Entre paréntesis….Cayetano Llobet T.
Si la angurria de poder no cegara tanto al gobierno, tendría la suficiente lucidez para impulsar un padrón biométrico moderno y transparente. Incomprensiblemente, opta por la torpeza y prefiere aferrarse al padrón tramposo e inflado, para asegurarse la contundencia en la victoria de diciembre.
Y es que, dado el panorama electoral, la tranquilidad debería de estar en el lado gubernamental. Para comenzar, ya tiene una ventaja fenomenal: gracias a sus acuerditos clandestinos con Tuto Quiroga y su gente, de manera inédita, los candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia, pueden serlo sin renunciar a sus actuales cargos. Es decir, para ponerlo en cristiano, que son los únicos que están en posibilidad de hacer campaña –y de hecho la hacen- contando con todo el aparato del Estado. Digamos que, como ventaja, no es moco de pavo.
Segundo: después de la derrota del frente regional en el referéndum revocatorio, quedó aniquilada la posibilidad de constituir un frente de oposición mínimamente coherente. La dispersión político- regional fue proporcional a la ofensiva gubernamental con todos los agravantes que acarrean las derrotas. Reyes Villa, se quedó solo en el rechazo al revocatorio. Leopoldo Fernández, uno de los pilares del frente regional, está preso, sin proceso, sin base legal, sin el apoyo de sus colegas y con el único consuelo de que el gobierno no pudo conquistar Pando, a pesar de la feroz cruzada del ministro Quintana.
Tercero: cuando se abría la necesidad de estructurar una suerte de bloque de simple resistencia al embate gubernamental en las elecciones, surgieron los inevitables choques de intereses. Fenómeno perfectamente lógico, si se asume la realidad de una ausencia de liderazgos, de inquietudes ideológicas y de aparatos. Ni siquiera se puede decir que todos los candidatos a presentarse en diciembre son, realmente, de oposición.
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De cualquier manera, se llegó a esbozar un intento de candidatos “occidentales” que, supuestamente, contaba con la votación más fuerte, más homogénea y más numerosa de Santa Cruz. En otros términos: cualquier coalición pensada al estilo Costa, Reyes Villa, Cárdenas, sólo es posible si cuenta con el voto cruceño. Si no es así, se trata de un saludo a la bandera.
Cuarto: Es aquí donde surge la candidatura de Germán Antelo. Es obvio que el MNR es una ficción y que alguna de su gente está operando la elemental posibilidad de entrar a la próxima instancia legislativa. Que quede muy claro: tratándose del MNR, la buena fe es una dimensión inexistente. Tanto, que a veces se les va la mano en el halago engañoso: que sea el propio Guillermo Bedregal quien presente a Germán Antelo como ¡“el sucesor de Víctor Paz Estenssoro”!, sinceramente suena a burla. Y por eso es una falta de respeto a un señor respetable como Antelo.
Pero, más allá de la exageración movimientista, el hecho político es muy simple: se ha agujereado la votación de Santa Cruz. Y, quiérase o no, se está planteando como una suerte de candidatura regional, con toda la vulnerabilidad que ello conlleva y la facilidad oficialista para congregar a occidente contra el nuevo candidato. No tengo la menor idea de lo que puede haber detrás, pero la candidatura de Germán Antelo –en una apreciación estrictamente personal y arriesgando algún mal humor cruceño-, favorece al gobierno.
Con tantas ventajas, don Evo, don Álvaro, ¿para qué insistir en la trampa del viejo padrón? Juéguenle al biométrico… ¡igual van a ganar y sin quedar como tramposos!