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El Barça infringe al Madrid una de las mayores humillaciones que se recuerdan y cierra el campeonato con media docena de goles en el Bernabéu, en una exhibición histórica y una goleada para el recuerdo
Puyol celebra el segundo gol del Barcelona con el brazalete de la senyera en la mano.
Fuente: Publico.es – Madrid – 02/05/2009 20:52
El Barcelona sentenció la Liga en el Santiago Bernabéu. Aunque matemáticamente todavía no es campeón, su exhibición de juego ante el Real Madrid y su lógica victoria por 2-6 en lo que es una goleada espectacular que dejó a cada uno en su sitio, despejó las dudas que los blancos habían hecho surgir en las últimas semanas a base de casta, orgullo y coraje respecto al verdadero dueño de la Liga.
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El partido se puede resumir en apenas dos líneas, tal fue la superioridad de los de Guardiola. El Barcelona jugó en su línea habitual, en una clara apuesta por el toque, la posesión del cuero y el juego incisivo cerca del área. Frente a esa propuesta y a falta de juego, el Madrid sólo pudo contraponer lo de toda la temporada: voluntad, esfuerzo, ganas, orgullo…elementos insuficientes frente a un Barça pletórico. Así fue la corta historia del partido que decidió el título.
Entrando un poco en detalles, se podria decir que las cosas empezaron bien para los blancos: el Barcelona salió con excesivo respeto y el Madrid tuvo el acierto de marcar en el minuto 14 tras un certero remate de cabeza. 1-0 y la Liga más viva que nunca. El Bernabéu explotó en un grito desaforado de júbilo pues ya se olía el título en las gradas. Sin embargo, el gol del Madrid tuvo un efecto taumatúrgico en las filas culés, fue el toque de corneta necesario para la carga en tromba de un Barcelona pilotado por Henry y que ya no paró hasta el final.
El Barça sólo tardó tres minutos en responder al gol de Higuaín con otro de Henry. Era el minuto 17 y el Barça se liberó: en la primera parte llegaron dos goles más (de Puyol, en el minuto 20 y de Messi en el 36) y un rosario incontable de oportunidades que obligó a Casillas a intervenir en no menos de cinco ocasiones. Todos y cada uno de los jugadores del Madrid fueron espectadores privilegiados del fútbol eléctrico del Barcelona.
Monólogo
Así se llegó al descanso. La dinámica de la segunda parte fue calcada al de la primera: el Madrid volvió a recuperar el arreón inicial y marcó en el minuto 56. Un gol de Ramos que hacia albergar esperanzas a la sufrida parroquia blanca. Pero a ese gol para la esperanza respondió dos minutos después Henry con otro tanto dos minutos después. El globo se desinchaba de nuevo. Ni siquiera la dinamita que metió Juande a la delantera con la inclusión de Huntelaar y Van der Vaart (a cambio de desguarnecer el centro del campo) cambió el rumbo de los acontecimientos. El Barça tocaba y tocaba y el Madrid sólo podía perseguir inúltimente el balón: salvo alguos destellos de Robben, al resto de los jugadores ni se le vio.
En lo que fue un auténtico monólogo futbolístico, sin parangón, el Barcelona siguió acumulando oportunidades y llegaron dos goles más de Messi (en el minuto 75) y Piqué (en el 82). Los goles de la humillación. Pero el marcador pudo ser aún más escandaloso: tanto perdonó el Barcelona en un partido histórico en el que demostró que el campeonato ya tiene dueño, que siempre lo tuvo, que nunca un equipo tan limitado como el Madrid pudo tener una mínima posibilidad de ganarlo frente al excelso y magnífico fútbol de los culés. Y por si alguien tenía alguna duda antes o durante el encuentro, Guardiola y sus chicos la despejaron con media docena de goles para el recuerdo.