Discurso del Presidente del Comité Pro Santa Cruz

image* ING. LUIS NÚÑEZ RIBERA

Cruceñas y cruceños

Al momento de conmemorar los 448 años de Fundación de nuestra ciudad, quiero comenzar estas mis palabras con una estrofa del primer himno de nuestro departamento, escrito por el insigne ciudadano Don Tristán Roca:



A las armas valientes cruceños,

Al combate, entusiastas, volad;

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Que es temible el soldado que invoca:

¡Libertad, libertad, libertad…!

De todos los honores y de todas las responsabilidades a las que puede aspirar un cruceño, ningún honor es tan alto, ni ninguna responsabilidad es tan importante, como la de presidir nuestro Comité Cívico pro Santa Cruz.

Por ello, es importante recordar por qué los cruceños tenemos un Comité Cívico y por qué cada mujer y cada hombre de este departamento responden cuando el Comité los convoca.

Los que tenemos cierta edad podemos recordar cómo era el departamento de Santa Cruz hace todavía no muchos años.

Como siempre, el Gobierno Nacional estaba muy lejos y estaba preocupado por otras cosas: por la minería, por la revolución o por su propio enriquecimiento. En todo caso, no les importaba el destino de un departamento pobre, apartado y perdido en medio de los llanos orientales.

Podíamos habernos conformado. Podíamos haber bajado las manos y podíamos habernos dedicado a echarles la culpa a los demás por nuestra pobreza y por nuestra marginación.

¡PERO NO LO HICIMOS! Jamás nos conformamos, jamás nos resignamos. Las cruceñas y los cruceños nunca nos dimos por vencidos.

Frente al olvido y frente a la adversidad, encontramos modos de encauzar nuestro desarrollo. Durante años nos dedicamos a trabajar, a generar oportunidades, a esforzarnos por tener una vida mejor. Por eso, ahora que somos el motor económico de Bolivia, podemos decir con orgullo que no le debemos nada a nadie más que a nosotros mismos.

NO ES QUEJA LASTIMERA, es más bien un recordatorio que NO LE DEBEMOS NADA AL ESTADO, ni al gobierno central de turno, ni a la burocracia inoperante centralista. Los cruceños NO hemos progresado a la sombra de la prebenda, ni del abuso. Esa es la historia de otros, no la nuestra.

Lo que hemos logrado lo conseguimos nosotros, los que nacimos aquí y los que vinieron a trabajar a esta tierra bendita. Lo hicimos sin más ayuda que la de nuestras propias manos y nuestro propio esfuerzo.

Apoyando ese esfuerzo, ha estado desde hace casi 60 años, el Comité Cívico, siempre al lado de las mujeres y de los hombres extraordinarios que viven y trabajan en este departamento. Trabajando a su lado, respaldándolos, defendiendo sus intereses.

Esa defensa ha tenido muchos nombres: regalías, carreteras, salud, autonomía o libertad, pero la lucha ha sido siempre la misma y el objetivo nunca ha variado: nuestra libertad para así poder mantener y aumentar el bienestar, la dignidad y los derechos de las mujeres y los hombres que viven en nuestro departamento.

Cuando revisamos la nómina de mis predecesores al frente del Comité Cívico, comprobamos que todos se fueron como llegaron: con las manos limpias y con la frente en alto. Aquí nadie exigió reelegirse indefinidamente, ni cambió las normas para su beneficio, ni apaleó a sus adversarios, ni aseguró que había venido para no volverse a ir.

Aquí nadie sembró el odio o la división. Nadie juzgó al otro por su color de piel ni por su procedencia.

Ese es nuestro legado y es nuestro orgullo.

Extrañamente, los mismos que en el occidente del país ahora se aferran al poder, los mismos que, en nombre de la igualdad, van por el mundo odiando a los que son distintos; son los que nos acusan de ser poco democráticos o de racistas.

A ellos hay que decirles, con orgullo y sin la más mínima duda, que somos más demócratas que ellos y somos más tolerantes que ellos y somos más integradores que ellos.

Por eso, cuando se dice que el Comité es el “Gobierno Moral” de los cruceños no es sólo una frase más. Llevar ese apelativo es un privilegio que el Comité se ha ganado. Somos realmente un “gobierno moral”. Un “gobierno moral” que no pide, sino da; no margina, sino incluye; que cree en la libertad y nunca en la tiranía. Somos un gobierno “moral” porque no fuimos creados para la prebenda, ni para el favor político, ni para el mantenimiento de viejos privilegios ni para la creación de nuevos.

Mujeres y hombres de Santa Cruz…

Bolivia atraviesa una de las situaciones más difíciles de su historia republicana.

La incertidumbre, el miedo y el desánimo campean abiertamente por nuestro país.

En nombre del cambio, se agrede, se intimida y se avasalla a los ciudadanos y a sus propiedades. En nombre de la tolerancia se es intolerante, en nombre de la justicia se es injusto.

El Estado maltrata a sus ciudadanos en lugar de defenderlos. Desde el gobierno central se alienta la ocupación ilegal de tierras productivas, se practican ataques a los que piensan diferente, se llevan adelante secuestros y detenciones extrajudiciales. Desde el gobierno central se apoyan a grupos paramilitares, a huestes armadas hasta los dientes, y a sicarios encapuchados.

El resultado es una situación de enfrentamiento y de violencia que los bolivianos no conocíamos hacía más de 50 años. El resultado es la muerte violenta de decenas de compatriotas. El resultado, lamentablemente, es la pérdida de democracia, el retroceso de los derechos humanos y la falta de libertad.

Desde acá, queremos rendir homenaje a los tres ciudadanos muertos en el Cerro La Calancha de la ciudad de Sucre. A Edson Ruiz, asesinado en inmediaciones de La Guardia. A todos aquellos ciudadanos bolivianos que murieron en los días de septiembre en Pando. En definitiva, a todos aquellos que han muerto por la única razón de disentir y haber tenido la valentía de enfrentarse a este gobierno.

Queremos, también, rendir un homenaje de apoyo a aquellos que, de manera infame han sido raptados de sus domicilios y puestos de trabajo, y trasladados a la ciudad de La Paz para someterlos a juicio a través de administradores de la justicia vendidos al gobierno.

Quiero que todos en este salón nos levantemos y expresemos, con aplausos, un saludo de solidaridad al único Gobernador de Pando que reconoce Bolivia, nuestro amigo Leopoldo Fernández.

Ante tanto atropello, tanta persecución, tanta infamia, EN el Comité Cívico pro Santa Cruz quisiéramos poder decir: “no es asunto nuestro, que lo arreglen los políticos, que lo solucionen ellos”.

Pero no podemos mirar para otro lado, no podemos desconocer el peligro que corre la democracia, los derechos de las personas, el futuro del país.

Por lo tanto, estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad. No vamos a corrernos, no vamos a bajar la cabeza ni a mirar para otro lado. Si es necesario que el Comité Cívico, una vez más, tenga que dar un paso adelante y ponerse al frente de la lucha por la democracia y la libertad, no tengan duda que lo vamos a hacer

En este sentido, les anuncio que vamos a ser firmes. Firmeza no significa ánimo de confrontación ni incapacidad de diálogo, pero sí expresa nuestra decisión a no desistir en nuestras convicciones.

Y nuestra convicción es Santa Cruz. Nuestra convicción es que el futuro de Santa Cruz es el de un departamento con cada vez más AUTOGOBIERNO y con mayor capacidad para tomar sus decisiones. Nuestra convicción es que la democracia es el único sistema político admisible. Nuestra mayor convicción, es que somos un pueblo de mujeres y hombres libres y que vamos a seguir siéndolo, pese a quien pese.

Cruceñas y cruceños…

Los hombres y mujeres que vivimos en esta parte de Bolivia estamos orgullosos de nuestra patria. Sin embargo, NOSOTROS entendemos lo que significa ser boliviano de un modo abierto y generoso. Lo entendemos como algo que compartimos todos, que nos cobija a todos y que nos abarca a todos.

No creemos en ciudadanos de primera y de segunda, creemos en ser simplemente ciudadanos.

No creemos que la bolivianidad se mida por orden de llegada, no creemos que alguien cuya familia lleva en estas tierras mil años tenga por ello más derechos que los que llevan 500, 200 o 50 años. Creemos que basta con amar a esta tierra y creemos que todos somos iguales bajo este cielo.

Por ello, NUNCA aceptaremos una Bolivia que nos someta, que nos humille o nos oprima. NUNCA aceptaremos vivir en nuestro propio país como parias, como ciudadanos de segunda categoría, siempre temerosos a que nos quieran quitar nuestra identidad, nuestra cultura, nuestra forma de vida.

En consecuencia, que a nadie se le ocurra ponernos en la alternativa de elegir entre ser cruceños y ser bolivianos, porque esa disyuntiva es falsa, es un engaño al que quieren someternos aquellos que creen poseer el monopolio de la bolivianidad, aquellos que creen que ser ciudadano de este país depende de una raza, de un color, de un origen, de un idioma.

Sin embargo, lo diremos alto y claro: LA BOLIVIA QUE EXISTE NO NOS GUSTA. La Bolivia centralista, andinizante, encerrada en el Fundamentalismo Racista y en el Pensamiento Único, no nos satisface ni nos representa.

No nos satisface, porque ese modelo de país lleva ya casi 200 años demostrando su fracaso. Esa Bolivia, hay que decirlo de todos los modos posibles, no sirve, no funciona, no progresa, no avanza, sólo produce pobreza, marginación, enfrentamientos y luto.

Por lo tanto, no podemos seguir, terca y estúpidamente, tratando de seguir manteniendo lo que no sirve. Por ello, estamos totalmente convencidos de que ES HORA DE CAMBIAR, de que es hora de ser más imaginativos, más progresistas y más modernos.

Pero cuando decimos que hay que cambiar no nos referimos a ese cambio que demagógicamente se proclama últimamente, no nos referimos a ese cambio que mantiene el atraso económico, la corrupción sin medida, la prebenda. No nos referimos al cambio que ha saqueado YPFB, ni al que avasalla tierras productivas por meros intereses políticos, ni al cambio que le da un fusil a un boliviano y lo manda a matar a otro boliviano.

El verdadero cambio, el CAMBIO BUENO, es aquel que transformará Bolivia en una nación moderna, productiva, justa y eficiente; un país que en lugar de exportar miseria, genere riqueza.

Ese país ya ha comenzado a nacer y ese alumbramiento se ha producido desde el Oriente, el Norte y el Sur del país. Ese parto ha costado mucho dolor y mucha sangre, pero ya es irreversible la existencia de una nueva Bolivia donde las regiones se irán progresivamente autogobernando.

Cuando utilizo el término AUTOGOBIERNO, lo hago en su significado más literal, más simple y más directo, como la posibilidad creciente de gobernarnos nosotros mismos, de establecer qué es lo mejor para nosotros y cómo lograrlo.

El Comité Cívico siempre reivindicará la autonomía, porque la bandera autonómica ha sido, como lo fue la lucha del 11 por ciento durante el siglo pasado, un elemento excepcional de cohesión. La lucha por la autonomía nos ha unido extraordinariamente como pueblo y nos ha mostrado la enorme capacidad que tenemos cuando nos decidimos a luchar juntos por una causa justa.

Pero debemos entender que la autonomía es un MEDIO y no un FIN en sí mismo. No nos interesa la autonomía por la palabra sino por su contenido. Por ello, si el gobierno quiere apropiarse de la autonomía para volverla un cascarón vacío, tendremos que decirle que no nos alcanza, que no nos basta, tendremos que decirle que QUEREMOS ALGO MÁS.

Por eso hablamos de AUTOGOBIERNO.

El gobierno se equivoca al pensar que nuestra necesidad de autogobernarnos se resuelve con la FALSA AUTONOMÍA que nos pretende IMPONER. Se equivocan terriblemente si creen que el problema se resuelve con posesionar a un Ministro de Autonomías y con hacer la pantomima de crear un Consejo Nacional Autonómico compuesto exclusivamente por personas que, hace menos de un año, estaban en contra de cualquier clase de autonomía

Nuestra necesidad de autogobernarnos sólo se resolverá cuando sepamos que tenemos la suficiente participación en la toma de las decisiones que nos competen.

Cruceñas y cruceños…

El Oriente de Bolivia SIEMPRE, escúchenme bien, SIEMPRE HA CONFORMADO UNA NACIÓN, y de eso ya no podemos tener la más mínima duda.

FUIMOS, SOMOS Y SEREMOS UNA NACIÓN en el sentido de compartir un territorio, una cultura, unas creencias, una identidad. Pero lo somos también en un sentido más moderno de adscripción a un proyecto de vida, a un propósito de construcción conjunta de un futuro común.

Bolivia es un país multinacional y los orientales reivindicamos nuestros derechos como Nación, derechos recogidos en los artículos 2, 3, 5, 21, 30 y 190 de la Constitución Política del Estado actual, y también en los tratados internacionales, entre otros, la Carta de las Naciones Unidas o la Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Respetamos el derecho de las otras naciones que conforman Bolivia a autogobernarse del modo que lo crean adecuado. Respetamos su derecho a utilizar sus usos y costumbres, a comunitarizar los medios de producción o a regirse, dentro de su marco competencial, por las normas jurídicas que crean adecuadas.

PERO TAMBIÉN EXIGIMOS RESPETO a nuestra existencia como NACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIENTALES. A nuestra reivindicación para autogobernarnos de acuerdo a nuestros intereses, a nuestras necesidades y en vista a la consecución de esos nuestros intereses y necesidades.

Por lo tanto, EN EL Comité Cívico creemos en la Bolivia de las Naciones. Creemos que esa es la única forma civilizada de acabar con el enfrentamiento, con el “empate catastrófico”, con la parálisis que atraviesa la patria.

Los orientales somos bolivianos por elección y no por imposición. Deseamos seguir siéndolo, pero eso sólo será posible en un marco de autogobierno, de lo contrario nos están condenando, más temprano que tarde, a un enfrentamiento horroroso que queremos evitar a toda costa.

Cruceñas y cruceños…

Tenemos, entonces, grandes retos por adelante.

Para llevarlos a buen puerto necesitamos también hacer un esfuerzo interno como institución, debemos organizarnos mejor, trabajar más adecuadamente, ser más disciplinados, más participativos y más abiertos.

A este respecto, debemos comenzar a hacer realidad las propuestas que hice públicas durante la campaña, como las de potenciar el Consejo Consultivo de Past Presidentes y las Comisiones de Directorio. Hacer más participativo nuestro Comité con la formal inclusión de otros sectores de la población cruceña. Potenciar los comités provinciales, y la Unión Juvenil Cruceñista y, uno que me parece desde todo punto de vista fundamental: coordinar la participación femenina en el Comité pro Santa Cruz.

El trabajo con la población debe ser más cercano y más abierto. Santa Cruz no es una abstracción, no es una idea, sino que es un conjunto amplio y diverso de personas de carne y hueso, gente con problemas, con sueños y con esperanzas. Ellos, sin diferencias y sin exclusiones, deben tener un rol cada vez protagónico

Pero además, somos una institución de instituciones. Cuando se habla del Comité Cívico en realidad se habla de las más de 200 instituciones que la componen: fraternidades, colegios profesionales, sindicatos, campesinos, pueblos indígenas, grupos empresariales, universidades y gremios. Todos ellos deben tener una participación permanente y destacada en la defensa cívica del departamento. Deben ser escuchados, atendidos y considerados. Esta casa nos pertenece a todos por igual, todas y cada una de esas instituciones tiene el mismo valor, el mismo peso, la misma importancia

Debemos también ser mas transparentes. Lo que hacemos aquí no es un secreto ni les concierne exclusivamente a unos pocos. Somos una institución plural y democrática y debemos abrir nuestra actividad, nuestras decisiones y nuestra economía a todos los que quieran tener información sobre nosotros. Para ello, es fundamental el trabajo con los periodistas –abriéndoles aún más nuestras puertas- y desarrollar nuestros propios mecanismos de comunicación, usando la tecnología y el internet, donde esté transparentado todo nuestro accionar, sin ninguna clase de secretos. Debemos ser la institución más transparente y democrática de Bolivia.

Ese ordenamiento interno y ese incremento de la participación serán instrumentos fundamentales para que seamos más eficientes y más eficaces, para que trabajemos mejor y para que la población se sienta, con aún más claridad, involucrada en nuestro trabajo, parte de nuestra institución, escuchada y tomada en cuenta.

Amigas y amigos…

Los problemas y las dificultades a las que debemos enfrentarnos están muy lejos de haberse terminado.

Todavía van a ser muchas las oportunidades en las que se van a poner a prueba nuestro tesón, nuestra tolerancia, nuestra paciencia y nuestro espíritu democrático.

Pero tenemos la suerte de contar con el mejor pueblo posible. Tenemos un capital humano extraordinario, llegado de los 4 puntos cardinales de Bolivia y unidos aquí, bajo este cielo cruceño, con el único propósito de trabajar, de prosperar y de ser libres.

Cuando camino por las calles de nuestra ciudad, cuando recorro los pueblos de las provincias, sé, sin ninguna duda, que nos va a ir bien.

A los cruceños nos va a ir bien porque somos gente de bien, honrada, generosa, sin máscaras ni dobleces.

Nos va a ir bien porque no le tenemos miedo al trabajo ni al progreso, porque miramos para atrás con respeto pero sólo lo necesario para recordar que lo importante es lo que viene por adelante.

Al pueblo cruceño le va a ir bien y siempre podrá contar, a su lado, hombro con hombro, con su Comité Cívico.

Al concluir estas palabras agradezco a mis predecesores en la Presidencia del Comité. Quiero agradecer también a las mujeres y hombres, muchos de ellos anónimos, que trabajaron y apoyaron a la institución en estos casi 60 años. Ellos hicieron grande a esta institución con su sacrificio.

Quiero agradecer también a las instituciones y a las personas que me han apoyado para llegar a la Presidencia. Decía, al principio, que ningún honor es tan alto ni ninguna responsabilidad es tan importante como la de presidir nuestro Comité Cívico. Lo reitero ahora.

También unas palabras para el pueblo de Santa Cruz. Pondremos esfuerzo, trabajo y dedicación y les pido su ayuda y su participación. Estamos en un momento en el que entre todos nos va a tocar escribir la nueva historia de Bolivia, y por lo tanto debemos estar alertas, pero también confiados, porque somos un pueblo tesonero y excepcional.

Finalizo con otra estrofa de nuestro primer himno, y lo hago con la firme convicción de que, llegado el momento, sabremos cantarlo alto y fuerte:

Nuestros lares y campos guardemos

Que un tirano insultó sin razón;

Con sus fuerzas, sin tregua luchemos

GRACIAS

Santa Cruz 26 de febrero de 2009

*Fuente de la foto: El Mundo.