Los norteamericanos tienen miedo a gastar


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Una madre revisa el sector de ofertas en un local antes de decidir la ropa que comprará a su hija de 7 años, en Sacramento, California Foto:AFP

La crisis / Nuevas costumbres en tiempos de austeridad



Tambalea el consumo, un pilar de EE.UU.

La recesión y el miedo a gastar obligaron a los norteamericanos a modificar su estilo de vida, aunque sin perder el optimismo

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Corresponsal en EE.UU. de LA NACION DE Bs. AIRES|Silvia Pisani

WASHINGTON.- El gobierno de Barack Obama ingresa en la curva de los 50 días con una doble paradoja: la de gestionar una superpotencia que está "deprimida". Y el desafío de doblegar la parálisis de una sociedad con un síntoma desconocido: el miedo a consumir, el miedo a gastar dinero.

Es toda una revolución cultural para una población de más de 300 millones de habitantes que creció y prosperó, justamente, a golpe de consumo y de generación de demanda. Y con la convicción de que mover dinero, sobre todo, a crédito, era la mejor manera de mantenerse vivo. Aunque, luego, no se supiera muy bien cómo devolverlo.

Hoy, las cosas han cambiado tanto que hasta los principales íconos de aquella sociedad opulenta parecen sufrir el castigo. La venta de autos cayó más del 50% y grandes automotrices, como General Motors, están en riesgo de quiebra. DisneyWorld anunció los peores resultados en años y regala entradas para que la gente acuda a sus parques de entretenimiento, mientras los restaurantes más elegantes de Nueva York han lanzado ya un "menú de recesión", todo un reconocimiento de que están en problemas. Las grandes cadenas de Macys y Bloomingdales no saben ya qué descuento inventar. Y el símbolo por excelencia del "baile del dinero", Las Vegas, está tan desierto como la zona que lo rodea, con más cactus a la vista que amantes de la ruleta.

Y lo mismo se repite en la vasta geografía del país: los consumidores no gastan y los hombres de negocios no invierten. "Es una crisis enorme, un desafío nunca visto", dijo a LA NACION el sociólogo Arturo Poiret, un argentino que reside en Nueva York hace más de 13 años.

Todo, sobre un baile de cifras negativas: el desempleo crece a más de 20.000 despidos por día y llega a niveles no vistos desde hacía décadas. Las colas de los buscadores de trabajo son más largas que la esperanza. La Bolsa de Wall Street es una montaña rusa en pendiente y todos los días hay noticias de bancos en riesgo.

"La tendencia del consumo sigue siendo negativa", señaló Kurt Karl, jefe de análisis del Economic Research Consulting de Nueva York. Puso en palabras las cifras de caída de fines del año pasado, que fueron de casi el 4%, y que no estarían sufriendo variaciones.

Es un país desconocido para una sociedad que creció convencida del éxito y que hoy parece atrapada en una peligrosa espiral de datos negativos. Y que, como medida de defensiva ante tanto escenario incierto, parece más amigo de guardar el dinero en el colchón que de sacar la tarjeta de crédito del bolsillo. Nunca se había visto una cosa así en estas latitudes.

Ni tampoco un presidente que apunte tan directamente al problema. "No escondan la plata en los colchones", clamó ayer Obama, en una entrevista con The New York Times . "No creo que la gente tenga que tener miedo sobre nuestro futuro ni que, de pronto, deba desconfiar de todas nuestras instituciones financieras", añadió.

El jefe de la Casa Blanca dijo que no puede asegurar a los estadounidenses que la economía vaya a crecer otra vez este año, pero se comprometió a "echar las bases para la recuperación" en este ejercicio. Obama trata de revertir la tendencia en una sociedad que tiene un miedo desconocido: a gastar. Y que prefiere guardar la plata por si la travesía por el desierto es más larga de lo que augura el carismático presidente. El problema es que, si la gente no gasta, la economía no se reactiva. Y eso repercute no sólo aquí sino en el resto del mundo.

"La crisis ha generado un discurso muy distinto, por ejemplo, al vivido con los ataques del 11 de Septiembre a las Torres Gemelas. En aquel entonces, la reacción fue: «Adelante, a reconstruirnos, nosotros podemos». Ahora, hay mucho desconcierto, un no saber para dónde ir", analizó el publicista Friko Starc, quien lleva nueve años en Nueva York, en diálogo con LA NACION.

Consciente de la necesidad de evitar más frenazos a la economía, el gobierno ha lanzado medidas específicas para alentar el consumo. "Lo primero que tenemos que hacer es generar instrumentos para que la rueda siga moviéndose, de lo contrario, la depresión seguirá presionando sobre los datos económicos", dijo Christina Romers, una de las principales asesoras económicas del presidente.

¿Pero cómo se consigue que la gente vuelva a confiar? Eso es más difícil. "No hay una campaña oficial específica para alentar el gasto. Lo que hay son medidas de estímulo", dijo Starc.

Campañas

En cambio, sí hay campañas privadas que alientan el consumo, pero reconocen las dificultades del escenario. La automotriz Hyundai, por ejemplo, ha contratado espacio en el Superbowl (los 30 segundos más caros de la televisión) para promover su "Assurance", un programa para la compra de autos en cuotas que garantiza la devolución del auto y el reintegro del dinero si la persona que lo compra "pierde su empleo" durante los doce meses siguientes a la firma de la operación.

De tan realista, hasta puede parecer morboso. Pero eso es lo que se ve, junto con mensajes que aluden a la crisis de modo más elíptico, con apelaciones del tipo "en este momento" o "en circunstancias como éstas".

"Este es un pueblo optimista", insistió el sociólogo Poiret. "Lo que ocurre es que, en estos primeros días de gobierno, no están muy claras las medidas para salir de la crisis. Pero, en cuanto eso se empiece a entender, estoy seguro de que se superará la parálisis", auguró.

Muchos tienen ganas de creer. "Tenemos mucha suerte. Estamos en un lío enorme, las cosas no van bien. Pero hay un gobierno que habla claro, que parece honesto y que dice que esto lo vamos a superar juntos", dijo Marco Sforza, uno de los copropietarios del restaurante Shangri-La, de Bethesda, en la vecina Maryland.

Todos los días inventa alguna promoción para atraer clientes. Y, pese a eso, la mayoría de las mesas del local están vacías. "Pero, ¿sabe qué? Esto también pasará", augura, convencido.

Alemania: ayuda condicionada a Opel

BERLIN (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, reiteró ayer la disposición del gobierno alemán de ayudar a la automotriz Opel a resolver la crisis que amenaza con su cierre, aunque subrayó que una intervención estatal depende de que los beneficios sean mayores que los daños. "Ayudaremos, pero sólo si los beneficios son mayores para toda la gente que los daños. Sin embargo, no hemos llegado todavía a ese punto", afirmó. Merkel precisó que todavía no ve una base suficiente para ayudar a Opel, empresa arrastrada a la crisis por la grave situación de su casa matriz, la estadounidense General Motors..

Mea culpa del FMI por no anticipar la debacle

Reconoció que no vigiló a las potencias

Domingo 8 de marzo de 2009 |

César Muñoz Acebes Agencia EFE

WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI), que contiene entre sus paredes la mayor concentración de doctores en finanzas de Washington, reconoció que su obsesión con los países en desarrollo lo cegó ante la crisis que se cocinaba en Estados Unidos y en Europa.

Es algo que le echaron en cara Brasil y otras de las naciones emergentes que soportaron su mirada inquisidora durante décadas, pero hasta ahora el organismo no había hecho un acto de contrición.

El mea culpa llegó en un documento sobre las lecciones de la crisis, encargado por sus países miembros y que será analizado por el G-20 en su cumbre del 2 de abril en Londres.

En ese texto, la gerencia del FMI reconoce no haber detectado el peligro de que el hundimiento de los precios inmobiliarios en Estados Unidos destapara una pirámide levantada sobre los pies de barro de miles de préstamos de mala calidad.

El Consejo Ejecutivo del organismo, compuesto por los 185 países miembros, fue más allá en una sesión dedicada al tema a fines de febrero y cuyo contenido acaba de divulgarse. En la reunión, los directores se quejaron de que una de las fallas graves que permitieron que se gestara la crisis fue la falta de avisos del FMI y de otras fuentes sobre las manzanas podridas ocultas en los sistemas financieros de los países desarrollados.

Reza Moghadam, director del departamento de Política y Revisión, reconoció que la institución estaba "muy enfocada en los riesgos existentes en los mercados emergentes y no tanto en los países avanzados".

Las últimas crisis habían comenzado en México, Brasil y Rusia, pero la actual situación demuestra que los problemas en los países desarrollados, aunque menos frecuentes, son potencialmente mucho más desastrosos para el mundo. De ahora en más, la gerencia del FMI deberá vigilar "todo tipo de riesgos al sistema [financiero], igual en países avanzados que en los mercados emergentes", señaló el Consejo Ejecutivo.

Los países ricos, que dominan los órganos de decisión del FMI, no siempre han sido receptivos a las sugerencias de sus expertos. Estados Unidos, por ejemplo, no permitió aún que el organismo analice la salud de su sistema bancario, aunque se prevé que lo haga el próximo año, según dijo una fuente de la institución.

En el caso de la actual crisis, el problema no fue que los gobiernos hicieran oídos sordos a las críticas del FMI, sino que éste no las emitió. En cambio, sí hubo avisos de "riesgos claros y crecientes" en los informes del Banco Internacional de Pagos (BIP), una organización que promueve la cooperación monetaria internacional, según admite el informe del FMI.

Moghadam argumentó que "nadie predijo la crisis de la forma en que se desarrolló". Sin embargo, el FMI es el que se lleva más culpa, pues se trata de la institución encargada de vigilar la estabilidad financiera mundial.

En sus informes previos a la crisis, su caballito de batalla fueron los desequilibrios por cuenta corriente, reflejados en el alto déficit externo de Washington y el superávit chino. Aunque ese desajuste empeoró la situación al abaratar el crédito en Estados Unidos, la raíz del problema fue en realidad la falta de regulación financiera, según el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Eran muy diferentes las palabras del FMI antes de la crisis, cuando tenía "una visión optimista en general". Ahora, la consigna que el FMI lleva al G-20 es más regulación y la promesa de ser el vigilante imparcial que no mira sólo para un lado.