Campesinos exigen a la Policía no volver y no devuelven armas

Comunarios de Himalaya no entregaron todos los equipos antimotines perdidos. Dicen que no permitirán la reanudación de las operaciones de la Empresa Himalaya.

imageInventario: un campesino cuenta los equipos antimotines que quedaron en poder de los comunarios, ayer

La Prensa



Los comunarios de Hussi y Chotacollo, quienes avasallaron el yacimiento Himalaya, devolvieron ayer parcialmente los equipos arrebatados o abandonados por los policías el domingo 29, pero no las armas de fuego, y exigieron al Comandante de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) que la institución no vuelva a intervenir en la zona.

Una comisión integrada por Johnny Troncoso, comandante de la UTOP; ocho policías y dos fiscales con sus respectivos asistentes partieron a las 04.00 de ayer con destino al lugar para recuperar el material perdido en esa oportunidad, según un acuerdo logrado el lunes 30.

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La comitiva, que llegó alrededor de las 09.00, fue recibida con explosiones de dinamita en los cerros circundantes y después de un primer diálogo, los campesinos pidieron un plazo de dos horas para recoger los implementos policiales.

Tres horas más tarde, los lugareños entregaron 17 cascos, 16 fusiles lanzagases, una pistola lanzagases, siete pares y medio de canilleras, 11 chalecos, siete chamarras de uniforme, cuatro cinturones baleros, un par de esposas, dos ponchos de agua, un radiorreceptor de vehículo, dos gorras de la UTOP, una blusa verde y una mochila de uso civil, pero no devolvieron tres revólveres de nueve milímetros, tres carabinas y más dotación antimotines.

Los campesinos aseguran que no tienen esas armas y objetos en su poder, que los uniformados los perdieron en su huida y que no pudieron encontrarlos debido a la extensión del área por la que se desplazaron, y ante la negativa a firmar el compromiso de no efectuar nuevos operativos en la región, indicaron que no buscarán ni devolverán los equipos faltantes.

El dirigente Policarpio Condori advirtió de que “correrá sangre” si vuelve a ocurrir una intervención de la institución del orden, pues no aceptarán de nuevo a la empresa, por lo que exigieron infructuosamente la firma del documento indicado.

Ante ello, los uniformados recogieron sus efectos y abandonaron la comunidad.

Los fiscales Franklin Aguilar y Elías Bueno efectuaron indagaciones, pero quedaron satisfechos con la devolución.

Los enfrentamientos

La madrugada del domingo, un contingente de 30 efectivos de la UTOP retomó el campamento minero, pero fue violentamente rechazado por unos 200 campesinos, al no haber llegado oportunamente los refuerzos solicitados por el grupo de avanzada.

Los pobladores se apoderaron de la concesión el 26 de octubre de 2007, desde cuando explotan artesanalmente el yacimiento de wólfram y estaño.

El enfrentamiento se prolongó por espacio de unas cuatro horas, periodo durante el cual, coinciden policías y lugareños, los primeros se vieron forzados a salir por el único camino de acceso a la bocamina.

Los cooperativistas, que conocen el terreno a la perfección, los persiguieron por la parte superior mientras les arrojaban piedras y cachorros de dinamita.

Superados numéricamente, el repliegue se convirtió en una desordenada fuga. Algunos cayeron a un barranco, en cuyo fondo se encuentra el río Molienda; otros tuvieron mejor suerte y tres fueron tomados rehenes.

Los policías se concentraron en Cayimbaya, distante a unos 45 minutos en vehículo, pero debieron recorrer a pie la distancia.

Troncoso ordenó que los 90 hombres que quedaban bajo sus órdenes pernocten debajo de sus vehículos, pues eran hostilizados e incluso las paredes de dos edificios próximos muestran impactos de bala.

Los lugareños desmintieron ese extremo, aunque una patrulla policial capturó a dos campesinos que acosaban al grupo.

Con ellos iniciaron negociaciones para pacificar la zona y acordaron suspender todos los actos de represión y el repliegue del contingente, a cambio de la devolución de los rehenes, los vehículos abandonados en la mina y los equipos antimotines y las armas.

Los policías rescataron a los tres retenidos y los motorizados, a los que les habían sustraído los radiorreceptores y rosetas del seguro de accidentes.

Los cooperativistas atribuyeron su reacción a que durante la intervención, la UTOP cometió excesos, tales como esposar y poner de rodillas a dos serenos y lanzar indiscriminadamente granadas de gas lacrimógeno. Troncoso negó la violencia y dijo que el operativo se hubiera consolidado con refuerzos.

Los uniformados se trasladaron en buses contratados por la Empresa Minera Himalaya, aunque éstos funcionaban con gas natural, no apto para desplazarse por una región escarpada.

Los policías debieron bajarse de los colectivos y caminar trechos para que los motorizados avancen.

Los lugareños denunciaron, además, que cada uniformado que intervino el domingo recibió 100 bolivianos de bonificación de la empresa, cosa que los jefes policiales no desmintieron.

Tres mineros asalariados fueron los guías del contingente, pero ellos fueron golpeados.

Comunarios dicen que Himalaya sacó minerales

Los campesinos de la subsección Cotaña, que agrupa a 13 comunidades que rodean a la mina Himalaya, denunciaron ayer que la empresa explotó ilegalmente durante 23 años el yacimiento de wólfram y estaño y que incluso sacó subrepticiamente las cargas de mineral.

La subsección Cotaña se encuentra dentro del municipio de Palca y cuenta con más de 1.000 pobladores. El secretario general, Plácido Quispe, aseguró ayer que los pobladores de la región están decididos a movilizarse, incluso los habitantes de poblaciones tan distantes como Tahuapalca, ubicada a unas tres horas del lugar en vehículo.

Sin embargo, Ascencio Choquehuanca, dirigente de los asalariados de la mina, explicó que los filones mineralógicos fueron localizados exactamente un año y dos meses antes de la toma de los campesinos, ocurrida el 26 de octubre de 2007.

“Durante todo ese tiempo, estuvimos dedicados a la preparación de las galerías para explotar la mina, pero llegó el avasallamiento y no pudimos comenzar la extracción de los minerales”.

Choquehuanca aseguró que “los campesinos se apropiaron de nuestras ganancias y salarios”.

Los comunarios, entretanto, llevan adelante sus trámites para consolidar la Cooperativa Cerro Negro Limitada, con cuya finalidad cuentan con asesoramiento de la Federación de Cooperativas Mineras de Bolivia (Fencomin).

Los actuales cooperativistas sacan su producción por carreteras vecinales que conducen a Oruro, donde es comprada por privados.

Antes de que la empresa llegue a la zona, funcionó una cooperativa del mismo nombre que explotaba estaño en el lugar, aunque sus socios fueron absorbidos por Himalaya.

Fernando Vásquez, director nacional de Gestión Social y Cooperativas del Ministerio de Minería, explicó que la riqueza del subsuelo, en esa región, es explotada desde la época precolombina.

Un herido acusa a sus agresores

Javier Quispe (29 años), comunario de Hussi que se recupera de un disparo de bala en el Hospital Sagrado Corazón de Jesús de la ciudad de El Alto, identificó a tres trabajadores de la Empresa Minera Himalaya como los responsables de su condición física actual.

Quispe declaró que recibió el balazo por la espalda y que al quedar tendido en el piso pudo reconocer a sus agresores, ex mineros de la concesión privada, que vestían como policías durante el enfrentamiento del domingo por la mañana.

“No les importó que esté herido, porque ellos me patearon cuando estaba en el suelo”. Sus presuntos agresores resultaron seriamente golpeados por los cooperativistas, por lo que están internados en el Hospital Obrero de La Paz.

Quispe fue trasladado, vía Oruro, a El Alto, porque, según señaló uno de los comunarios, “como la Policía estaba en Cayimbaya, no podíamos salir por ese lado y debimos ir por el lado de Araca hacia Inquisivi y desde allí a Oruro. Es un trayecto que demora casi dos días, pero nuestro compañero está vivo, aunque no creemos que pueda volver a trabajar en la mina”.

Vistazo

Los fiscales Franklin Aguilar y Elías Bueno acompañaron a la comisión policial desplazada ayer a la mina Himalaya.

El grupo partió alrededor de las 04.00 de ayer de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales, en la calle Junín.

El viaje dura unas cinco horas hasta la comunidad de Hussi por un camino que se encuentra en malas condiciones.

Al concluir la entrega de los equipos antimotines, el fiscal Aguilar dijo que los campesinos contribuían a la paz social.

El agente del Ministerio Público sostuvo que ante la actitud de los lugareños, nada tenía que investigar y sí certificar.

Algunos campesinos, en tono agresivo, exigieron que se les muestre la orden judicial que dio lugar a su intervención.

El asunto estuvo a punto de frustrar la devolución de los equipos antimotines, pues los policías no pudieron responder.

El comandante departamental de la Policía, Édgar Revilla, dijo hace tres días que el operativo fue hecho por orden judicial.

La Superintendencia de Minas, sin embargo, habría dispuesto la restitución de la mina a la empresa concesionaria.

Los comunarios denunciaron que los medios mintieron al no haber dado a conocer su propia versión de los hechos.

Los cooperativistas demoraron alrededor de tres horas y media para devolver los equipos pertenecientes a la Policía.

Expusieron los implementos sobre frazadas en la cancha de fútbol de Hussi y levantaron un inventario de los objetos.

Seis cóndores sobrevolaron la zona mientras se desarrollaba el diálogo inicial entre los enviados de la Policía y unos 100 comunarios de la zona.

Dinamitazos

La Policía llegó ayer a la comunidad de Hussi alrededor de las nueve de la mañana.

Los cooperativistas hicieron explotar dinamita en los cerros aledaños.

El estruendo se escuchaba en todo el cañadón, aunque no tuvo consecuencias.