Estamos con vos Lidia Cárdenas

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Siempre vi en la pareja formada por Víctor Hugo y Lidia Cárdenas, un ejemplo de vida familiar, honestidad, apoyo mutuo, sencillez y sobre todo como exponentes de ese valor que ahora se está perdiendo, cual es la adhesión a las causas sociales cuerpo y alma, sin retaceos, limpios de corazón, sin cálculos, sin ambiciones, sin planes usureros de poder o de acaparamiento de bienes y de dinero.

Frente a un modelo supuestamente socialista-indigenista que pretende imponerse a costa de la violencia, la fuerza, los abusos, el saqueo a las arcas del Estado, esta pareja de origen aymara sacó la cara por su cultura, mostró lo mejor del ser humano, la decisión de sostener sus principios, de no trastabillar, de no dejarse engatusar por un proyecto que a nombre de los pobres está enriqueciendo a unos cuantos.



Es por todas estas razones que ayer experimenté una de los momentos de mayor indignación que he experimentado en mi vida, cuando en medio de un noticiero escuché la voz limpia y valiente de Lidia denunciando que una turba enardecida, de “gente aleccionada por el gobierno”, atacó su modesta casa ubicada en las riberas del lago Titicaca, ejerciendo toda suerte de violencia e insultos, atacándola a ella, sus hijos y sus sobrinos que se encontraban en la vivienda con todo tipo de ultrajes.

En medio del momento de profundo dolor recordé que acababa de ver al Presidente Morales con equipo completo de fumigación haciendo presencia y noticia de que había venido a participar a Santa Cruz de la lucha contra el dengue. Me provocó un rechazo inexplicable superponer ambas escenas. Lidia que primero intentaba relatar en forma serena el terrible episodio que acababa de sufrir en su modesta casita, que acababa de reproducir algunos insultos y amenazas vertidos por la turba “pagada” que le exigía pedir perdón por haber hecho campaña por el NO a la Constitución aprobada con sangre, con mentiras, con infamia, con avasallamiento, con destrucción de las leyes y las instituciones que tanto nos ha costado construir y levantar en nuestro país. Lidia dolida y luego con la voz quebrada, con lágrimas de desesperación porque su casita había sido incendiada y ella y sus hijos habían sido “chicoteados” dentro de las prácticas de la recientemente constitucionalizada Justicia Comunitaria. Lidia integra por dentro que reivindicaba su derecho a elegir, a decidir su postura, que decía con profunda sabiduría “si vamos a ser castigados por nuestras decisiones, porqué el Presidente nos lleva a elecciones porque impone el voto, mejor es que diga que todo va a ser como el quiere y piensa y punto”. Lidia y Víctor Hugo castigados por haber pensado diferente al partido de gobierno que se cree dueño del mundo aymara, que está dominando a esa etnia con chicote, con justicia comunitaria, con ataque a los bienes, con multas, con amenazas y que ahora intenta quebrar la integridad de la pareja Cárdenas, subordinarlos, pretendiendo volverlos al redil a punta de violencia y terror. A esa misma hora Evo Morales con su máquina fumigadora, se hacía el desentendido, el yo no fui, el yo estoy luchando contra los mosquitos, matando mosquitos, puro show, pura propaganda, pura lata, inmunda mentira de los nuevos mercaderes del poder. Evo entre los que desprecia y los ha desclasado, los ha tildado de oligarcas, los ha marginado de la bolivianidad haciéndose el que contribuía en la lucha contra el dengue, mientras Lidia y su familia eran humillados, destruida su vivienda, chicoteados, mientras el país nos hunde día a día en toda suerte de humillaciones que vienen de sus manos, que él no puede decir que no las conoce, mientras la corrupción se sigue campeando y él sigue protegiendo sus ministros corruptos, que han robado, que nos quiere imponer por honestos y encima deja que se campee la arbitrariedad, la violencia, la justicia por mano propia, el amedrentamiento, la violencia contra las personas que piensan diferente.

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Sentí tanto cariño por Lidia y su familia, sentí que somos hermanos, que la desgracia de que nos nieguen se portadores de nuestra libertad, de nuestras elecciones y decisiones, de ser respetados en nuestra tierra nos acerca increíblemente, nos hace tan cercanas sin conocernos, nunca estuve cerca de ella auque nunca tuve la oportunidad de compartir con la pareja Cárdenas.

Valiente Lidia, que ahora ha tenido que lidiar con el toro del poder ciego, como el personaje de Quo Vadis, la Lidia cristiana que tiene que desafiar al poder romano, al circo romano.

Luego se pudo escuchar a Victor Hugo Cárdenas que se encontraba en la ciudad de La Paz quien expresó: “Están dentro de mi casa y hago responsables de cualquier tragedia que pueda ocurrir con la vida de mi esposa y de mis hijos al señor presidente de la República, a su Gobierno, por haber dirigido una campaña de hostigamiento y de agresión contra mi persona, sé que es su gente que está actuando contra mi propiedad’, indicó, al tiempo de explicar que había llamado al Ministerio de Gobierno, a varias unidades de Policía y que nadie le había querido responder, lo que se constituye en el santo y seña del pecado de quienes han promovido este hecho y luego se ponen un disfraz de fumigadores y echan veneno por aquí y por allá hablando de bueyes perdidos mientras los derechos humanos siguen siendo vilipendiados y el dengue social, el dengue provocado por los mosquitos trasmisores de la violación flagrante y letal de derechos sigue avanzando y ya es también una grave pandemia en Bolivia.

El noble pueblo cruceño debe ofrecer hospitalidad y amparo a esta valiente familia que hoy sufre la consecuencia de ser consecuente con su voluntad de decidir y paga el precio de su libre determinación.