Caen las remesas

Al parecer, el efecto más pernicioso de la crisis internacional se divide entre la reducción de las inversiones, la caída de las remesas y el retorno de los ciudadanos que, al llegar, encuentran que las condiciones de trabajo en el país han empeorado como consecuencia de la tensión política.

laRazon Editorial La Razón



Las remesas que envían al país los bolivianos que se fueron a buscar trabajo al exterior, cayeron en 9,2% en el primer trimestre de este año respecto a similar periodo del año pasado, según datos del Banco Central de Bolivia. De enero a marzo, el dinero que llegó de los emigrantes fue de 260 millones de dólares, mientras que en igual lapso del año pasado la suma había sido de 267 millones.

Estas cifras son un reflejo de lo que está pasando en los países adonde fueron a vivir los bolivianos que no encontraban trabajo en Bolivia. En efecto, las tasas de desempleo en los países destino —España y EEUU, principalmente— han subido a raíz de la crisis financiera internacional que estalló el año pasado.

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Los ciudadanos bolivianos que más sintieron ese fenómeno económico en los países donde residían, tuvieron que volver a Bolivia, donde encontraron una situación peor que la que habían dejado, respecto del empleo.

Pero los que pudieron mantener sus trabajos debieron aceptar la reducción de sus salarios, y los que habían sido despedidos pero pudieron encontrar otro empleo, descubrieron que las condiciones salariales habían empeorado en el exterior.

Un estudio hecho por el Banco Mundial muestra los alcances de las remesas y el criterio de distribución de recursos que contiene en los países pobres, compitiendo con los recursos que son distribuidos por las políticas asistencialistas.

Estas cifras fueron divulgadas junto con los datos sobre la caída de la inversión extranjera en el país. En efecto, en los primeros meses del año la inversión extranjera directa fue de solamente 164 millones de dólares, mientras que el 2008 había sido de 253 millones, es decir, 35%.

Según el Banco Mundial, las remesas que envían desde el exterior los migrantes de Bolivia, Honduras, República Dominicana y Haití tienen un rasgo paradójico, pues benefician al 20% más pobre de la población y también al 20% más rico. Los segmentos de ingresos medios son excluidos de este tipo de ingresos. El informe dice que la distribución de los recursos de las remesas es, por lo tanto, en forma de U.

El mismo estudio dice que las transferencias directas, es decir los bonos de los gobiernos, están llegando en este momento a 60 millones de personas en América Latina y que esa cifra equivale al 60% de los segmentos más pobres de la población.

En el caso boliviano, se sabe que las remesas enviadas por los expatriados eran usadas por sus parientes en la construcción de viviendas. Por lo tanto, es probable que el descenso de las remesas se refleje también en otros aspectos, como la disminución del ritmo de construcción de viviendas en el país.

Al parecer, el efecto más pernicioso de la crisis internacional se divide entre la reducción de las inversiones, la caída de las remesas y el retorno de los ciudadanos que, al llegar, encuentran que las condiciones de trabajo en el país han empeorado como consecuencia de la tensión política.

En esas condiciones, llama la atención que el Ministro de Economía asegure que la caída de las remesas no afectará al país. Es poco probable que no tenga efectos en las cifras macroeconómicas, pero indudablemente el efecto será muchísimo mayor en los bolsillos de las familias de los migrantes.