenos, son bolivianos y hasta bailan frente al palacio de gobierno en carnaval.

Lo menos que se puede pedir a un asesor en comunicación es que tenga cierto grado de imaginación, eso sí, sin llegar a extremos delirantes. Pero a los asesores de Evo ciertamente se les ha ido la mano en más de una ocasión y han hecho gala de una imaginación exuberante que hubiera dejado muy mal parados a los autores más reconocidos de la literatura fantasmagórica.



Para tapar la corrupción en YPFB y en los más íntimos círculos de poder en el actual gobierno, no se les ocurrió mejor cosa que inventar una oscura e infame conspiración de la CIA , la agencia de inteligencia estadounidense.

Una prueba más de que la corrupción en YPFB y los métodos gangsteriles no eran un atributo exclusivo de Santos Ramírez y su entorno sino que llegaban a niveles que no han sido totalmente aclarados hasta la fecha, además de la preocupación que ha cundido en el gobierno ante la posibilidad de que ciertos comportamientos ilícitos de muchos de sus miembros sean descubiertos y acaben dando el tiro de gracia a una raquítica credibilidad.

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El intentar desviar la atención del hecho principal es un truco tan viejo como la misma actividad política. En términos coloquiales estas triquiñuelas son conocidas como “tender cortinas de humo”. Se trata en suma de intentar que la atención de la opinión pública se centre en un tema que no es el esencial o que resulte perjudicial para los grupos de poder.

Como ya se ha visto, el problema principal en el actual gobierno es la corrupción cuyos alcances y consecuencias están por verse. Sin embargo, Evo ha iniciado una campaña de intoxicación de la opinión pública cuyas premisas son, ciertamente, muy deleznables.

Es decir, quiere mostrar a la corrupción en YPFB y la actitud delincuencial de su entrañable ahijado Santos Ramírez como producto de una conspiración de la CIA. Es decir, Santos en toda su candidez, habría sido engañado por un torvo agente de la CIA quien lo indujo a cometer las tropelías que cometió. Es decir, si hubo corrupción en YPFB y Santos fue sorprendido en su buena fe, es por obra y gracia de la CIA.

Si seguimos la lógica de Evo podríamos fácilmente concluir que la CIA se infiltró en todo el gobierno. Santos Ramírez contó con un instrumento, un decreto, el 25906 que le dio carta blanca para desviar recursos de la empresa estatal en su propio beneficio y de sabe Dios quienes más.

Si tomamos en cuenta que este decreto es el origen del problema y que fue aprobado por el gabinete en pleno, incluido el propio Evo, tendríamos que concluir que la CIA está infiltrada en el mismo gabinete por lo que podría resultar conveniente que el presidente Morales fije su atención en su entorno más cercano, por ejemplo en su mimado ministro Juan Ramón Quintana, un ex militar formado en la Escuela de las Américas de EEUU y asesor de los anteriores gobiernos «neoliberales». 

Sin embargo, no se trata más que, como se dice vulgarmente, de una “zafada”, una torpe y grotesca forma de intentar salir del paso, para tratar de ocultar una realidad: la corrupción no se circunscribe ni limita a YPFB, es un virus que infecta a todas las entidades públicas manejadas por personajillos puestos a dedo por el Presidente Morales.

Es probable que en un futuro inmediato se lancen otras curiosas teorías y nadie deberá sorprenderse si es que el gobierno afirma que la corrupción es producto de una conspiración del “imperio del mal” y que Darth Vader ha engañado a los inocentes e ingenuos militantes del MAS. Sin embargo existe la certeza que se puede mentir por siempre a unos cuantos y mentir a todos por algún tiempo pero no se puede mentir a todos por siempre.