Otra vez “El huevo de serpiente”

selemeantelo Susana Seleme Antelo

"El huevo de la serpiente", esa delgada membrana a través de la cual, según el cineasta Ingmar Bergman, se vislumbraban la violencia y el horror en la Alemania nazi, se vislumbran en Bolivia desde los prolegómenos de la agenda de octubre, apañados por el MAS. Hoy se ha cebado en Víctor Hugo Cárdenas y su familia, y a confesión de partes, relevo de pruebas: ahí están las imágenes de prensa, amén de las declaraciones de los dirigentes masistas aymaras, del propio Presidente, Vice y compañía, cada una más repudiable que otra.

Nada ha sido gratuito. Es el resultado del discurso masista, ahíto de odio, resentimiento e intolerancia, no solo frente al otro diferente por su origen y el color de su piel, que no es el caso del ex vicepresidente (1993-1997) sino frente al que piensa diferente. Víctor Hugo Cárdenas ha visto vulnerado su democrático derecho a pensar diferente, distinto del pensamiento oficial, ese sí ‘pensamiento único’, por haber hecho una campaña contra la excluyente constitución masista, con su amable consigna "NO DE CORAZON", sin esconder la cara y el pecho.



Esa furia intolerante no es nueva. Ya tuvimos muestras desde los tiempos de Evo Morales dirigente cocalero en el Chapare, en los luctuosos hechos de Cochabamba, Sucre, Yacuiba, Santa Cruz, dos veces en Pando, además de los bloqueos a la Constituyente, al Congreso, a personas con agresiones incluidas y a ciudades. Hoy irrumpe contra la familia del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, de origen indígena, aymara de pura cepa, heridos de cuerpo y alma.

No fue gratuito que una turba golpeara a patadas y chicote a la familia Cárdenas-Katari, saqueara la casa, quemara los objetos, izara la wiphala en el patio, como señal de victoria, merced al mandato de un ampliado comunal en el que se decidió la criminal acción. ¿Estamos ante una nueva modalidad de justicia comunitaria? No fue gratuito que ‘la policía sindical’ impidiera el ingreso, cerco mediante, de periodistas y la policía nacional brillara por su ausencia. Nada fue gratuito. Esos actos responden al abismo que ha causado el gobierno del MAS, empezando por el propio presidente, al tejido social boliviano. En el caso de Víctor Hugo Cárdenas no es un odio étnico-racial, como frente a otras personas. Es un odio político, que sumado a los otros odios del MAS, va infligiendo una grave derrota a la democracia, al Estado Social de Derecho, a la convivencia intercultural y pacífica en Bolivia.

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Personalmente, y conmigo muchísima gente, condenamos desde estas líneas la barbarie contra la familia Cárdenas-Katari, se solidariza con ella y enjuga sus lágrimas de impotencia. Quizás algunos, basta con que sean dos, se están mirando con regocijado espanto, en tanto los hombres del gobierno y las agencias masistas de des-información mienten con premeditación y alevosía.

“El huevo de la serpiente” es una escalofriante película (1975) de la que ya hablé en 2004. Describe el clima opresivo que se vivía en la Alemania de los años ’20, cuando empezaron las primeras manifestaciones del nazismo contra los judíos: las turbas nazis arrasando con licencia para matar. Desnuda el miedo, el terror, la intolerancia y la decadencia de una sociedad que iba cayendo lenta e inexorablemente al abismo, sin que nadie la detuviera. El futuro se percibía a través de la delgada cáscara del huevo de la serpiente, donde acechaba el horror de lo por venir, Y se lo esperó sin hacer nada.

No lo permitamos en Bolivia, donde hay mujeres y hombres demócratas y libres.