Preguntas incómodas. ¿Por qué mataron a esos tres europeos el 16 de abril?


La pregunta saca de quicio al Presidente y lo lleva a amenazar a una periodista.

ElNuevoDia Editorial El Día

El presidente Morales dijo no hace mucho que los periodistas bolivianos necesitan aprender y que él mismo les va a enseñar, aunque sus métodos no son nada ortodoxos. Los humilla en público, les dice “pollos de granja”, escarba frente a todos la vida privada de algunas damas y nada, no aprenden, no hay duda que los reporteros son duros de roer. Ni siquiera la balacera de hace dos meses de los agentes de la Utarc contra dos trabajadores de Unitel parece amilanarlos, no hay caso.



La última “lección” del Primer Mandatario se produjo el viernes, a raíz de la pregunta de una periodista sobre el caso Rózsa. En un evidente estado de ira, Evo Morales amenazó a la reportera sólo por el hecho de dudar de la palabra presidencial y de cuestionar la maraña de versiones que ha tejido el Gobierno en relación al asunto. “Te estamos grabando”, dijo Evo Morales, luego de advertirle que la pregunta que desató la furia, puede acarrearle una demanda judicial por supuesta apología de los delitos de terrorismo y separatismo que el oficialismo atribuye a los extranjeros acribillados el 16 de abril en el hotel Las Américas.

El riesgo de hacer periodismo en Bolivia ya no pasa sólo por publicar hechos incómodos para el régimen. También es complicado preguntar y meter las narices donde “no se debe”, como le sucedió a los dos reporteros que terminaron en el piso con las manos en la nuca y con el cañón de una ametralladora a centímetros de la espalda.

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Por más que se enoje el Presidente, las preguntas sobre el caso Rózsa siguen acumulándose y en el Gobierno son cada vez más contradictorios. Hay ejemplos todos los días de esta actitud. El último tiene que ver con la infiltración, pues mientras el ministro de Gobierno coincidió hace poco con el vicepresidente García Linera que la Policía consiguió penetrar la supuesta organización terrorista, un viceministro que sabe más de leyes y que puede visualizar inmediatamente el lío en que se estaban metiendo los funcionarios que mencionaron la infiltración, salió rápidamente a desmentir tal cosa.

Cuando se producen estos desvaríos y cuando es el propio presidente Morales el que justifica de una manera infantil la matanza de tres europeos, no se puede menos que ejercer el derecho democrático de preguntar y hasta hoy la interrogante clave sigue siendo la misma y fue justamente la que hizo la periodista que recibió la amenaza en el Palacio de Gobierno: ¿por qué los mataron.

Lamentablemente para Evo Morales, esta pregunta no sólo se la están haciendo los “pollos de granja” que tanto detesta. Es más, para la mayoría de los bolivianos los hechos están muy claros y casi todas las preguntas han sido respondidas, aunque –y en eso el Presidente tiene mucha razón al molestarse-, algunos periodistas intentan ingenuamente conseguir confesiones “en vivo y en directo”. El problema es que las grandes sospechas han cruzado las fronteras y los océanos y están en manos de personas e instituciones a las que no es fácil amedrentar como se hizo con la periodista cuya imagen y voz han quedado grabadas en los archivos de algún ministerio.