Sectores del MAS plantean que las elecciones de diciembre se realicen a la antigua. Es decir, con el viejo y cuestionado padrón y ese control manual del voto del cual todos desconfían.
Era fundada la advertencia de algunos en sentido de que la instalación de un Padrón Electoral biométrico excedería el plazo previsto por el respectivo calendario, con el riesgo de que llegásemos a las justas de diciembre sin contar con esta tecnología de punta que garantiza autenticidad de resultados.
Así lo confirma la determinación de la Comisión Calificadora de la Corte Nacional Electoral de declarar desierta la convocatoria a empresas, extranjeras y bolivianas. Lo hizo porque ninguna de las que finalmente compitieron por la adjudicación del emprendimiento cumplió con los requisitos exigidos. Terminaron descalificadas y la convocatoria suspendida hasta nueva orden. No se sabe qué pasará más adelante.
Convocatoria, calificación y adjudicación de servicios para el Estado, como los que se quiere para la CNE, no son cosas que se puedan hacer de la noche a la mañana. Plantean un tiempo más o menos prolongado. Por mucho que se pase por alto la normativa de la Ley Safco, a fin de ahorrar tiempo, el asunto demora casi siempre meses y, a veces, años.
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Recordemos, al respecto, lo sucedido con lo relativo a la aplicación del sistema biométrico en el pago de rentas a los jubilados del viejo sistema de reparto. Instalar este sistema de control de identidad a boca de ventanilla bancaria exigió más de cuatro años, sin que se lo hiciera a integridad, porque ahora mismo un determinado porcentaje de tales rentistas no ha sido aún incorporado al sistema.
Como las elecciones de diciembre se hallan ya a la vuelta de esquina, temerosos de que para entonces no se pueda elaborar un Padrón Electoral sujeto a control biométrico, aplicado también a las mesas de sufragio de las circunscripciones electorales del país y el exterior, algunos sectores del MAS plantean que los comicios generales de diciembre se realicen a la antigua. Es decir, con el viejo y cuestionado padrón, y ese control manual del voto del cual todos desconfían.
Este planteamiento induce a corrientes de la oposición a suponer que, en realidad, lo del empadronamiento sujeto a control biométrico, por parte del Gobierno, fuera una simple maniobra y no un propósito real. Sugieren que de verdad lo que quiere es hacer lo mismo que hizo en el referéndum pasado, consulta en la que imperó el fraude, junto a irregularidades sobre las que se presentaron evidencias.
Planteadas así las cosas, el enfrentamiento Gobierno–oposición puede alcanzar incandescencia extrema en el futuro inmediato. ¿Qué hacer? En casos así se impone la racionalidad y la prudencia. Lo más aconsejable sería una Cumbre para un acuerdo nacional que sobre bases de total realismo nos ponga a buen recaudo frente a graves contingencias. Si hasta diciembre no alcanza el tiempo para el Padrón Electoral biométrico y su conexión a los recintos de todas las circunscripciones electorales del país, lo más sensato es que las justas se posterguen por un tiempo que permita hacer eso de forma idónea y total.