Santa Cruz, en alerta y en democracia


Ver también abajo Muchas derrotas e insignificante ‘triunfo’ de Dominicus

Son demasiadas las falsas acusaciones que el Gobierno de Evo Morales viene imponiendo sobre los hombros de la cruceñidad, entendida ésta como los hijos de esta bendita tierra y todos aquellos venidos de otras regiones que la adoptaron como propia.

eldeber Editorial El Deber



Por el mero hecho de  existir un porcentaje considerable de la ciudadanía que acá expresó su voto contrario a las políticas de la actual administración, no puede destilarse tanto odio, ni inventarse tanta calumnia, en contra de Santa Cruz, de sus hijos e hijas y de sus instituciones.

Por razones que no alcanzamos aún a comprender, desde un principio el chivo expiatorio de cuanto mal -habido o imaginario- existe en Bolivia ha sido el departamento de Santa Cruz, o su  mal llamada “oligarquía” y dirigentes, más  entidades de diverso tipo, etc. Ninguna de las acusaciones y sospechas tuvo hasta la fecha fundamento concreto, pero el acoso contra todo lo cruceño, contra todo lo camba, sigue inclemente.

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Coincidir y disentir son dos valores democráticos esenciales; de ninguna manera pueden servir ni uno ni otro para generar odios ni rencores, todo es parte del proceso democrático. Así de simple. Si en Santa Cruz hay menor votación para las propuestas del Movimiento al Socialismo (MAS), tal vez sea por la sencilla razón de contar la región con un modelo incluyente y productivo propio, que ha tenido probado éxito. Por tanto, la propuesta populista-indigenista del Gobierno no tiene en estas grigotanas latitudes los mismos apoyos de los que goza en otras partes del país. Nuevamente insistimos: nada de malo hay en ello. En cualquier democracia estas cosas suceden y no por eso se discrimina a nadie.

El Presidente Constitucional de la República  tiene –metafóricamente- nueve hijos, los nueve departamentos de Bolivia. Debe querer a todos por igual, por encima de semejanzas o diferencias, de apoyos u oposiciones. Eso no sucede en nuestro caso, ya que acciones y expresiones contra lo cruceño suman y suman. Tal situación nos obliga ahora a estar en guardia permanente.

Cuáles son los planes gubernamentales en lo inmediato para liquidar la voluntad cruceña, no podemos saberlo, pero sí es bueno que tanto el MAS como don Evo Morales y sus seguidores sepan que este noble pueblo está y estará atento frente a cualquier prepotencia que viole el Estado de derecho o amenace a la región. Santa Cruz defenderá lo suyo, defenderá la democracia y se protegerá legítimamente, no con la fuerza bruta (que la tenemos),  sino con el escudo de su fe en Dios y de su fe en los  principios pluralistas que rigen la vida boliviana. Esos principios, que los haremos valer si fuera el caso, son válidos  a nivel hemisférico mediante la Carta Democrática Interamericana y a nivel mundial mediante numerosas convenciones de las que Bolivia es parte contratante.

Santa Cruz ha sido y seguirá siendo un suelo generoso para cualquier compatriota boliviano que llegue. Estaremos siempre -como nuestro Cristo Redentor- con los brazos abiertos para recibir a los que vienen para trabajar y progresar. Pero también estaremos atentos para defender con coraje nuestra tierra ante cualquier exceso o agresión. Nuestra defensa será pacífica, democrática, de probada y legítima defensa,  pero será firme. Que el Gobierno tome nota. Santa Cruz ya está en estado de alerta, nada podrá sorprendernos.


Muchas derrotas e insignificante ‘triunfo’

Dominicus

Aunque a la dirigencia no le gusta hablar del tema, desde hace rato en Santa Cruz vamos de derrota en derrota y retrocediendo. Nunca se hicieron las cosas oportunamente o se escucharon consejos.

Para comenzar, mientras acá se trabaja en horarios reglamentarios, se duerme la siesta y los fines de semana o feriados se paraliza actividades, la gente del Gobierno no para jamás. Solamente por eso, sin contar sus ingentes recursos, le lleva gran distancia a la dirigencia local.

Los reveses de los últimos tiempos son dramáticos, pese a que este noble pueblo de Santa Cruz ha seguido brindando su incondicional apoyo. Tras las maniobras de Podemos y del MAS, que permitieron el ilegal ‘alargue’ de la Constituyente y luego de dejarse ganar la delantera con la aprobación del texto de La Glorieta en diciembre de 2007, en algo se logró revertir el proceso. Incluso llegó un momento en que se tuvo al Gobierno contra la pared, tras el referéndum autonómico del 4 de mayo de 2008.

Pero poco después, por no percibir su propio poder regional y por hacer caso a políticos que ya hicieron mucho daño extendiendo la Constituyente (veo asombrado que tales políticos siguen mimados y en primera fila), la dirigencia aceptó un nefasto referéndum revocatorio propuesto por esos políticos y que nunca se debió acatar. Luego vino en septiembre de 2008 una insensata toma de instituciones cuyo fondo nadie me ha explicado y aún no lo entiendo. A lo largo del proceso se perdieron tres prefecturas, con uno de esos prefectos preso y se creó una imagen internacional negativa. Por último, en enero de este año el oficialismo logró hacer aprobar mediante referéndum una Constitución ilegal y ‘trucha’, remendada con el apoyo de un dócil Congreso ‘opositor’, aunque Santa Cruz votó masivamente por el no.

Teniendo posibilidades, nada se hizo acá en materia de construcción de imagen; tampoco se tuvo una estrategia clara. Con tanta improvisación, era imposible ganar. Por su lado, el Gobierno fue eficiente e implacable.

Por el retroceso derivado de tantos fracasos, hoy ya no se negocian temas de fondo del Estado: solamente se discuten procedimientos tipo elecciones, lo demás quedó aceptado y consumado. Prueba de la actual chatura de miras es que la Ley Electoral Transitoria ha sido recibida como un ‘triunfo’. Mientras, la autonomía sigue esperando y el dogal centralista aprieta. Como dice el Chapulín Colorado: “Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”.


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