Esos si son tentáculos y no los que acusa el Vice al inverosímil terrorismo en Bolivia. Son los tentáculos de la necedad política del MAS, su desprecio a la democracia y a las leyes, y la sospecha permanente que genera su arbitraria administración de la política y la justicia.
Erasmo de Rótterdam decía que frente a la “estupidez humana, no queda más que el ejercicio sistemático de la sospecha frente a los vicios de la época”. Más tarde, Quevedo agregaría que “donde no hay justicia, es peligroso tener razón”, y Tomás Hobbes en “El Leviatán” afirmaba que “donde no hay leyes no hay justicia”. Entonces no se hablaba de Derechos Humanos, pero la injusticia y la estupidez humana eran tan cotidianas como hoy, a pesar de la declaración de los Derechos del Hombre y toda la generación de Derechos Humanos, de los cuales Bolivia es signataria.
Sin embargo, el gobierno viola todas las normas de respeto a las libertades y derechos ciudadanos, y la sospecha abruma frente a los vicios que rodean sus actos, en los que brilla por su ausencia una imparcial e incorruptible administración de justicia. La suplanta con peligrosas sinrazones, tanto que inciden en otro vicio: el castigo con saña, olvidando que en la sentencia, si es justa, hay que dar buen ejemplo. ¿Fue un buen ejemplo haber ajusticiando con premeditación y alevosía a los supuestos terroristas en Santa Cruz, sin guardar la ética jurídico-política y las convenciones internacionales? ¿Será haber llevado a dos cruceños maniatados y con los ojos vendados durante 14 horas, hasta La Paz? ¿Habrá sido todo lo actuado en Pando, Chuquisaca, Cochabamba, Tarija y Santa Cruz, además de los cercos a la Asamblea Constituyente y al Congreso? De buen ejemplo, ni remota intención.
No es sólo el ‘meterle y meterle, aunque sea ilegal’ de Evo Morales, sino la mentira que enreda a la Fiscalía General de la Nación y a no pocos fiscales. Tanto se enreda que el magnicidio a Morales se extendió a los prefectos de Santa Cruz, Rubén Costas, y del Beni, Ernesto Suárez. Por el momento, la única verdad son los excesos de los hombres del MAS y de la policía.
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Del burdo decreto de confiscación de bienes contra los presuntos ‘padrinos’ cruceños de Rosza no se habla, y tampoco del ‘pacto contra el terrorismo’. Aquí hay un feroz felino cautivo, pues ahora acusan sin prueba al representante de Human Rights Foundation-Bolivia, buscan más testigos claves, se habla de soplones e infiltrados y de que los miembros del presunto grupo terrorista eran funcionales al gobierno. El embrollo de la mentira acosa a un poder ejecutivo manipulador que busca votos para su reproducción política e inventa juicios contra potenciales candidatos opositores de diciembre. En tanto, la violación a Derechos Humanos continua, la pobreza y el desempleo crecen en un nuevo Primero de Mayo, día del trabajador y la economía se encoge más.
Hoy, el único culpable del entuerto de YPFB es Santos Ramírez y el presidente de la Corte Nacional Electoral renuncia, por razones familiares dice, cuando sabemos que en Bolivia nada se hace sin consentimiento del supremo Evo Morales. Al mismo tiempo, la locomotora económica del país, Santa Cruz y su gente, son maltratados por el gobierno central, mientras el referéndum por la autonomía que se ganó abrumadoramente, cumple su primer año y seguirá su proceso, pese a los tentáculos del MAS.