Despedida. Interpretará ‘Who’s loving you’. ¿Qué mató a Michael?. El ‘síndrome del espejo mágico’.
Shaheen Jafargholi, de 12 años, se dio a conocer en ‘Britain’s Got Talent’. En la misma edición que catapultó a Susan Boyle
Shaheen Jafargholi,en la imagen que publica el diario ‘The Sun’.
Daniel Postico | Londres
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Un niño galés de 12 años, que fue una de las revelaciones del concurso televisivo ‘Britain’s Got Talent’, ha sido invitado por la familia Jackson para cantar en el funeral del ‘Rey del pop’ previsto para esta tarde en Los Ángeles. Shaheen Jafargholi, de madre galesa y padre iraní y que vive en Swansea con su madre, se dio a conocer en el popular concurso, en la misma edición que catapultó a Susan Boyle.
Protagonizó uno de los momento más increíbles del certamen, mientras interpretaba la canción ‘Valerie’, de Amy Winehouse, cuando fue interrumpido por uno de los tres jueces, el severo, temido y a la vez sincero Simon Cowell. Éste le recriminó que la elección del tema había sido «errónea» y que le daba otra oportunidad, que eligiera otra canción.
El desconcertado niño no se lo pensó dos veces, eligió a su ídolo, Michael Jackson, y empezó a entonar el ‘Who’s loving you’, una canción que Michael cantaba en su época de niño con los Jackson 5. Con una asombrosa interpretación levantó del asiento al público y a los jueces y a los telespectadores.
«Una canción puede cambiar una vida», le dijo un Simon Cowell visiblemente contento al terminar la actuación. «Este puede ser el inicio de algo especial, jovencito».
Shaheen llegó a la final del concurso que finalmente ganó el grupo de bailarines Diversity. Pero Shaheen ya había sido descubierto. Tal vez aquello «especial» a lo que se refería Simon Cowell sea la admiración de Michael Jackson y la invitación expresa de su familia para que cante en su funeral.
¿Un dúo con Jackson?
Según explicó al diario británico ‘The Sun’, un portavoz de los organizadores, cuando Michael Jackson vio el vídeo en Youtube de la interpretación de Shaheel, se emocionó, quedó impresionado. «Él pensó que era fantástico y estaba pensando si invitarlo al escenario para cantar a dúo con él en alguno de los de sus conciertos en el O2«, explicó una fuente del funeral al diario británico.
Es por esto por lo que la familia lo ha invitado. Shaheen ya se encuentra en Los Ángeles, ha viajado con su madre, y esta tarde irrumpirá en el escenario del Staples Centre de los Lakers para repetir la actuación que tanto emocionó al Rey del Pop, el ‘Who’s Loving You’.
Tras llegar a Los Ángeles, Shaheel, desbordado por la expectación, declaró: Michael fue una enorme inspiración para mí, estoy nerviosos pero para mí es un honor y un privilegio haber ido invitado». Compartirá escenario con mitos como Stevie Wonder, Mariah Carey, Lionel Richie, Smokey Robinson, Diana Ross y Usher, actuará ante 1.000 millones de espectadores, algo inimaginable cuando las pasadas navidades cantaba el «Oompa-Loompa» —de la película Charlie y la Fábrica de Chocolate— en su escuela de Swansea.
Catapultado por el ‘Britain’s Got Talent’, empezaron a lloverle las ofertas. Ha participado en programas de radio, lo invitan a actuar por todos lados en el país, y recientemente fue fichado por el musical ‘Thriller’ que se representa en el West End londinense para representar al joven Michael Jackson. Se dice también que los cazatalentos de Disney quieren convertirlo en el nuevo niño prodigio del pop, como en su día fue Michael Jackson.
¿Qué mató a Michael?
INVESTIGACIÓN | El misterio sigue rodeando su muerte
El cantante es ingresado en estado de coma en el UCLA Medical Center de Los Ángeles. | TVE
En el día de su funeral, sigue habiendo más preguntas que respuestas
La investigación se centra en los médicos que le recetaban los fármacos
Ana del Barrio | Madrid
A Elvis Presley le mató el abuso de drogas; a John Lennon, un fan despechado; a Janis Joplin, una sobredosis de heroína, a Kurt Cobain su propia pistola… pero, ¿qué mató a Michael Jackson?
Más de una semana después de su fallecimiento y el día de su multitudinario funeral, todavía sigue habiendo más preguntas que respuestas en torno a la misteriosa muerte del rey del pop.
Curiosamente, los sospechosos de la investigación de la Policía no son seguidores desequilibrados ni vulgares ‘camellos’, sino prestigiosos doctores que le suministraron durante años fármacos legales, cuyo consumo abusivo le pudo costar la vida.
¿Fueron los médicos los culpables de su muerte? Así lo cree el ex manager y amigo personal del cantante, Tarak Ben Ammar, quien, minutos después de su fallecimiento, no dudó en lanzar su particular ‘Yo acuso’ contra los médicos que le trataron.
«Está claro que los criminales en este caso son los médicos que lo atendieron a lo largo de su carrera, que destruyeron su rostro y que le dieron medicamentos para calmar los dolores», declaró el amigo del ‘rey del pop’ a la emisora francesa Europe 1.
Un cardiólogo, bajo sospecha
Según apuntan todos los indicios, el cantante creó a su alrededor todo un entramado de médicos y enfermeras que le suministraban las recetas para conseguir los fármacos, con el fin de superar los fuertes dolores de espalda y sus graves problemas de insomnio.
En un principio, todas las miradas se centraron en Conrad Murray, cardiólogo, médico personal del cantante y principal testigo de su muerte. Se llegó a especular con que fue él quien le suministró una potente inyección del analgésico demerol, similar a la morfina.
El médico Conrad Murray.
Para Michael, el demerol era su ‘elixir’ e incluso lo llamaba el ‘tónico de la salud’. Recurría a él ante cualquier dolor y llevaba varios años enganchado a esta sustancia. Es más, en 1997, llegó a dedicarle una oda al demerol, bajo el título de ‘morphine’.
Sin embargo, Edward Chernoff, abogado de Murray, aseguró posteriormente que el médico encontró a Jackson ya inconsciente, cuando entró «de forma fortuita» en su habitación el pasado jueves 25 de junio. Negó además que el doctor le hubiese inyectado demerol ni oxycontin, momentos antes de su muerte.
No obstante, la actuación de Murray presenta más sombras que luces. Según el portal TMZ, la web que dio en exclusiva la muerte de la estrella, el médico personal tardó media hora en avisar al 911 después de encontrar inconsciente al cantante. El abogado del doctor justificó esta tardanza porque no conocía la dirección exacta de la mansión de Jackson.
La familia también criticó a Murray por haberle realizado las labores de reanimación cardiopulmonar en la cama, cuando esta maniobra debe efectuarse con el cuerpo de la persona sobre una superficie dura.
Pero las pesquisas de la Policía, a las que se ha incorporado el Departamento Estadounidense Antidroga (DEA), no se centran sólo en el médico personal de Jackson, sino que abarcan a otros galenos y farmacéuticos que le suministraron recetas a través de personas interpuestas y alias falsos. Uno de los doctores que le trató fue amonestado por el Colegio de Médicos por prescribir recetas con nombres falsos
El cantante utilizaba el nombre de su guardaespaldas y el del gerente de uno de sus médicos para conseguir los medicamentos. Entre ellos se encontraba el propofol, un potente anestésico que se utiliza en los hospitales para anestesiar a los pacientes antes de ser operados. Según TMZ, en el domicilio del cantante se halló lidocaína, otro fármaco empleado para reducir el dolor que provoca la inyección del propofol.
Además, la Policía quiere volver a interrogar a Arnold Klein, el dermatólogo de Jackson y a la enfermera Cherilyn Lee, quien confesó a la cadena CNN que el cantante le había presionado para obtener Diprivan, la marca con la que se comercializa el propofol.
Según su testimonio, ella alertó a Jackson de que ese medicamento no era seguro y de que podía «no volver a despertarse». Y él le respondió: «Sólo quiero dormir. No me entiendes. Sólo quiero estar K.O. y poder dormir», añadió.
El penúltimo en aparecer en escena ha sido Allan Metzger, el médico que trató al rey del pop de lupus y que viajó con él durante la gira de HIStory en 1996. El doctor fue amonestado en el año 2000 por el Colegio de Médicos por extender recetas a través de personas interpuestas, entre otras, para Janet Jackson.
Metzger se defiende afirmando que lo hizo para proteger la identidad de sus clientes y aseveró que no le «prescribió ninguna sustancia en relación con lo que le pasó».
Michael logró por fin dormir y quedarse K.O., mientras médicos sin escrúpulos se enriquecieron a su costa. Ahora, sólo falta esperar los resultados de la autopsia y de la investigación policial para determinar si hubo una sobredosis de fármacos y si se la provocó él mismo o con la ayuda de alguien.
El ‘síndrome del espejo mágico’
Un retrato del cantante dibujado por uno de sus fans (Foto: AFP | Mark Ralston)
7 de julio de 2009.- ¿Quién fue el culpable? Eso mismo preguntó Bob Dylan en una canción a propósito de Marylin. La respuesta fue: «Yo, respondió la ciudad». Ahora me pregunto: ¿Quién mató a Michael Jackson?: «Yo, respondió Neverland». Paráfrasis aparte, lo cierto es que a Michael le han matado muchas cosas: la genialidad (los genios mueren pronto), el éxito y la fama (tan ansiados como agotadores), la pantalla global (que desvela y crucifica), pero sobre todo «los espejos de Neverland». Ya lo dijo Borges (Orbis Tertius): «…los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres».
Pero a la madrastra de Blancanieves el espejo le dolía aún más, pues siempre habría otra más bella. Y es que los espejos son mágicos y sinceros, quizá demasiado. Y nunca ha habido tantos espejos, ni tan sinceros como ahora. Quizá por eso a algunos les cuesta tanto contemplarse en ellos.
Padecen una necesidad excesiva, compulsiva, morbosa, de estar, o sentirse, o parecer bellos, o eso que ellos consideran bello. Muchas mujeres sufren esa especie de «síndrome del espejo mágico». Y no sólo mujeres, cada vez más hombres. Es algo tan común en nuestra sociedad posmoderna que casi no hace falta describir a qué me refiero.
Casi nadie, ni siquiera los más bellos se sienten realmente perfectos ante el espejo justiciero. Y las consecuencias son peligrosas. De ellas se derivan muchos trastornos de la conducta típicamente postmodernos, como la bulimia y la anorexia o la adicción a la cirugía estética.
Recuerdo una paciente real, pongamos que se llamaba Blanca, que tenía fobia a sentirse y que la vieran pálida. Era tal su congoja que se encerraba en su casa y se tapaba todo el cuerpo para que nadie la viera. Lógicamente su piel estaba blanca de no salir, pero no era albina, y sin embargo a ella le daba pánico mirarse al espejo y verse tan blanca, aunque no lo fuese tanto. Necesitaba sentirse y ser morena, como tantas personas que cada verano se exponen compulsivamente al sol, y algunas llegan a sufrir una verdadera adicción, llamada ‘tanorexia’.
Algunas de esas personas padecen un ‘trastorno dismórfico corporal’, caracterizado por la preocupación excesiva y desproporcionada por algún defecto imaginado o mínimo del aspecto físico, que les genera un intenso malestar emocional y deterioro de la actividad social, laboral o de las relaciones, que a veces llega a ser muy grave.
Dicen que Michael odiaba la negritud y sus grandes narices, que necesitaba sentirse blanco y de rasgos caucásicos. Y seguramente eso le generaba enormes sufrimientos, ansiedades, angustias, depresiones. Obviamente no conocemos en detalle su ‘historia clínica’, y quizá no sea justo emitir ningún diagnóstico, pero poco importa. Él era un símbolo de ese espejo global que acosa a la belleza y la tranquilidad de tantos seres humanos inseguros, débiles, desconcertados, que fácilmente caen en las trampas de sus espejos, o en las garras de sus acólitos: madrastras odiosas, falsos estetas, publicistas mercantes, estafadores del bisturí, psicomagos chamanes, etc.
Vivir en la genialidad, o en la fama, o en el escaparate de los espejos es arriesgado, fatigoso, extenuante. No es extraño pues que la enfermedad psíquica aceche y acose a los más desvalidos, a los más inseguros, a los más frágiles, y les someta a sus cadenas y torturas. Quizá como a Michael, quizá como a Marylin. De ésta acabamos de conocer los secretos de sus últimos meses de vida, compartidos con un psiquiatra que no supo ni pudo salvarla. Eran otros tiempos.
Quizá hoy las cosas hubieran sido diferentes: ¿tal vez con un simple antidepresivo? ¿Y Michael? ¿Acaso tenía psiquiatra o psicólogo? ¿Y si le hubieran diagnosticado una dismorfofobia y hubiera dado un simple antidepresivo en vez de tantos sedantes? ¿Habría podido eso aliviarle de sus fantasmagorías especulares? ¿Y si le hubieran hecho terapias con más plática y menos plástica?
No sabemos si tenía psiquiatra; al menos nadie lo ha dicho. Tampoco sabemos si había tomado antidepresivos, pero entre la enorme lista de fármacos que al parecer tomaba no había ninguno. Y es que ya se sabe que los genios sufren mucho, y mueren jóvenes, y tienen muchos espejos, y no les gusta ir al psiquiatra, pero tal vez con un simple antidepresivo…
Jesús J. de la Gándara es psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos.