Esta vez fue el presidente de YPFB-Transportes, Gildo Angulo quien reveló un caso de corrupción que habría sido cometido por el presidente de YPFB, Carlos Villegas, cuando ejercía el cargo de Ministro de Hidrocarburos.
Resulta que el contralmirante Angulo, de acuerdo a la versión de La Razón denuncio que Villegas autorizó la “nacionalización” (compra) de Transredes con un precio de 250 millones de dólares cuando esta tenía deudas por un monto de 200 millones de dólares. Sin embargo, una ex autoridad de YPFB, de acuerdo a La Prensa indicó que el año 2006, los pasivos (deudas) de Transredes alcanzaban a 350 millones de dólares.
Nacionalización. El Presidente Evo Morales junto al entonces ministro Villegas, promulgó el D. S. 29586 en la planta de Transredes de Santa Cruz y posesionaba al primer titular de la «recuperada» empresa. ocurrió en junio de 2008.
Se trata sin duda de una danza de millones que hasta el momento las autoridades gubernamentales han evitado aclarar apelando al remanido discurso anti-imperialista. Solo Villegas salió al paso para asegurar que la nacionalización de los hidrocarburos fue, es y será un proceso «transparente».
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Sin embargo, la información proporcionada por Angulo confirma las sospechas que sobre Villegas surgieron al estallar el escándalo de Santos Ramírez, pero resultó que Villegas, lejos de ser investigado por complicidad o negligencia, fue designado presidente de YPFB para arreglar el desbarajuste en la empresa estatal del petróleo a causa de los hechos de corrupción cometidos por el segundo hombre del MAS.
El monto negociado para ejecutar la llamada nacionalización no es una bicoca, por ello resulta extraño que el sui generis “Contralor General del Estado Plurinacional”, Gabriel Herbas, ni la quisquillosa ministra anticorrupción Nardi Suxo, hayan dicho esta boca es mía. Al parecer en los casos que involucran a sus compañeros de partido sus ímpetus inquisidores sufren un súbito bloqueo.
Conviene remarcar que la denuncia no proviene de esa oposición «derechista» siempre interesada en poner piedras en el camino del “proceso de cambio” sino de una persona que hoy pertenece al entorno gubernamental y se declara «amigo personal» de Evo Morales, así haya cometido en el pasado el “error” de haber sido candidato a la presidencia por el NFR de Manfred Reyes Villa y se haya “arrepentido” oportunamente.
Existen suficientes elementos para afirmar que el presidente Morales, como de costumbre anda en otra cosa y prefiere ocupar su tiempo en buscar pleitos con sus colegas de otros países, soslayando temas como éste, que son de interés nacional y que debieran ser su prioridad.
El olor a podrido que sigue saliendo del sector hidrocarburos, tras la publicitada «nacionalización», no se puede tapar acudiendo a supuestos informes de un organismo de la ONU que habría indicado que la corrupción en el actual gobierno ha disminuido. Frente a los hechos, suena a broma de mal gusto.
A esta altura aumentan las evidencias de que la llamada “nacionalización” (y no solo en el sector energético) fue simplemente una compra «contra viento y marea» en el que las empresas transnacionales hicieron un excelente negocio. Los «oligarcas» extranjeros ganaron y Bolivia perdió.
La ceremonia montada el 1 de mayo de 2006 para hacer creer al país que se recobraban por derecho propio para el Estado boliviano todos los recursos petroleros, hoy resulta una mentira. Un engaño que se prolonga bajo el argumento de la lucha contra la corrupción, a sabiendas de que este mal ha echado raíces profundas, precisamente en una empresa emblemática. Habrá que concluir que el único programa gubernamental exitoso en el país es la nacionalización de la corrupción.