Donde manda «jefazo» no hay moral que valga

A los senadores Antonio Peredo y Ricardo Díaz les duro poco el valor. Vencidos por el entorno palaciego vuelven a ser avestruces frente a la corrupción.

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Ambos son hombres con años y experiencia acumulada y formaron parte de la comisión del Senado que investigó la escandalosa corrupción en YPFB. Las pruebas eran tan contundentes que en un atisbo de honestidad intelectual reconocieron que Santos no la hizo solo y que otros actores encaramados en el gobierno son parte del esquema corrupto por acción u omisión y pactaron con la oposición para salvar al gran jefazo masista, Evo; pero no fue suficiente.



El canto de lucha implacable contra la corrupción caiga quien caiga de estos gallitos senadores se apagó cuando otros cantaron mas fuerte desde el gallinero vecino de palacio de gobierno. Evo como es su norma ratificó a los sospechados Villegas y Arce, descalificando a los miembros de la comisión del Senado y dejando como simples monigotes a  su jefe de bancada, Ricardo Díaz y  al «revolucionario» Antonio Peredo. Son las cosas de la política.

Y.. ante tanto cinismo gubernamental, solo queda un poco de humor y por ello refrescamos algunos pasajes del entredicho entre el fundacional y el advenedizo, a través de un par de intercambios telefónicos.

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Antonio y Alvaro no se tienen mucha simpatía y eso es ampliamente conocido por todos los masistas. El primero considera que el segundo está trabajando en un proyecto político propio, independientemente de Evo y como es natural, para los masistas esto es una imperdonable herejía.

Esta mutua antipatía se hizo nuevamente evidente en ocasión del informe emitido por la Cámara de Senadores relacionado con los hechos de corrupción en YPFB. El vicepresidente García no ahorró calificativos para referirse a dicho informe y llegó a indicar que los senadores del MAS eran una punta de ingenuos (por no decir estúpidos) que habían sido engañados por los opositores en un momento de ¿ofuscación?

Estas palabras molestaron a Peredo quien casi gritando en su oficina del parlamento preguntó quien se creía García Linera para referirse de esa manera a los senadores. Pero las cosas no se quedaron ahí ya que tomando el teléfono tuvo un fuerte cruce de palabras con el vicepresidente e intercambiaron lindezas por más de 15 minutos.

De acuerdo a los ocasionales testigos, Peredo literalmente se salió de madre y parecía haber copiado el léxico de su esposa, la indescriptible María Martha. Entre otras cosas le hizo recuerdo a Alvaro de su condición de advenedizo y le dijo que ni soñara en volverse a postular como candidato a la vicepresidencia a pesar de toda la “buena letra” que esté intentando hacer con Evo.

No se sabe que le contestaba Alvaro desde el otro lado de la línea pero seguramente no era muy comedido ya que Peredo estaba virtualmente desencajado porque una de las cosas que le habría dicho es que con esta acción estaba perforando el proyecto masista.

El caso de corrupción descubierto en YPFB ciertamente está desnudando las intenciones de muchos miembros del partido gobernante y revelando un trasfondo que muestra que dentro del MAS no todo es de color de rosa y que una vez marginado del escenario Santos Ramírez, considerado el número dos, todos han sacado sus armas y parecen dispuestos a utilizarlas sin misericordia.

Todos están dispuestos a ocupar un puesto de privilegio dentro de ese reacomodo que se cumplirá en la perspectiva de las elecciones generales de diciembre próximo. La pugna principal, aparentemente se da entre los que se reclaman fundadores del “instrumento político” y los llegados a última hora entre los que se cuentan, precisamente, el vicepresidente Alvaro García, los ministros de la Presidencia , Juan Ramón Quintana; de Finanzas, Luis Arce; de Defensa Walter San Miguel, Sacha Llorenti y otros. El ministro Rada se hace al distraído esperando su oportunidad y no ha dicho esta boca es mía para defender el honor de su suegro, don Antonio.

Los masistas fundacionales consideran que la lacra de la corrupción ha sido introducida al MAS por este grupo pero parecen olvidar que Santos Ramírez no es precisamente un militante de última de hora y sin embargo ha sido protagonista del caso de corrupción más bullado de los últimos años y que, además, ha sido generosamente condimentado con un asesinato.

El intento de dos senadores masistas por limpiar la casa y salvar el proyecto político y su bandera de lucha contra la corrupción, se reduce hoy a una anécdota de la peleíta entre el «fundador» Peredo y el arrimado Álvaro y además queda como una advertencia al resto del rebaño de que no intenten nada contra el entorno de Evo, porque saldrán trasquilados.