Termómetro político: lío con Perú tiende a crecer

termometro politico Chávez designó al gobierno boliviano para que se ocupe del Perú. Es decir, para que enfrente y neutralice a Alan García. Bolivia está tratando de hacer su tarea.

La temperatura política

En una escala del 1 al 10, donde 1 significa mucha estabilidad política y 10 una alta inestabilidad, ¿cómo calificaría la situación actual en Bolivia?

La situación ha bajado a 6, el tema terrorismo se enfrió y el único lío –que es el de Angulo–  recién comienza a calentar.



I. La semana pasada

Vimos dos temas importantes para la política durante la semana que pasó: Perú y corrupción en Transredes.   

Perú. En la política peruana todavía está pendiente la cosa indígena. Lo cual no es poca cosa. Perú necesita una agenda nacional que reivindique su lado indio. Y no se trata de que la gente indígena en Perú viva especialmente mal. Recordemos -ahí están los datos- que los indígenas peruanos gozan de mejores condiciones de vida que los bolivianos. Sin embargo, lo que Perú necesita es una reivindicación moral y política de sus indios. Perú todavía hace su vida pública como si no tuviera una enorme población indígena que ha sido sistemáticamente discriminada por siglos. Es decir, hace falta en Perú, que la política, desde la racionalidad democrática, reconozca que allí hay un problema histórico llamado racismo. En Bolivia también hay mucho racismo -de ambos lados- pero ese es un tema que toma gran parte de la agenda política. Vale decir, en Bolivia nos ocupamos de la cuestión. En Perú, no. En Perú la política tiende a desentenderse de la cuestión india. El problema de esto es que, dadas las olas populistas que recorren el continente, lo indio puede llegar a Perú, envuelto en un proyecto chavista para hundir la democracia e instalar en el poder un régimen autoritario, cacareando “justicia racial”.

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Los gobiernos populistas de Bolivia y Venezuela no disimulan su antipatía por Alan García. Estarían encantados de verlo derrocado. Valga como ejemplo, el florido verbo subversivo de la gente masita en los encuentros indígenas de Perú. Sin embargo, la distancia entre el gobierno boliviano y el peruano, no es ideológica. Es más bien, una distancia por cuestiones de poder. En el fondo, las políticas sociales de Alan García, son más “socialistas” (más gasto público en asistencia social, por mencionar un tema) que las del MAS en Bolivia. A los gobiernos de Bolivia y Perú les distancia Chávez y su proyecto de poder. El gobierno peruano, por razones de supervivencia, se alineó con los países latinoamericanos que no comparten el chavismo: Colombia y México, básicamente. Y Chávez designó al gobierno boliviano para que se ocupe del Perú. Es decir, para que enfrente y neutralice a Alan García, ese antichavista. Como es evidente, el gobierno boliviano trata de hacer bien su tarea.

Ese es el problema de fondo entre Perú y Bolivia. Y por eso, no tiene solución. Puede aumentar o bajar de temperatura, pero no va a desaparecer. Sólo se solucionaría si Chávez deja de ver en Alan García (y su amistad con EEUU) un peligro. Chávez sabe que EEUU no conspirará para derrocarlo. EEUU está en otra. Pero también sabe que EEUU no necesita conspirar para derrocar un gobierno en la región. Simplemente, comportándose con frialdad y teniendo  un par de amigos en la región, EEEUU tiene dadas las condiciones para poner a Chávez  en la cuerda floja. Y por eso, Chávez no se descuida… y decide neutralizar a Alan García con un acoso permanente de parte del gobierno boliviano.      

Transredes. Un señor llamado Angulo denunció a Villegas de corrupción. La denuncia en sí misma es muy dura (y fácil de entender en los medios de comunicación). Y el gran problema para el gobierno, es que cae en terreno abonado: la opinión pública boliviana tiende a creer cualquier denuncia de corrupción que se haga contra el MAS y su gente, después de lo de Santos Ramírez. Incluso los electores masistas dudan de la honradez de sus líderes cuando de yacimientos se trata. El MAS está en problemas si esta denuncia agarra ritmo en los medios. Sería una mala manera de empezar la campaña y por eso, lo de Angulo es serio. De hecho, si Angulo no quiere acabar preso o procesado (como ese general, el ex presidente de la Aduana) debe dedicarse en vida y alma a probar sus denuncias.

II. La semana que viene

La semana que viene el MAS intentará superar la denuncia de corrupción que ha hecho Angulo. Primero trabajará para opacar el tema: que los medios no le den mucha bola al asunto y que se ocupen de otros líos… Por eso, el MAS y el gobierno en esta semana, pueden armar algún escándalo espectacular sobre cualquier tema (lo de terrorismo, definitivamente ya no da). Ahora bien, si el gobierno no logra opacar la denuncia, entonces, trabajará para desprestigiar al denunciante. Y finalmente, si el gobierno ve que la denuncia no se opaca, ve que Angulo sobrevive y ve que las encuestas muestran  la corrupción en YPFB como un problema, entonces, cocinará a Villegas. Veremos  cómo va la cosa en esta y en las siguientes dos semanas. Hay show asegurado.