México queda estupefacto al ver los videos de la fuga de 53 presos


El gran contubernio: todos facilitan el escape

image Las filmaciones muestran con toda crudeza la corrupción e incompetencia de la policía y de los vigilantes de prisiones

En el primer video captado por la cámara localizada al exterior del penal se observa la llegada del comando en camionetas y algunas patrullas



En el video 2 tomado por la cámara en el patio del penal se ve cómo entra el comando de supuestos policías al interior del penal

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En el video 3 una cámara muestra lo que sucedió en el dormitorio y se logra identificar a uno de los líderes que orquestaron la huída de los 53 presos

En el video 4 la cámara de vigilancia del pasillo del Centro de Readaptación de Cieneguilla captó cómo el comando de supuestos policías entra para escoltar la salida de los narcotraficantes

MEXICO (CORRESPONSAL LA VANGUARDIA)

A pesar de que es un país con poca capacidad de sorpresa, México quedó estupefacto cuando los noticieros difundieron en la noche del jueves los videos grabados por las cámaras de seguridad de la cárcel Cieneguillas (Zacatecas). Las filmaciones evidencian con toda crudeza que los vigilantes de los penales no sólo no ofrecieron ninguna resistencia cuando hombres armados con uniformes de la policía federal entraron para liberar a 53 reos, sino que con todo descaro colaboraron con ellos. Lo que se ve en lo vídeos no es una cárcel, es el cuartel de los criminales. Más que una película es un documental, un testimonio. Todo es real. Parea mayor bochorno, la fuga se produjo a un paso de las instalaciones de la fiscalía general y de la policía federal.

Los mexicanos sienten vergüenza ajena ante tanta complicidad, tanta corrupción y tanta impotencia.

Los videos difundidos por la propia fiscalía muestran que los asaltantes que con uniformes policiales irrumpieron en la prisión la madrugada del sábado pasado apenas tardaron tres minutos en completar la operación. La Interpol advirtió que al menos 11 de los 53 prófugos son "un riesgo a la seguridad de los ciudadanos en el mundo", por lo que emitió una alerta de seguridad internacional; 27 de los 53 fugados tenían nexos con el Cartel del Golfo, uno de los grupos del narcotráfico más poderosos de México.

Las imágenes evidencian los fallos de seguridad en la cárcel y muestran la cooperación de los celadores con los asaltantes; los custodios en ningún momento se oponen a la fuga. 40 guardias y dos comandantes siguen detenidos bajo investigación.

        El día de la fuga, la gobernadora de Zacatecas Amalia García, dijo que "está claro que fue un operativo perfectamente planeado y que contó con la compra de voluntades, ya que esta acción sólo duró menos de cinco minutos y no hubo un solo disparo".

En los videos grabados por tres cámaras distintas, sin sonido, se puede ver cómo dos individuos bajan de los vehículos, se dirigen a la caseta de vigilancia del exterior del penal; segundos después, sin mediar trámite alguno, dos vigilantes abren las puertas y dan acceso a ocho vehículos.

Dentro de la prisión, las imágenes exhiben a dos celadores en actitud aburrida viendo un televisor mientras uno  intercambia mensajes por radio. Se advierte que habla con los reos que se encuentran tras las rejas.

Otra cámara, instalada en la entrada, capta el ingreso de ocho individuos con uniformes de la AFI y la PFP. Sus movimientos y vestimenta muestran que están entrenados en acciones de asalto.

Salen los presos de la celda, entran los guardias

Al tiempo que el comando ingresa al área de seguridad, los reos salen de la celda donde se encontraban encerrados. Con la complacencia de los guardias, el líder de los reos insta a los custodios a pasar a la celda.

Los prisioneros, vestidos de civil y con armas cortas que se fajan en la cintura, salen sin prisa a la aduana y luego al estacionamiento del penal, donde los vehículos los aguardan para emprender la huida. Ningún vigilante se ve en estas escenas.

Los celadores esperaron a que todos los presos salieran de la celda, algunos con armas robadas a los vigilantes, para luego meterse dentro con la mayor naturalidad. El vídeo termina cuando un evadido cubre con una manta la cámara de seguridad.

En otra filmación se puede ver a los falsos o verdaderos policías con uniformes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y de la Policía Federal Preventiva (PFP), cargando armas automáticas, algunos con pasamontañas, corriendo por un pasillo. Después, escoltan a los 53 reclusos en su fuga. Luego aparece un oficial de la prisión que camina por el pasillo con las manos atadas.

El video de una cámara exterior muestra cómo dos oficiales permiten entrar al estacionamiento de la cárcel a varias camionetas de las que se bajan los hombres armados. Mientras esperan, los vehículos giran para colocarse en posición de salida. Después se ve a los presos entrando en los furgones que salen a toda prisa del penal.

A partir de ahí los dos guardias que abrieron los portones, salen de la caseta de seguridad con las manos atadas. Dentro de la prisión corren custodios, esta vez armados, como si quisieran mostrar una reacción a la fuga. Los reos robaron 23 fusiles del armamento del penal.

La corrupción de agentes policiales y funcionarios es un serio obstáculo en los esfuerzos de las autoridades mexicanas para combatir a los carteles del narcotráfico.

El presidente Felipe Calderón ha reconocido que la corrupción se ha extendido por todos los niveles de la policía mexicana.

La Interpol dijo el jueves que la alerta emitida provee información detallada que permitiría a cualquiera de los 187 países miembros identificar a los fugitivos.

Un policía federal aparece en un cartel junto a las fotos de los 53 reos fugados. La PGR ofrece una recompensa de 53 millones de pesos (unos 6.000 euros por cada evadido) para quien brinde información que permita la recaptura de los fugados. 

No se descarta que los asaltantes sean policías en activo

La fiscalía investiga si los hombres que rescataron a 53 reos son agentes en activo o falsos policías. “Que sean policías auténticos no está descartado”, dijo  Ricardo Nájera, portavoz de la fiscalía. Nájera señaló que los uniformes policiales que utilizaron los asaltantes fueron sustituidos  hace dos años; ahora usan otro modelo. En México existe una red criminal al servicio de Los Zetas –brazo armado del cártel del Golfo, integrado por desertores de élite del Ejército–, dedicada a vender uniformes, insignias y credenciales falsos de corporaciones policíacas federales. Un uniforme completo suele costar el equivalente a mil euros.

“No se descarta que sean policías en activo,  eso se está investigando”, dijo Nájera al final de una conferencia de prensa en la que denunció complicidad, negligencia y corrupción. Durante la fuga, los uniformados dieron muestra de capacidad técnica en el uso de armas y en sus desplazamientos. La incógnita reside en si los miembros del comando armado que asaltaron la cárcel se disfrazaron de agentes federales o lo eran realmente.

“Fue impresionante el grado de colusión en los hechos, poco faltó para que a los presos les pusieran el saco… sólo faltó que se llevaran al perro”, dijo Nájera con un desenfado inusual al informar sobre la complicidad entre el comando armado y el personal penitenciario, desde el momento del ingreso hasta la huida.

Transcurrida casi una semana de la evasión, no se tiene el menor rastro de los 53 presos fugados ni de las camionetas y del helicóptero que intervinieron en el operativo.

A su vez, los vigilantes de la prisión denuncian que llevan seis meses bajo el “acoso permanente y amenazas” de Los Zetas, no sólo en el penal, sino también en la calle, hechos que hicieron del conocimiento del gobierno estatal.  “Pero no se hizo nada” pese a que o el 16 de enero el comandante del servicio de guardia fue secuestrado, sin que haya aparecido.

En una carta remitida a los medios por los celadores que se encuentran en libertad, se asegura que “los vigilantes somos víctimas de la pasividad y el abandono en que nos tiene el gobierno del estado”.

El periódico “Reforma” informa este viernes que la liberación de 53 reos ocurrió prácticamente al lado de las instalaciones de la fiscalía federal y de la PFP. Nadie denunció nada. Nadie vio ni informó del paso de un convoy de al menos ocho vehículos con torretas encendidas en las carreteras que conducen al penal. Los vehículos tipo camioneta Suburban portaban logotipos de la policía federal. Quienes facilitaron la evasión vestían uniformes de la AFI y la PFP.

El convoy de siete vehículos, cuatro de ellos coches patrullas con las alarmas encendidas en todo momento, estuvo a unos 2.3 kilómetros de la sede de la delegación de la fiscalía; las instalaciones federales están en un terreno plano y descampado, por lo que el domo de luz roja que arrojaban los vehículos podía ser visto a varios kilómetros a la redonda.  Si el convoy, a su llegada o en la huida, recorrió esa zona, debió haber sido visto por agentes de la AFI y de la PFP. La policía  federal, en ésta y en otras ocasiones, ha dejado transitar sin problemas convoyes de vehículos con gente armada.

JOAQUIM IBARZ.