Las relaciones entre los “Sin Miedo”(MSM) y el MAS no son precisamente tranquilas y, por el contrario, de manera permanente surgen serias contradicciones que por el momento son solucionadas a medias tomando en cuenta la campaña electoral.
El Alcalde Juan del Granado (izq) con el presidente Evo Morales (der) en uno de los tantos actos oficiales.
Si bien Evo Morales y Juan del Granado intercambian las mejores sonrisas cuando se encuentran saben muy bien que mantienen una relación que podría ser calificada de “casual” en la que cada uno tiene y persigue intereses políticos muy específicos. Se trata por tanto, de una relación a plazo fijo.
Existen muchas razones para que así sea. Para el MAS el MSM es un aliado que solo le puede redituar ciertos beneficios en algunas zonas del ámbito urbano paceño. Por ello la confección de las listas de candidatos uninominales fue bastante engorrosa y al final candidatos “sin miedo” fueron ubicados en las circunscripciones en las que Evo Morales no es precisamente muy querido.
Se trata de aquellas circunscripciones que como la 8, la 9 o la 11, tienen una alta presencia de la clase media. El MAS bloqueo al MSM el acceso a otros distritos en los que podría considerarse que las posibilidades de triunfo son mayores.
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Pero no solamente ocurre eso. Algunas pintadas en esos barrios están llamando al “voto cruzado”; es decir votar por Evo y por un candidato uninominal ajeno al MAS, lo cual es considerado como una puñalada trapera por los “sin miedo”.
En política como en el ajedrez se deben pensar varias jugadas hacia delante y para el MAS una de esas jugadas es absorber a todo el potencial que pudiera tener su actual aliado en la perspectiva de las elecciones prefecturales y edilicias en abril próximo.
Las ambiciones del MSM han quedado circunscritas a la ciudad de La Paz y con algo más de imaginación, al departamento de La Paz y no existen mayores posibilidades de que pueda ampliar su horizonte a nivel nacional.
Es conocido también que el MAS frenó en seco las ambiciones de Juan del Granado que llegaban hasta la misma presidencia del Senado además de incrementar su presencia en ambas Cámaras legislativas. El argumento fue la posibilidad de realizar una minuciosa auditoría a la gestión de diez años en el municipio paceño, la cual, según todas las evidencias, encendería la chispa que ponga al descubierto la cola de paja de alguien que como Juan del Granado, hizo del combate a la corrupción su bandera.
Se debe tomar en cuenta también que el MAS es un partido intrínsecamente hegemónico al que no le gusta compartir espacios políticos y por tanto ya se apresta a bloquear las aspiraciones de su aliado respecto de la alcaldía y prefectura paceña y para ello ha calculado que debe reducir la votación de los “sin miedo” a pesar de que esta podría dirigirse hacia algún opositor. Dentro de los cálculos del MAS está contemplado que estos podrían ser cooptados sin mayores problemas.
EL MSM tiene expectativas propias respecto a las elecciones de abril del próximo año, en tanto que el MAS quiere recuperar una plaza tan importante como La Paz. Por tanto es previsible una ruptura, lo que ha hecho que el MAS, en una muestra de agudo pragmatismo político, haya optado por desentenderse por la suerte de su aliado y sus candidatos e iniciar la estructuración de su propia opción en este departamento, al cual considera su feudo. Y los Sin Miedo ¿se conformarán con ser el furgón de cola de los masistas?.