Susana Seleme Antelo
Corroe conciencias, principios, ideologías, valores y convierte en indignos a los hombres, afirmó el ex Presidente Fidel Castro. En el gobierno del MAS, la miel del poder ha hecho estragos en sus hombres.
Esa miel es pan de cada día en el ya tradicional partido de gobierno. La acumulación delictiva no se queda en la corrupción monetaria: ha corrompido la Corte Nacional Electoral para montar los fraudes electorales, otorgándole a Evo Morales unas mayorías ficticias contaminadas por la inflación del padrón electoral, doble y triple carnetización, suplantación de indentidades, inducción al voto ‘comunitario’ y otras anomalías como el pretendido voto de bolivianas/os en el exterior. La miel del poder hace que algunos políticos se aferren al poder como psicópatas.
Hoy en Bolivia, según la última encuesta de Naciones Unidas sobre población, 68% de las personas se considera mestiza y solo 20 % indígena. Se le cae al MAS el andamiaje de la mayoría indígena, estrategia política montada desde el censo de 2001, con ayuda de ONGs y solícitos antropólogos. En la administración sólo se ve clase media e intelectuales de una izquierda que rechaza la dialéctica, el cambio y la contradicción en el devenir de los tiempos. Salvo el canciller ¿dónde están los aymaras, quechuas, chiriguanos y de otras naciones originarias? Brillan por su ausencia porque fueron utilizados para llegar al poder.
La miel del poder desmanteló el poder judicial y la Fiscalía General ignora el debido proceso, ese que reclaman el dos veces prefecto electo Leopoldo Fernández hace seis meses encarcelado, y los demás presos políticos. Las garantías y respeto a los derechos de las personas son vulnerados por el ministerio público, convertido en un instrumento represivo del gobierno que menosprecia la pluralidad político partidaria y la convivencia democrática como contrapesos al poder centralista. La acumulación delictiva ha servido para hacer operaciones encubiertas y abiertas en Cochabamba, Sucre, Yacuiba, dos veces en Pando y otras partes, con indignos militares. De ahí sale el “acostúmbrense a la presencia de las Fuerzas Armadas” del Vicepresidente. ¡Qué confusión! Una cosa son las Fuerzas Armadas que hacen a la institucionalidad del Estado, que el MAS ha desmantelado, y otra es la bota militar. A esa presencia armada que viola Derechos Humanos, habla de ‘damiselas’ para justificarse y actúa con la prepotencia y rigor de las dictaduras, no nos vamos a acostumbrar. ¡Nica!
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La miel del poder estalló en Yacimientos nacionalizada para delinquir mediante decretos especiales, creación de empresas estratégicas, decretos de fideicomisos y otras perlas. Morales opta por encarcelar al nada santo Santos Ramírez, culpa a la CIA y a un supuesto agente de la corrupción, se hace la víctima y denuncia otra vez conspiración. Personalmente creo que hay un ‘pacto de silencio’: Ramírez no dice ni ‘pío’, estará preso un tiempo y después “a la cuenta del otario se la cargas”. Habrá que decirles una vez más que no somos idiotas, por mucho que dos senadores oficialistas hayan aprobado el informe que sindica a tres ministros, librando al Presidente de toda sospecha, pero causándole al Vice un arrebato político-emocional que condujo a la vergonzosa retractación de los senadores.
La miel del poder hace estragos: en el gobierno por pugnas internas, en el corrupto cobro de peajes, en el contrabando, mientras el circuito coca-cocaína va viento en popa como el dengue letal.