Su avión no pudo aterrizar porque los militares colocaron camiones en la pista
El aparato venezolano ofrecido por Chávez fue desviado al aeropuerto de El Salvador
TEGUCIGALPA (ENVIADO ESPECIAL LA VANGUARDIA)
El avión en el que viajaba Manuel Zelaya a Honduras sobrevoló en varias ocasiones el aeropuerto de Tegucigalpa, sin poder aterrizar porque el Ejército colocó camiones pesados en la cabecera de la pista. El derrocado presidente hondureño, que abordó en Washington un avión de la petrolera estatal venezolana Citgo, dijo que tenía que desviar el vuelo hacia El Salvador porque los cuatro aeropuertos del país estaban militarizados. Alfredo San Martín, director de Aeronáutica Civil, anticipó que el avión que transporta a Zelaya “aterrizará en El Salvador porque no tiene autorización para hacerlo en territorio hondureño”.
Zelaya dijo que las autoridades militares amenazaron con interceptar su avión con cazas de combate.
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Zelaya quiso forzar la situación por ser consciente de que el tiempo corre en contra suya. Quiso dar un golpe de efecto aprovechando que en Tegucigalpa se encuentran centenares de periodistas del mundo entero. Anunció que intentará regresar en los próximos días. Decenas de cadenas de televisión pidieron filmar el avión venezolano en el que viajaba Zelaya, que sobrevoló la capital para calentar los ánimos de los manifestantes que se agolpaban ante cientos de militares que protegían la terminal aérea. La fuerza público actuó con contundencia para impedir que invadieran la pista de aterrizaje.
El presidente de facto Roberto Micheletti dijo que no se permitió la entrada de Zelaya para evitar "conflictos internos"; aseguró que en su momento podrá hacerlo, si es que desea entregarse a la justicia.
Zelaya voló hasta Honduras con el nicaragüense Miguel D’Escoto, presidente de la Asamblea General de NU y ex ministro sandinista de Exteriores. Pese a que la presidenta argentina Cristina Fernández, el paraguayo Fernando Lugo, el ecuatoriano Rafael Correa y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, anunciaron que acompañarían a Zelaya en su retorno a Honduras, al final lo dejaron sólo. Correa había afirmado que “estoy dispuesto a dar mi vida por la democracia de Honduras”. Al final, consideraron que era más prudente viajar a El Salvador y desde allí seguir de cerca los acontecimientos.
Enrique Ortez, ministro de Exteriores, dijo que “no podíamos permitir esta temeridad, que muera un presidente o resulte herido un presidente de la República, que muera cualquier persona; hay una orden de captura, no podemos correr el riesgo de que empiece a correr sangre si se intenta detenerle", dijo el canciller.