La prensa en el diagnóstico de Bastenier


Miguel Ángel Bastenier, destacado periodista español, está en Bolivia. En este diálogo planteó los desafíos del periodismo.

imageLa naturalidad en su conversación y la costumbre de tener un cigarro en la mano caracterizó a uno de los referentes del periodismo hispano, Miguel Ángel Bastenier, en la entrevista que concedió a LA RAZÓN. Advierte que la prensa escrita está desapareciendo y que la única alternativa es que los periódicos tengan una agenda propia para “sobrevivir”. Bastenier llegó a Bolivia para dar clases a comunicadores, entre hoy y el miércoles, en La Paz.

¿Cuál es la base de su formación profesional?
Yo soy un periodista español, estudié Periodismo en mi país y también Derecho y Literatura inglesa. Hasta cierto punto tengo una formación inglesa.



¿Cuál es la característica del periodismo inglés?
La principal es que en ese país se dieron cuenta de que se acaba esta profesión y que hay que reinventar los periódicos. Se debe hacer una agenda propia porque actualmente todos los periódicos son lo mismo, tienen las mismas inclinaciones o enfoques y eso ya se ha muerto.

En la actualidad, con los avances tecnológicos y la red internet, ¿la prensa escrita tiene futuro?
Tiene mucho menos futuro del que tenía hace cinco años. Hay quienes dicen que el periodismo en papel va a desaparecer. Ahora se habla de sobrevivir, ya no de pujar o crecer. Hay que sobrevivir a través de una revolución que se da, a partir de una agenda propia, es decir, diarios que no son iguales entre sí.

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¿Cuál sería, entonces, la salida frente a ese riesgo?
La alternativa es que hagamos periódicos distintos. La necesidad informativa que sentía el consumidor del mundo occidental hace 25 años, la cual la cubría fundamentalmente la prensa impresa, ya no existe o en todo caso está desapareciendo a gran velocidad. Tenemos que inventar una nueva necesidad para el lector.

Según usted, ¿dónde perduraría la prensa escrita?
En América Latina puede durar más que en Europa porque el segmento de población que compra diarios es pequeño. Es de capacidad adquisitiva relativamente alta y no es un sacrificio comprar diarios todos los días.

¿Qué referencia tiene sobre el periodismo boliviano?
No lo conozco muy bien. Este país es un laboratorio de América Latina en este momento. El periodismo boliviano da cumplida cuenta del hecho político, pero tiene el problema que tiene toda la prensa latinoamericana, que es de una frialdad extraordinaria, todo son nombres, comillas y declaraciones. Toda la gente que habla no se mueve, ni está flaca ni gorda ni nada.

En Bolivia el tema político es prioridad para el periodismo. ¿Qué hacer frente a ello?
En toda América Latina ocurre eso. Los cuatro defectos de la prensa de esta región son las declaraciones, basarse todo en lo que hace el oficialismo, la superpolitización de la información y las secciones internacionales que son impresentables. No hay información.

¿Qué debe hacer un periódico para cambiar esos problemas?
Todo se empieza por la escuela. Ahora que parece que hay más dinero, pues que dedique este gobierno y los siguientes a dar una educación al ciudadano medio. Eso no tiene solución de un día para otro y significa replantear las necesidades de un país.

¿Usted cree que actualmente se ejerce un periodismo libre?
Sí, pero la libertad ni la independencia perfectas no existen. A mí me parece que la prensa en Bolivia tiene un grado de libertad estimable. En Europa ni en Estados Unidos no hay diarios gubernamentales, porque los lectores actúan instintivamente en contra porque saben que van a servir al Gobierno y no al público.

En un momento donde la presión política y de otros sectores acosan al periodista, ¿qué debe hacer para mantenerse al medio y ser imparcial?
Es una lucha, no hay recetas. Cada uno tiene su conocimiento de la realidad y de la honradez. La objetividad plena no existe, pero sí existe la honradez. En un contexto democrático es relativamente posible mantener la independencia. América Latina es democrática, pero de una densidad débil, sin garantías, sin defensa de las minorías, sin protección contra el abuso de poder.

¿El periodista nace o se hace?
Se hace. Eso del que nace y que la biología determine quién es uno es fascismo, es de extrema derecha. Se hace en función de muchísimos factores. En mi casa había libros y entraban tres periódicos cada día, y yo tenía más facilidades que otros. Se hace periodista con la ayuda u obstáculos que tienen alrededor.

La narrativa es una herramienta clave en el periodismo. ¿Está de acuerdo?
En el buen periodismo. La literatura aparece o no en el periodismo y está muy bien que lo haga, pero no hay que buscarla. El periodismo literario es como un acróbata que va de un lado a otro por un alambre. Si lo consigue, estupendo; si no lo consigue, hizo el ridículo. La coincidencia entre la literatura y el periodismo es que la primera es una investigación profunda de la realidad.

¿En qué tipo de periodismo cree usted?
En el buen periodismo. Como género periodístico, creo en el reportaje. En la versión anglosajona es la investigación del periodista directamente en la realidad, en lo que pasa, en las personas, en los lugares, en los momentos, en los escenarios en que las cosas pasan. Creo en el periodismo que es capaz de dar vida a sus páginas, de hacer que la sociedad pase por las páginas del periódico.

¿Qué parte de su vida la dedica al periodismo y qué otra a sus actividades personales?
Las diversas esposas que tuve afirman que toda la dedico al periodismo (sonríe). Hace años decía que el periodista que no soñara con el trabajo, en qué tiene que hacer al día siguiente, no estaba cumpliendo con su labor. El periodismo es el enfrascarse por completo en la realidad.

¿A qué periodista admira?
Hay unos muy buenos que conocí, por ejemplo Juan Luis Cebrián, fundador del diario El País; José Pernau, director de El Diario de Barcelona, en el que me formé; y Antonio Franco, fundador y primer periódico de Cataluña.

¿Cómo debe ser un buen periodista?
Los que inventan periódicos son los grandes periodistas. Hay una gran confusión entre escritores de periódicos y periodistas. El primero es el que piensa periódicos y el segundo hace artículos para los diarios, lo cual me parece estupendo, pero antes está el fabricante de periódicos.

¿Qué pregunta le falta hacer y a quién le faltó hacérsela?
Me hubiera gustado preguntarle a David Ben-Gurión, inventor del estado judío, ¿por qué odiaba a los árabes? No llegué a conocerlo porque murió, pero tampoco me hubiera atrevido a preguntarle eso.

“ Los que inventan periódicos son los grandes periodistas. Hay una gran confusión entre escritores de periódicos y periodistas ”