‘Cuando sea mayor quiero ser funcionaria… corrupta’


La respuesta de una niña de seis años delata sin el menor de los rubores una faceta de la realidad social de China.

«¿Qué quieres ser de mayor?», se preguntaba en un inocente vídeo a un grupo de escolares de 6 añitos en la ciudad sureña de Cantón.

image * ‘Yo de mayor quiero ser funcionaria… corrupta’



Crónicas desde Asia

ARITZ PARRA desde Shanghai

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

16 de septiembre de 2009.- Si alguien está deseando que llegue septiembre en China son los mayores. Siempre ocupados, padre y madre echan mano de abuelo y/o abuela para hacerse cargo del niño o niña (en singular, porque en China suele ser sólo uno por unidad familiar), algo que en verano significa 24 horas de devoción al pequeño príncipe o princesa de la casa.

De ahí los suspiros de alivio de los jubilados con la vuelta al cole. En Shanghai, para ellos, esto se traduce en más tiempo para dedicarse a esos pequeños placeres del jubilado: la partidita de Mahjong o de naipes, el paseo de los pájaros en sus jaulas, el cigarrito compartido con ese que le pone a uno al día de todo lo que pasa o se imagina que pasa en el vecindario… y la visita obligada a la agencia de valores del barrio, donde ponen en juego las pírricas pensiones para ver si la cotización de las acciones les sonríen.

Después, de vuelta a por los niños, que salen del cole a eso de las tres con sus pañuelos rojos al cuello la pesada mochila a la espalda. Desde las siete, que formaron obedientemente en el patio para atender al himno y seguir los ejercicios matutinos que les dicta un megáfono, han aguantado estoicos a sus clases de matemáticas, ciencias, literatura china o mandarín.

Luego, los abuelos los cargan en la bicicleta y se los llevan a inglés, a violín, a ping-pong, a ballet… Como en occidente, en las grandes ciudades chinas son cada vez más las actividades extraescolares. Porque el futuro es cada vez más competitivo y porque cuando príncipes y princesas sean reyes y reinas de sus hogares tendrán que hacerse cargo de los que van por delante y por detrás en la familia.

Por eso no sorprende que, algunos, tengan la tentación de tomar un atajo para lograr ese sueño compartido de hacer muchos yuanes. «¿Qué quieres ser de mayor?», se preguntaba en un inocente vídeo a un grupo de escolares de 6 añitos en la ciudad sureña de Cantón. Las respuestas no tenían nada de originales. «Fotógrafo». «Piloto». «Pintor». «Bombero». «Profesora». Pero si uno avanza hasta poco antes del minuto dos del vídeo, una niña da la mejor respuesta de todas.

– Yo quiero ser funcionaria.
– ¿Qué clase de funcionaria? -pregunta el reportero, perplejo.
– Funcionaria corrupta, porque los funcionarios corruptos tienen muchas cosas.

La respuesta delata con toda la inocencia de una niña de seis años y sin el menor de los rubores una faceta de la realidad social de la China actual. Lo del funcionario corrupto ‘tanguan’, en mandarín, como dice la niña-, es una figura tan extendida que hasta una encuesta de una revista local listaba recientemente a los servidores públicos muy por detrás de las prostitutas en cuanto a niveles de confianza.

Según el sondeo, los chinos confían más, por orden de preferencia, en campesinos, religiosos, prostitutas y soldados, que en los políticos o científicos del país, que quedan varios puestos por debajo en el ránking. «Una lista como ésta es sorprendente y avergonzante al mismo tiempo», señaló entonces el principal diario en inglés de China en un editorial, aunque añade que «dado el constante flujo de escándalos que implica a la élite del país, el resultado no es tan malo».

«Al menos los científicos y funcionarios no han caído en la categoría con menor credibilidad». En ésta, a la cola de todos, están los promotores inmobiliarios, las secretarias (¡!) y los artistas de la farándula. (elmundo.es)

* No es la niña en cuestión, la foto es de internet (Aclaración de Editora de ernestojustiniano.org)