Premio de mil millones de dólares para la «empresa de la corrupción»


La nacionalización de los hidrocarburos y la recuperación de YPFB, hasta la fecha solo han sido la cobertura para la comisión de los más grandes hechos de corrupción en Bolivia, que de por si está plagada de este tipo de irregularidades. Lamentablemente no existe nada que nos permita pensar que esta situación vaya a cambiar en el futuro.

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Responsables. El presidente Evo Morales (der), Carlos Villegas, de YPFB (izq) y Gabriel Loza del BCB (centro) autorizan el millonario préstamo a YPFB, el 10 de septiembre pasado (foto Abi)



Por el contrario existen indicios más que suficientes que nos hacen prever que la situación en el futuro podría empeorar. No es necesario ser un especialista en inversiones para darse cuenta que el conceder un “préstamo” de mil millones de dólares a una empresa cuyo nivel de ejecución de su presupuesto llega a solo el 1.8 por ciento, resulta sospechoso, porque además el crédito es concesional, con un interés simbólico, lo que equivale a decir que es un regalo o una donación a una entidad estatal marcada por la corrupción.

El asunto se hace más sospechoso aún si tomamos en cuenta que YPFB, para acceder a este crédito no cuenta con un plan de inversiones y solo ha presentado un listado de proyectos elaborado a ojo de buen cubero y sin atisbo de criterios técnicos.

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Mil millones de dólares no son precisamente una bicoca y para darlos ciertamente se debería pedir mucho más que una lista en la que se mencione de pasada que se pretende instalar una refinería, impulsar programas de exploración y explotación y mejorar los equipos y la logística. Alguien podría preguntarse ¿a que más se puede ocupar una empresa petrolera?

Nadie puede estar en desacuerdo con que YPFB recupere su papel protagónico en la economía nacional, pero asiste el legítimo derecho a suponer que la facilidad con que se está otorgando esa suma millonaria, que para un país como Bolivia resulta una inmensidad, nos muestra de que estamos en la antesala de un hecho de corrupción mayor al cometido por Santos Ramírez y sus cómplices. 

No se instala una refinería de la noche a la mañana y sobre la industrialización de los hidrocarburos lo único que existe hasta la fecha son palabras; esto si, en abundancia. Es seguro que cualquier vecino tomaría mayores precauciones para instalar una tienda de barrio.

Expertos han opinado que para la consolidación de los proyectos hasta ahora simplemente enunciados, se requeriría por lo menos seis meses, esto contando con un adecuado plantel profesional y técnico que, por lo visto, el gobierno del MAS ha sido incapaz de ofrecer a  YPFB.. Mientras tanto ¿Qué ocurrirá con los mil millones de dólares?

¿Estarían depositados en alguna cuenta particular o irían a reforzar los de por sí ingentes recursos que el MAS está destinando para su campaña electoral? Es probable que alguien nos acuse de estar hilando demasiado fino o actuar de muy mala fe pero ocurre que la gestión de Villegas en YPFB no da para pensar nada bueno.

Por otra parte debe quedar establecido que el préstamo surge de una interpretación muy sesgada y a conveniencia de la Ley 1732 del Banco Central de Bolivia, en la que se indica que la principal entidad bancaria puede prestar recursos al Tesoro General de la Nación solo para aliviar casos de iliquidez y por el lapso de un año.

El que este “préstamo” haya sido contemplado en el PGN 2009 no le da legalidad al asunto.

Por otra parte hay que recordar que los mil millones de dólares provendrán de las reservas internacionales de las que tanto se ufana Evo Morales y que se pudieron reunir no gracias a su gestión sino a pesar de ella.

Se trata de recursos acumulados gracias a una excepcional situación de los precios internacionales de las materias primas y de la llegada de las remesas enviadas a sus familiares por bolivianos residentes en el exterior y que fueron retirados de la circulación mediante la emisión de bonos como una forma de frenar una escalada inflacionaria y que como van las cosas en YPFB muy bien podrían diluirse en el agujero negro de la corrupción.

A esta altura y con todos los antecedentes acumulados en casi cuatro años del actual gobierno, es posible afirmar que la estructura mafiosa instalada en YPFB sigue intacta.