El Presidente hace chacota con el tema del terrorismo. Acusa a medio mundo por dos atentados y se pone en el papel de víctima. Una burla.
Editorial El Día
Siete heridos no son poca cosa para que el presidente Morales se haga la burla, como lo hizo ayer durante una prolongada conferencia de prensa.
El Primer Mandatario echó mano de un viejo libreto para explicar el supuesto origen de dos lamentables atentados ocurridos el miércoles en la ciudad de La Paz. Sin ofrecer ningún tipo de prueba como respaldo, acusó a la oposición, a la derecha, a ciudadanos peruanos, a militares y para no perder la costumbre, también sindicó a los neoliberales y a Estados Unidos de ser los responsables de ambos hechos criminales. El líder sindical Fidel Surco, esposo de una de las víctimas de las explosiones, fue aún más preciso y afirmó que fueron los cruceños los que colocaron los explosivos en unos sobres, para dar inicio así a la campaña electoral con miras a las elecciones del 6 de diciembre.
Todo indica que ninguno de los dos sabía del informe del viceministro de Régimen Interior, Marco Farfán, quien afirmó que ambos atentados no guardan ninguna relación entre sí.
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Si están pagando caro por los asesores de comunicación que planifican este tipo de show, la verdad es que los están estafando. Lo curioso es que siempre consiguen que un sector del país les crea y lo mejor de todo es que ayer, los espinosos temas “Pando” y “Silala” abandonaron después de una semana los principales titulares de los periódicos y los noticieros de televisión.
El Presidente no sólo aprovechó la ocasión para levantar sospechas sobre los mismos de siempre, sino que cerró su intervención con una pose de víctima: “mi único pecado es buscar la igualdad”, dijo, luego de hacer un recuento detallado de decenas de atentados que se han cometido en contra de él y de sus seguidores en los tres años y medio que lleva en el poder. La primera conclusión que cualquiera puede sacar de ese “dossier terrorista” que expuso Evo Morales apunta a la absoluta ineficiencia del Ministerio de Gobierno, la Policía y todos los organismos de seguridad, que en tanto tiempo no han esclarecido ninguno de esos hechos. Decimos ninguno, porque en la lista del Mandatario no figuraba el acto terrorista que se produjo en junio del año pasado en Yacuiba y que fue esclarecido por un fiscal de provincia. Nos referimos al atentado contra un canal de televisión en el que estuvo involucrado nada menos que uno de los guardias presidenciales, quien gozó de una desvergonzada protección oficial, que al final consiguió sacarlo de la cárcel.
Como anécdota, pero a la vez una ilustración significativa de la falta de seriedad con la que el presidente trató el tema ayer, en la lista de “atentados” se incluyó también el ridículo episodio de ese par de jóvenes que fue arrestado en Santa Cruz en poder de un viejo fusil que no serviría ni para cazar conejos. Evo Morales resaltó el dato y dijo que esa vez, aquellos mozalbetes tenían la intención de asesinarlo disparándole desde el Cine Center, a unos dos mil metros de distancia del lugar por donde él iba a pasar en el aeropuerto El Trompillo.
Menos mal que esta vez no ha muerto nadie y que los verdaderos responsables de los dos atentados de La Paz están vivos. Sólo hace falta que la Policía los atrape y termine de una vez por todas con este eterno show, cada vez más insulso.