Si la Montaña no viene a Santa Cruz, que esta vaya a la Montaño

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Si extraigo alguna conclusión del debate de los tres candidatos a primeros senadores por Santa Cruz, que se dio anoche, puedo decir que Gabriela Montaño, candidata del MAS quiso sobre todas las cosas atraer a Santa Cruz hacia ella.

Difícil paso para Gabriela, pero lo intentó con creces, vistiendo camisa con motivos chiquitanos, igual a la que usan los cívicos y funcionarios de la prefectura cruceña, siguiendo un poco el libreto de la agrupación que se tomó prestado el nombre de la alcaldía cruceña: Santa Cruz somos todos, filas de la que han salido los candidatos que plantean representar al MAS desde las clases medias cruceñas.



Gabriela, planteó un discurso para atrapar a los cruceños, en nombre del cual habló de su gran amor por esta tierra, de que servirá a Santa Cruz por sobre todas las cosas, que está dispuesta a llevar al senado las demandas cruceñas. Sacó incluso su ascendencia, pues resultó según lo que nos relató frente a las cámaras, nieta de un abuelo que estuvo fundando o integró Anapo y otras instituciones (algo que ya hemos escuchado decir a otra candidata a diputada por el Mas que saca a relucir todas las instituciones de la que fue parte su padre como si se tratara de un pedigree), ascendencia social-económica, que según los planteos de Gabriela (y el libreto del Mas para sus candidatos por Santa Cruz) la pone como una de las hijas que tiene que gozar de la confianza de este pueblo, o que la iguala a los cruceños o algo por el estilo, o más bien la emparenta a los productores y por tanto la pone en supuesta igualdad de condiciones de no sabemos quién, pues no dijo claramente si quiere ser tomada como una legitima descendiente de empresarios, de oligarcas o de terratenientes; esto de verdad que le faltó aclarar.

Esto no está para nada mal ni bien, puede decirlo o plantearlo del derecho y del revés, salvo que no sonó para nada como un sentimiento auténtico que surgía del alma de Gabriela Montaño, quien más bien dio la impresión de haber sobreactuado una identidad como si recitará una obra de teatro y además esta actuación no se hizo creíble ni símil a la verdad así esta fuera una obra ficcionada.

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La actuación creo que fue mala, porque se sobrecargaron las tintas en un libreto que se veía venir pero que finalmente fue recitado de memoria y sin sentimiento y menos con apego a la verdad pues Gabriela ha dado muestras de que no está para nada contenta ni conforme con la visión país de los cruceños y ella más bien encarna la visión gubernamental- andino céntrica y plurinacional que no toma en cuenta a Santa Cruz más que como territorio a colonizar. Nada que ver con la camisa que llevó Gabriela para llevar a cabo el debate, ni con las ideas que se propuso plantear sin tregua.

Más allá de la identidad simulada o no, también respondió con evasivas a todos los planteos que se le hicieron sobre la violación reiterada de derechos humanos que viene cometiendo el gobierno y habló de respeto a la ley cuando se trataba de meter a las autonomías en el fardo de la constitución inventada en Venezuela y sin decir con franqueza que esa constitución violó todas las leyes y fue aprobada con tretas, muertes y violencia y fuera de las leyes y que ha destruido la nacionalidad boliviana y que ha destruido la posibilidad de gestiones autonómicas.

Resulta entonces que Gabriela sigue creyendo en las leyes cuando estas le favorecen al MAS y al legislativo y las pisotea cuando le desfavorecen, tal como lo ha planteado siempre el presidente-candidato Evo Morales. También Gabriela le echó la culpa de todos los encarcelamientos políticos al poder judicial- ahora perseguido por Morales y no tuvo la sinceridad de decir que esos jueces y fiscales que hacen la ley a su antojo son los que manda el Ejecutivo y que no respetan ni se detienen ante los jueces naturales, ni los fallos judiciales, etc.

De verdad que el debate se quedó colgado en tanto y en cuanto la candidata del MAS se dedicó a actuar frente a las cámaras y no confesó en ningún momento lo que verdaderamente siente, ni dejó salir lo que su corazón le manda y palpita y que la ha decidido por obedecer a la estructura que ahora es su identidad, su fe y su Norte y que por supuesto poco o nada tiene que ver con la visión país que surge desde Santa Cruz.

Es que aunque en Santa Cruz estemos todos, si la montaña no viene, sabemos que la Montaño se irá y va de ida aunque diga que está de vuelta hacia Santa Cruz.

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