Al pedir su renuncia. Soberbio y caprichoso como es Evo, jamás tomaría una medida que sugiera que ha cedido ante sus adversarios políticos.
Alfredo Rada (foto)
El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, era considerado hasta hace algunos días como un “peso pesado” dentro del entorno de Evo Morales pero su metida de pata al presentar como “mercenarios” o “terroristas” a un grupo de personas que se dedicaban al “air soft” está amenazando seriamente su posición.
Rada, al amparo de la familia Peredo y del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis) ascendió rápidamente en la jerarquía masista. Cuando era viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales y tenía su oficina en el Palacio de Gobierno, siempre se mostró muy solícito y su afán de notoriedad lo llevaba a realizar declaraciones sobre una variedad de temas, de los que generalmente conocía muy poco, que incluían aspectos políticos, sociales y hasta económicos, igual que lo hace en la actualidad Sacha Llorenti.
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La oportunidad de Rada llegó cuando su antecesora, Alicia Muñoz fue cuestionada y reemplazada luego de su desafortunada actuación durante los sucesos violentos del 11 de enero de 2007 en Cochabamba.
Los que los conocen, afirman que Rada no es muy reflexivo, su suave voz y su apariencia tranquila, en realidad esconde a un individuo sin muchos escrúpulos capaz de hacer cualquier cosa para agradar al jefazo. Esta “virtud” ahora no es suficiente y se sabe que Evo Morales ya no le tiene tanta confianza y que los miembros del entorno palaciego le han vuelto la espalda.
La fotografía que confundió a Rada
No le perdonan que por el chiste de la foto haya estado a punto de irse al basurero todo el andamiaje que había diseñado el gobierno para mostrar un supuesto intento de “magnicidio” y prácticamente desde la anterior semana Radita esta al hielo.
Pero este ministro no es de los que se queda tranquilo y esta jugando sus cartas. Instruyó al fiscal Marcelo Sosa que levante el secreto sobre un video en el que supuestamente Eduardo Rozsa se lamenta no haber concretado un atentado contra un barco de la Armada cuando el presidente Morales y su gabinete navegaban por el lago Titicaca.
De esta forma Rada consideró que podría retomar la iniciativa y revivir la tesis del “magnicidio” que ya se encontraba desacreditada, además de recuperar la confianza perdida entre sus pares y el propio Evo. Sin embargo, los esfuerzos que hace no son suficientes y el ministro de la Presidencia , Juan Ramón Quintana, ha instruido que los fiscales hagan conocer primero a su persona cualquier detalle nuevo surgido en el curso de la investigación sobre el grupo de supuestos “terroristas” acribillados en un hotel de Santa Cruz.
En palacio se conoce que Quintana siempre ha considerado a Rada como una persona incapaz de manejar un asunto que requiere un alto grado de sutileza y, sobre todo, mantener la cabeza fría, dosificando adecuadamente la información de manera que todo resulte convincente.
Rada está en capilla mientras que Sacha Llorenti, siempre atento a mejorar su ubicación, no se cansa de repetir a quien quiera escucharlo, que lo de la fotografía fue una metida de pata fenomenal que no debiera repetirse.
A pesar de las declaraciones del presidente ratificando su confianza en Rada, lo cierto es que la oposición al pedir su renuncia lo ha salvado, es que soberbio y caprichoso como es Evo, jamás tomará una medida que sugiera que ha cedido ante sus adversarios políticos.
Por tanto, el presidente esperará la primera oportunidad para cambiarlo y esa puede presentarse cuando se designe a un “gabinete electoral” que tendrá como tarea principal asegurar el triunfo del MAS en las elecciones generales de diciembre próximo.