Santa Cruz. En la mayoría de estas zonas se vende y se consume drogas, además de los ‘topos’ del segundo anillo hay, al menos, otros 16 puntos donde la droga, los asaltos y la prostitución son moneda corriente.
El Deber
Christian Peña y Lillo H.
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La presencia de los drogodependientes e indigentes que viven en los canales de drenaje del segundo anillo, que movilizó a los vecinos de la zona para buscar protección ante los asaltos, no es un problema aislado en la capital cruceña. Un estudio reciente afirma de que además de los ‘topos’ del segundo anillo hay, al menos, otros 16 puntos donde la droga, los asaltos y la prostitución son moneda corriente.
“Cada uno de estos ‘gremios’ tiene su propio espacio”, cuenta Richard Cuevas Oliva, un hombre que vivió en las calles por 23 años y que ahora es instructor en la casa de acogida Ebenezer.
Cuevas hizo un trabajo de observación directa en estas zonas rojas. “Son sólo el 35% de las que hay en la ciudad”, asegura, y señala que en estos espacios hay niños, hombres, y mujeres que comercializan y consumen sustancias alucinógenas.
Los ‘gremios’, como se los identifica a estos grupos de adictos, son como una familia. Esta unión de drogadictos se maneja con códigos internos y nace en lugares donde el consumo y la venta de las sustancias controladas no falta. Además, en estas áreas los vecinos se tornan permisivos e incluso se convierten en ‘clientes’ de los adictos, a los que les compran cosas robadas.
De acuerdo con Cuevas, en estos lugares se consigue la ‘pila’, una de las drogas que ‘está de moda’ entre los delincuentes. La ‘pila’ es un ‘combo’ de medicamentos ansiolíticos mezclados con alcohol, que al ser consumido provoca placer entre los adictos, pero también los envalentona para realizar asaltos violentos.
El comandante departamental de la Policía, Franz Lea Plaza, manifestó que el patrullaje de control que se realizará en la zona del segundo anillo y la avenida Piraí, servirá como plan piloto con el fin de replicarlo en otras zonas urbanas ‘tomadas’ por los drogadictos.
“Se necesita una solución de fondo”, apuntó el jefe policial y aseguró que además de la represión es indispensable abrir centros de rehabilitación para los adictos que hay en la ciudad.
Lea Plaza precisó que la mayoría de los hechos delictivos que cometen los drogodependientes no son denunciados por las víctimas, situación que dificulta el proceso judicial que se debe seguir en estos casos.
Para el psicólogo Raschid Guardia no existe una rehabilitación real de los toxicómanos, ya que las terapias para conseguir su recuperación son muy caras. Por otro lado, señaló que no hay voluntad de los adictos de cambiar de vida y dejar los canales, por lo que el problema delictivo se incrementa constantemente.
“Es una carga social extremadamente grande que cada día crece más”, sostuvo el profesional. Desde el punto de vista de Cuevas, la falta de un compromiso real de las autoridades para solucionar este problema está haciendo que el submundo de los drogadictos crezca.