Una salva de cohetes

image Humberto Vacaflor* en La Razón.

Como casi todos los bolivianos, algunos con más angustia que otros, yo estaba preparado para aceptar que el gobierno de Evo Morales dure muchos años. Es el Presidente boliviano del que más libros se han escrito, un hombre definido como “una fuerza de la naturaleza”, y todas esas cosas que dijeron los extranjeros.

Pero mi disposición a aceptar esta fatalidad cambió de pronto. Bastó una conversación con Luis Pedraza para descubrir que los resultados del referéndum del 25 de enero ocultan la primera gran derrota de la “fuerza de la naturaleza”.



Luis es el mejor experto que conozco en temas electorales, en “economía electoral”, como él prefiere llamarla. Tiene estadísticas detalladas de todas las elecciones bolivianas desde mediados del siglo XIX. Y los números, mesa por mesa, de todas las elecciones desde 1978.

Pobre Juan Pereda. Ese año, estuvo a punto de ganar una elección, pero sus promotores banzeristas cometieron el descuido de no sumar los votos que iban añadiendo a favor del pupilo para que superen los de la UDP. Subían los votos de la UDP y la CNE de entonces asignaba a Pereda los que hacían falta para que siga ganando. Todo se paralizó cuando la suma de votos dio más de 104 por ciento de los inscritos para votar.

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Pues ahora a esta “fuerza de la naturaleza”, o a the creature, como se dice en inglés, le está pasando algo parecido. Está forzando las cifras. Está jalando mucho la pita, según dice Luis. Está pasando de 104% de votantes, como en 1978.

Veamos. La participación histórica de los electores del área rural andina era de 69%, pero esta vez llegó a 97%. En agosto pasado, se presentó ya en Bolivia un hecho insólito en todo el mundo: 300 mesas tuvieron 100% de asistencia. Pues bien, en enero llegaron a 800 esas mesas. Eso no es insólito, es un milagro. Los votantes rurales se multiplican como conejos. En Sacaba, en tres años los votantes pasaron de ser 28.000 a ser 48.000. Los votos válidos (que fueron borrados de los extractos de la CNE en internet, pero que Luis los tiene) muestran un incremento en números redondos, hechos con torpeza, en el área rural andina.

Luis había anticipado en un foro realizado en Tarija que si se produjera una migración de 160 mil votos del masismo a la opción contraria, el No ganaría. La migración fue del doble, de 300 mil votos. Pero igual ganó el Sí. Todo gracias al método Banzer-Pereda concentrado en los votos del área rural andina. Esta vez, la CNE informó que la participación nacional creció de 83% a 90%, siete puntos que equivalen, casualmente, a 300 mil votos, justo los necesarios para compensar la migración.

El No ganó en todas las concentraciones urbanas del país, donde hay control electoral. Incluso en el barrio paceño de Pura Pura. O en Tupiza.

Si el Senado hubiera sido elegido con los resultados de enero, tendría mayoría opositora. Y la mayoría de los diputados uninominales también.

¿Qué hacer para ganar en diciembre? Importar votos en ánforas selladas podría ser una solución. Pero the creature está derrotado. Esta “fuerza de la naturaleza” duró lo que una salva de cohetes.

En un famoso cuento, Borges (casi mi único autor, junto con Quevedo) pone en boca de una mujer que contempla el cadáver de un cuchillero la siguiente frase: “Tanta soberbia el hombre, y sólo sirve pa juntar moscas”.