Las paradojas…


cayet Entre paréntesis….Cayetano Llobet T.

No se puede hacer política ni con las tripas ni con las botas. Nadie les avisó a los militares hondureños que ya no existe la posibilidad de los golpes de Estado. Hasta se puede pensar en algún derrocamiento, contando con la felonía del sucesor  -Carlos Mesa, en  el caso boliviano-, o con conspiraciones bien pensadas desde fuera, como lo que se está haciendo en el Perú. Pero eso de meterse a las cinco de la mañana a la residencia presidencial, sacar al Presidente, meterlo en un avión y despacharlo fuera, es la caricatura cuartelaria y más primaria del gorilismo pasado de moda. Ojalá fuera sólo una cuestión de formas. Lo grave, lo seriamente grave, es convertir a un imbécil, tentado por las ilusiones autoritarias del chavismo, prorroguista confeso, en un símbolo y mártir mundial de la democracia.

Porque aquí no hay que andar con cuentos. Lo que se intentaba en Honduras era, ni más ni menos, la implantación del mismo sistema ya probado en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, y los que se pongan en la lista del populismo barato para entrar al infierno de las dictaduras indefinidas. Por eso surge la pregunta elemental: ¿por qué acudir a los mecanismos primarios en vez de contar con la institucionalidad hondureña, parlamentaria y judicial, su sistema de partidos, que tenían todos los mecanismos para impedir el proyecto totalitario de Zelaya?  Era cuestión de pensar un poquito, usar la cabeza, actuar con una dirección política para hacer bien las cosas… (parece que estuviera hablando de Santa Cruz y no de Honduras).



Y es que la paradoja es de  muy fácil enunciado: hoy aparecen defendiendo la institucionalidad democrática, los mismos que han hecho tabla rasa de esa institucionalidad en sus países. Que Hugo Chávez o Evo Morales nos hablen, hoy, de respeto a las instituciones, no es sólo un chiste de mal gusto: es el cinismo marchando con paso de parada.

Como no deja  de ser paradójico que la OEA pueda excluir a Honduras por violaciones a la democracia, semanas después de readmitir y pedir perdón a Cuba… ¡y su respeto a la democracia!  Nada extraña la actitud de Insulza, cuya reelección depende de Chávez y sus amiguitos. Y me parece muy bien que Obama  diga que no está de acuerdo con la reelección de Uribe en Colombia, ¡pero que diga algo de las reelecciones de Chávez y los otros!  El “Mussolini tropical” y su corte de monaguillos dotados de asombrosa docilidad canina, se da el lujo de aparecer como uno más de los demócratas del mundo. Si hasta la Kirchner ha encontrado en Honduras el paño de lágrimas para desahogar su humillante derrota electoral en Argentina. Porque piensan del mismo modo: se aprovechan de las instituciones democráticas para llegar al poder y luego las quiebran, las destruyen, para no dejar el poder.

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Hoy, Chávez, el monitor y maestro de ceremonias de todo ese conjunto de proyectos, está preocupado. En su cabeza rondan las tentaciones permanentes de jugar con las armas. Está furioso y dispuesto a organizar una invasión para restaurar el orden en otro país, ¿Napoleón caribeño?  Está furioso porque, a pesar de los errores y desatinos, le ha salido el primer respondón  en la región y en un país que él ya consideraba en el bolsillo. Por lo que sé, los hondureños no tienen ninguna duda: a quien derrocaron no fue a Zelaya, sino a Chávez. El reyezuelo no está triste, está furioso y dolido. No es mal consuelo para los que no podemos librarnos de él…


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