El presidente debiera agregar otros bonos, a la honestidad «Santos Ramirez», contra el alcoholismo «Rene Ramos», contra el nepotismo, acoso sexual, proxenetismo…
El presidente ha convertido a la economía del país en un eterno carnaval.*
Nadie puede oponerse a que se utilice algún sistema para atenuar la dramática situación de pobreza que afecta a gran parte de la población y particularmente al sector más vulnerable como es el binomio madre-niño pero cuando estas medidas se las adopta con una intención exclusivamente electoralista, la cosa toma otro sesgo.
Es que el presidente Evo Morales está a la búsqueda de aplicar un golpe de efecto político que le permita remontar la imagen de su gobierno tan afectada por la corrupción y el comportamiento de muchos de sus miembros que ya se están delatando como vulgares ladrones, proxenetas y borrachines que usan para su beneficio los recursos y bienes del Estado.
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En este empeño Evo no reparará en nada y como lo anunció en el lago Titicaca en uno de sus desvaríos, está dispuesto a echarle mano a las reservas internacionales de las cuales decía hace algún tiempo que nadie debía tocarlas por cuanto eran la expresión de la estabilidad y de un manejo adecuado de la economía.
Por lo visto hoy ha cambiado de opinión y por intereses puramente electorales atacará las reservas, aunque los ineficientes ministros del área digan que los recursos saldrán de algún fondo del TGN y de la cooperación internacional.
Ningún recurso que genera el país es de propiedad del gobierno y menos el resultado de una gestión económica medianamente aceptable. Por el contrario, el nivel actual de reservas se debe a un excepcional momento dentro de la economía mundial que el gobierno no supo aprovechar. En suma, las reservas existen no gracias a Evo Morales sino pese a Evo Morales.
Pero ese no es el punto. El uso sistemático de la prebenda es una característica de la gestión de Evo que ante la incapacidad de generar fuentes de trabajo y adecuadas políticas de salud y educación, apela al paternalismo político y en vez de crear conciencia en hombres y mujeres sobre la responsabilidad de traer un hijo y hacerse cargo, les regala un bono cuya sustentabilidad es incierta.
No conforme con apropiarse de la autoría de dos bonos, el “Bonosol” de Goni, ahora rebautizado como “Bono Dignidad” y el famoso «Juancito Pinto» que no es otro que el bono Esperanza creado por el ex prefecto Pepelucho Paredes; ahora saca bajo la manga otro que pretende llamarlo “Juana Azurduy”, para escarnio de la heroína y que hasta ahora nadie sabe como se viabilizará pero que oportunamente es lanzado en un año electoral.
La pobreza que crece en el país a la par del enriquecimiento de unos cuantos dirigentes gubernamentales y de “organizaciones sociales” no requiere de limosnas sino de adecuadas políticas económicas y sociales y mejor gestión, pero Evo de esto no tiene idea.
No obstante, vista la calentura del presidente para otorgar “bonos” podríamos sugerirle algunos. Podría, por ejemplo, otorgar un “bono a la honestidad” que muy bien podría denominarse “Santos Ramírez». Otro bono contra el alcoholismo que podría llamarse “René Ramos” y otro contra el acoso sexual que podría llevar muy merecidamente el nombre de “Gustavo Torrico”.
Es claro que también podría rendirse homenaje a otros personajes creando bonos que lleven sus nombres, «Marco Antonio Mendez» contra el proxenetismo y el bono MAS contra el nepotismo por las decenas de militantes dignos de tal distinción, empezando por el vocero Iván Canelas.
*foto ABI