29 canes están entrenados para luchar contra la inseguridad, rescates y detectar explosivos. Ellos son adiestrados en la unidad de Canes de la Policía.
Spike, el joven bóxer, entrena para convertirse en un perro policía antidisturbios. – Rodolfo Goitia Los Tiempos
Cochabamba.
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Por Katiuska Vásquez – Los Tiempos
“Oso” vivió sus primeros días de perro samoyedo como mascota, pero hace seis meses se convirtió en policía. Como él, hay más canes que dejaron de vigilar la casa para cuidar la ciudad. Ellos son adiestrados en la unidad de Canes de la Policía, que los prepara para intervenir en disturbios, rescates, resguardo y detección de explosivos.
“Rudo”, compañero de “Oso”, tiene sangre del mastín napolitano. A pesar de su apariencia agresiva, es ideal para cooperar con la Policía en disturbios. Su sola presencia tiene un efecto psicológico en los manifestantes, expresa el comandante de Canes, Gustavo Estrada.
Es uno de los canes más valientes de la unidad y forma parte de la nueva generación de perros policía, que participan en la seguridad. Como el resto de los canes, estuvo en el desalojo de asentados en Colcapirhua, hace un mes. Esa experiencia mostró que los canes están preparados para actuar en crisis, pero también sacó a relucir que es necesario incorporar más animales al equipo. Según Estrada para ir a un disturbio se necesitan unos 50 perros policía antidisturbios. Hoy hay 29, pero distribuidos en especialidades como rescates, disturbios, demostraciones y detectores de explosivos.
Spike, un joven bóxer, resalta entre los canes. Los adiestradores creen que será la estrella de la unidad. Su carácter obediente y su esencia de perro compresor hacen de él un candidato a perro antidisturbios. Es entrenado por policías antidrogas. A sus dos años es una promesa contra la inseguridad. En su preparación se aferra a los objetos, presumiendo de dientes poderosos y una mandíbula flexible. A pesar de su naturaleza agresiva, sólo ataca cuando recibe una orden.
Pronto se convertirá en padre. Su pareja, Xina, una bóxer rescatada de una vida de maltrato, tendrá cachorros a fin de mes. Durante el alumbramiento, tal vez vaya a vivir unos meses a la casa del comandante de Canes y es que en la unidad existe el riesgo del parvi virus, que incide en una mortalidad alta de las crías.
“Kiara” y “Rocki” son dos de los pastores alemanes más jóvenes, de la raza que más predomina en la unidad. Por décadas fueron los preferidos en seguridad, por su carácter juguetón y buena memoria. La pareja de seis meses está destinada a trabajar en demostraciones y disturbios. Se espera que ayuden a cuidar la ciudad unos siete, el ciclo de un perro policía, luego se irán a descansar con suerte podrán ser adoptados por su adiestrador.
Caniles pequeños y escasos
Hay 29 perros policía en la Unidad de Canes. Y aunque su participación en la seguridad es cada vez mayor, viven en caniles estrechos, porque, pese a que la unidad fue refaccionada hace un año, los 15 caniles son insuficientes para los canes.
Y si faltan caniles, los que hay son bajos, lo cual facilita que los animales puedan invadir el canil vecino y enfrascarse en peleas o cruces incorrectos por sus características genéticas.
Aunque la Prefectura planeaba ampliar la unidad y dar comodidad a los canes, el trabajo fue incipiente. A causa de la refacción, la unidad se quedó sin agua, por la falta de una bomba, y además incomunicada porque Comteco no restableció la conexión pese a las solicitudes de la unidad.
Uno de los anhelos de los adiestradores es contar con veterinarios, debido a que cuando surge una enfermedad no hay quién cure a los canes o se requiere de un presupuesto para llevarlos a un especialista.
Su alimentación es a base de productos balanceados “made in Bolivia”, con los que se cubren sus requerimientos mínimos, pero se necesita de fondos adicionales para darles una nutrición similar a la de los canes antidrogas.