Isabel Allende novela la esclavitud en Haití

image El nuevo ´best seller´ – Allende y el mágico aderezo

La novelista superventas chilena regresa al realismo mágico con ´La isla bajo el mar´

La escritora chilena aborda el asunto de la esclavitud, y en particular la de Haití  |  Escribir sobre la esclavitud la tuvo enferma del estómago hasta el punto final

PEDRO VALLÍN  – LA VANGUARDIA Madrid



El realismo mágico no es sal y pimienta, a veces hay que recurrir a otros aderezos para según qué plato, sostiene Isabel Allende. Aunque sí lo es para este guiso. La isla bajo el mar (Plaza & Janés y Círculo de Lectores), recién llegada a las librerías, es la última novela de la sobrina del malhadado presidente chileno, una de las escritoras más populares de la historia de la literatura en castellano, y aborda la vida de los esclavos haitianos en el siglo XVIII, un asunto para el que recurre a la magia como herramienta narrativa, pues la haitiana es, subraya la autora, una cultura preñada de elementos mágicos y sobrenaturales. Imposible hurtar el cuerpo.

La idea de abordar el asunto de la esclavitud, y en particular la de Haití – tal vez el régimen esclavista "más brutal" de la historia, dijo una locuaz Allende-,para ambientar su nuevo relato emocional de reafirmación femenina le salió a la novelista al encuentro mientras se documentaba para otro libro. Sorprendida por ese sabor afrancesado y caribeño de Nueva Orleans, supo que allí llegaron los franceses huyendo de las revueltas de los esclavos de Haití. Decidió indagar qué había ocurrido en el XVIII en La Española para que los hacendados pusieran pies en polvorosa, y así fue como descubrió la existencia de una sociedad en la que medio millón de esclavos malvivían – "apenas vivían cinco o seis años, ni llegaban a reproducirse, era más rentable sustituirlos por carne fresca, tal era el régimen de explotación a que estaban sometidos"-,subyugados por unos 24.000 ciudadanos libres. La escritora afincada en Estados Unidos asegura que la investigación la turbó de tal forma que enfermó del estómago sin motivo aparente, dolencia que no desapareció hasta que completó la escritura de la novela.

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Un asunto sórdido, recalcó Allende, que en absoluto está fuera de la agenda: "Hoy hay más esclavos que nunca; 27 millones", entendiendo por esclavos a quienes están privados de libertad, retenidos bajo amenaza de violencia y trabajando sin recibir pago; así las niñas camboyanas, los niños soldado o los trabajadores del carbón en Brasil, mencionó.

Pero, en un mundo que, en su opinión, "cuando habla de derechos humanos habla de derechos del hombre", no podía faltar la causa feminista; "presente de algún modo en todas mis novelas", admitió. Zarité Sedella es el nombre de la nueva heroína de Isabel Allende, una esclava indómita que persigue la libertad personal y su sublimación en la solidaridad humana. En la rebeldía de Zarité hay mucho de la escritora: "Mi mamá era una víctima y yo no quería ser como mi mamá, quería ser como mi abuelo, al que nadie le mandaba. No sabían qué pasaba conmigo hasta que llegó a Chile la palabra feminismo".Recién aterrizada de una conferencia internacional celebrada en Estados Unidos sobre los nuevos caminos del feminismo, Allende habló largamente de lo mucho avanzado desde el mundo de su infancia al de hoy día, pero también del trecho que aún falta por recorrer, en particular en algunas culturas como la musulmana y en continentes pobres como África,para que la mujer pueda darse por satisfecha.

Valiente ante la prensa, Allende entró ayer a todos los ofrecimientos – aun los más perversos-sin zalamerías. Así, preguntada por el estado de la literatura latinoamericana y por el éxito póstumo de su compatriota Roberto Bolaño, lo celebró con parabienes e inmediatamente exorcizó el fantasma que había sido aviesamente convocado: "Él consideraba que yo era una basura, pero eso no le resta a él mérito alguno". Luego, otro periodista le explicó que Bolaño, dos años antes de morir, dijo que sus literaturas no podían estar más alejadas, pero que ella vendía millones de libros y que "la literatura sin lectores no es literatura". Allende sonrió al oírlo con una mueca complacida y escéptica a un tiempo. Cauta ante el elogio, elegante ante la crítica; una mujer lista.


ANÁLISIS – Allende y el mágico aderezo

El código Allende

Robert Saladrigas LA VANGUARDIA

No hay que cuestionar lo que es real y verificable. Desde que en 1982 Isabel Allende apareció con la novela La casa de los espíritus, un homenaje a su anciano abuelo en clave de realismo mágico, al estilo, por entonces en boga, de García Márquez, la escritora chilena ha publicado otros dieciocho libros y ha vendido en todo el mundo la abrumadora cifra de cincuenta millones de ejemplares. ¿Cómo explicarlo? Es cierto que surgió en la estela del boom, pero Allende nunca ha sido la heredera de Carpentier, Lezama, Cortázar, Onetti, Asturias o Donoso. Harold Bloom la tilda simplemente de "mala novelista". Una opinión similar a la de Roberto Bolaño, para quien no era ni siquiera una escritora, sino una "escribidora". Los colegas exigentes nunca se han mostrado piadosos con Isabel Allende.

¿Cuáles son, pues, las claves de su éxito imparable? Me aventuro, no sin dudas, a proponer tres. El hechizo y la confusión del apellido Allende: Isabel es sobrina del difunto presidente chileno y lleva el mismo nombre que su hija. Una prosa sencilla, elemental, al alcance de todo tipo de lectores. Y la predilección por las ficciones de corte sentimental y popular, desde Paula (donde evoca la muerte de su joven hija) a El Zorro.

Comienza la leyenda. Creo que la sabia mezcla de esos ingredientes es la base de la marca comercial Allende. De alta rentabilidad.

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