Por Redacción central | – Los Tiempos – Subeditorial
Durante la campaña de postulación de Evo Morales al premio Nóbel de la Paz, el lenguaje presidencial se vio insistentemente acompañado de frases cuidadosamente escogidas para apuntalar la candidatura. Defensa de la vida, madre tierra, medio ambiente, calentamiento global fueron, entre otros, temas infaltables en el discurso del Primer Mandatario. Como es de conocimiento general, el Nobel no fue otorgado, pero el discurso quedó, reservado, eso sí, para audiencias exteriores, quizá con la esperanza de ir nuevamente en pos del prestigioso lauro.
En el orden interno, para el ciudadano común, ese discurso carece de sustento y Evo Morales, por el contrario, está mostrando un desprecio absoluto por los principios que dice defender. Dos temas, en particular, desvirtúan toda su campaña: el narcotráfico y el anunciado traslado de familias campesinas del occidente al oriente del país.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
No es posible hablar de preservación del medio ambiente mientras se alienta las plantaciones de coca que, al margen de provocar la deforestación de grandes extensiones, tienen en su producto final, la fabricación de cocaína, un agente de contaminación de ríos y lagos. Ni qué decir de los efectos de la droga en la salud de los jóvenes de Bolivia y del resto del mundo.
Pero, por reciente y por sus implicaciones, el tema de las migraciones campesinas es el que más llama la atención y desvirtúa en definitiva lo que Morales pregona. No puede haber atentado más evidente contra la vida de las personas que sacarlas de su entorno natural para trasladarlas a otro totalmente diferente y ajeno a sus “usos y costumbres”. Peor aún si se lo hace con fines electorales.
Por más que el Gobierno se esfuerce en justificar el traslado de 2 mil familias altiplánicas a Pando, con el argumento de sentar soberanía y dar acceso a tierras a los campesinos, para la gran mayoría de los bolivianos está claro que el propósito central es lograr un resultado electoral en las elecciones de diciembre. Tan es así que el “acarreo” comenzará en agosto, en coincidencia con el inicio del nuevo registro de votantes.
Si a esto el presidente Morales llama respeto a la vida, sus aspiraciones al Nobel de la Paz son cada vez más improbables.